𝗚𝗣│Mentón en alto, espalda recta, mirada altiva y máscara de hielo. Si no saben lo que sientes, nunca hallarán la manera de joderte.
⎯⎯ Seré solo tuyo si me dejas besarte ⎯⎯ sus labios daban algunas caricias a los míos ⎯⎯ Todos se arrodillan a...
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LOS CUATRO CAMINABAN EN UNA CHARLA ENTRETENIDA POR EL PALACIO, AUNQUE KOSAIR AUN SEGUÍA MOLESTO POR LO DEL banquete que Navier tuvo que encargarse de hacer personalmente para una mujer inferior.
⎯⎯ ¿Pudiste relajarte en casa? ⎯⎯ La rubia iba del brazo de su hermano sabiendo que él desearía que quién fuera de su brazo fuera la albina que iba detrás de ellos con el otro rubio ⎯⎯ Debe ser agradable regresar después de tanto tiempo, ¿no?
⎯⎯ Sí, fue muy relajante.
⎯⎯ Iré de visita cuando pueda
⎯⎯ ¿Cómo "de visita" si también es tu casa?
⎯⎯ Bueno, si lo dices así...
⎯⎯ Deja de molestarla ⎯⎯ Anneliese halo de su largo cabello oro sin medir su fuerza.
⎯⎯ ¡Anne! ⎯⎯ Se quejó de dolor con las mejillas rosas ante su momento de debilidad por ella.
⎯⎯ ¿Cómo ha estado, marqué Falhan? ¿Cómo va todo? ⎯⎯ Navier ignoró la interacción del par y miró al otro hombre
⎯⎯ Me temo que estos días he tenido que regañarlo más que nunca y todo fue culpa del hermano de su majestad.
Kosair dejó su disputa con la albina para fulminar con la mirada a su amigo y confidente.
⎯⎯ Me alegra mucho que sigan siendo amigos ⎯⎯ La rubia rió al ver la cara de su hermano.
⎯⎯ Dígame la verdad, marqués ⎯⎯ La albina se acercó más al rubio cenizo como si se contaran un secreto ⎯⎯ ¿Cómo puede soportarlo? Yo solo llevo horas a su lado y ya me volví loca.
⎯⎯ ¡Anneliese! ⎯⎯ Refunfuñó entre dientes con toda la cara roja de vergüenza mientras los otros se reían de él.
⎯⎯ Kosair tiene muchos defectos, capitana Harrison ⎯⎯ Suspiro cansado al recordar cada uno de ellos ⎯⎯ Pero, por suerte, tiene la bendición de estar rodeado de buenas personas. Por ejemplo, yo soy un gran amigo; su majestad es una gran hermana y capitana; usted es su amiga que más lo tolera.
⎯⎯ Ni me lo diga. Deberían pagarme por eso.
⎯⎯ ¿Navier? ⎯⎯ Kosair dejó de lado el tema al ver como la rubia frenaba de golpe y miraba al frente.
Cuando los demás alzaron la mirada, se encontraron con la amante del emperador que no dudó en caminar hacia ellos con prisa antes de hacer una reverencia.
⎯⎯ Su majestad, supe que la espada que me dio, en realidad, representa algo horrible.
Kosair arrugó su entrecejo molesto ante la osadía de esa mujer de hablarle a su hermana de ese modo, reprochándole su regalo cuando en realidad no debió darle nada.