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Pasaron los meses, mi príncipe salió de campaña junto al sultán y el príncipe Mustafá unos días después de su última visita al palacio Topkapi.

Mi vientre creció bastante, podía sentir las fuertes patadas del pequeño.

Mi relación con la dinastía se hizo más fuerte, sin embargo, desde aquel día mi hermana dejó de hablarme y por suerte unos días después fue enviada a Amasya, al palacio del príncipe Mustafá. Desde entonces ya no corro peligro, ni mi hijo.

Sin embargo, comenzaron a pasar cosas, como ataques a la Sultana Hürrem. Ni Feriha ni yo hemos dudado en protegerla, aún cuando yo esté embarazada, mi labor siempre será protegerla.

— Miray, ¿te parece si salimos a comer al jardín? — me preguntó la sultana Hürrem después de terminar de rezar.

— claro, mi sultana. — con ayuda de Feriha, traté de levantarme y al hacerlo, seguimos a la sultana Hürrem, a sus hijos y a sus criadas al jardín, donde ya todo estaba preparado.

— ¿cómo te has sentido, Miray? — me preguntó la sultana Mihrimah.

— aún tengo algunas molestias, pero todo bien, gracias por preguntar, sultana. — respondí. — ¿y usted?

— todo ha estado bien, sólo extraño un poco a mi padre.

— ¿Un poco? — pregunté y sonrió.

— un poco bastante. — sonreí. — supongo que extrañas a mi hermano. — asentí.

— ha sido muy difícil estar sin su compañía.

— pero tienes las de nosotros. — agregó el príncipe Bayaceto y sonreí aún más.

— eso es cierto, su compañía me es más que suficiente, Alteza.

— ¿cómo está el bebé? — preguntó Selim.

— está muy tranquilo.

— ¿puedo? — preguntó antes de poner su mano en mi vientre, asentí y él sonrió tímido mientras lo hacía, sentí como el bebé comenzó a patear de nuevo y una sonrisa de oreja a oreja apareció en la cara del príncipe. — Bayaceto, Cihangir, vengan. — los menores se acercaron e imitaron la acción del mayor, yo sólo miré a su madre, nos miraba con mucha ternura.

— ¿así nos movíamos nosotros? — le preguntó Bayaceto a su madre y ella asintió.

— sultana... — le habló la Srta. Dilek. — ha llegado una carta del sultán. — se la entregó y la sultana la abrió.

— ganaron, han conquistado Bagdad. — avisó muy feliz. — ya vienen de regreso.

— gracias a Allah. — dije. — es una gran noticia.

— Allah mediante Mehmet estará para el nacimiento de su hijo. — mencionó la sultana Mihrimah.

— que Allah la escuche, sultana. — asintió y todos seguimos comiendo.

[...]

Volvieron a pasar las horas, anocheció y regresé a mis aposentos.

— aquí el sultán es el que escoge el nombre de los bebés, ¿verdad? — le pregunté a Feriha, asintió.

— ojalá escoja uno lindo, pero a decir verdad, cualquiera le quedará perfecto a tu bebé. — sonreí.

— me gustaría que se llamara William, como mi hermano, pero... aquí sólo ponen nombres turcos...

— capaz y también lo nombra Mehmet, otro nombre bonito es Osman o Ahmed. 

— ¿y si es niña?

— sólo sé que Mihrimah y Hürrem no están entre las opciones, ellas son únicas. — ambas reímos.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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LA SULTANA DE LA LUNA [SEHZADE MEHMET]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora