Bali
Mi padre está en la cocina, junto a la cafetera. Su semblante cansado es evidente, la torpeza en sus movimientos solo dejan ver que no ha despertado por completo. Son alrededor de las seis de la mañana. Big Ben está recostado junto a la puerta, meneando la cola, rogando que le dejen salir. Le abro la puerta y sale corriendo apresurado, tropezando con sus piernas cortas por la agitación.
Solo somos mi padre y yo.
—Buenos días—, dice.
—Buenos días papá—, le doy un beso en la mejilla en el camino al refrigerador.
—¿Quieres café?—, pregunta.
—Por favor—.
Reúno huevos, pan, tocino, queso y una bolsa de espinacas y los coloco en la superficie. Mi papá vierte el café en una taza y la coloca a mi lado.
Lo puedo sentir mirándome.
—Gracias—, dice, —Has sido muy buena con Raymond estas últimas semanas—.
Me toma por sorpresa.
—Eso no es problema, no me agradezcas. Solo he sido decente—.
—Bueno, creo que es algo que reconocer porque siempre has sido hija única. Pensé que te pondrías celosa o te sentirías incómoda con él en casa, pero ese no ha sido el caso en absoluto—, hace una pausa para estudiarme, —Jean y yo hemos visto cuánto has intentado aliviar cualquier incomodidad. Ella está muy agradecida contigo por incluirlo en tus planes, el viaje a NYC, permitirle estar en tu grupo de amigos. Todas ellas son cosas muy buenas y no todos los chicos de tu edad son tan dispuestos o generosos—.
Sonrío, —voy a un internado con un grupo variado de gente de mi edad, puede que sea hija única pero ese lugar me ha hecho muy adaptable. Sé lo que significa ser el recién llegado. No es agradable, si puedo facilitarle las cosas a alguien más, lo haré—.
—Ha pasado un mes duro, lo de su padre, por lo que sabemos, no ha sido nada fácil. Así que levantarle el ánimo es un trabajo noble, cariño—. Me da un beso en la frente y con eso cierra el tema.
No estoy segura de que es lo que ha pasado entre Raymond y su padre. Todos caminan de puntillas alrededor de ese tema. Lo único que he podido reunir es que pelearon, fue algo intenso y muy probablemente fue en ese momento que Raymond terminó con ese golpe en el ojo.
—Entonces, ¿qué vamos a preparar para el desayuno?— Dice mi padre, subiéndose las mangas hasta los antebrazos.
____
El día consiste en matar tiempo. Amelia está en su celular, mensajeando con su novio. Bianca ha estado de mal humor desde que hablo por telefono con su madre, ahora pretende estar dormida en el sofá pero se que en realidad está ideando maneras para hacerle imposible el verano a sus padres. Raymond ha estado reservado, guardandose a sí mismo. Yo, por una vez en mi vida, anhelo un poco de tiempo a solas. Solo yo y mi gato, acostados en el suelo de mi habitación.
Me voy en dos días. Otro verano sin rumbo me espera en la costa oeste. Estoy deseando que llegue en realidad. No veo la hora de estar tumbada en la arena escuchando el rumor del océano, de los largos paseos con Sue y de nuestras cenas obsesivamente saludables en la terraza con vistas a un atardecer californiano.
Raymond
—Nos vamos en cinco minutos,— Bali anuncia al aire. Me siento en la cama, junto a Rio. Swan se lame las patas sobre uno de los cojines decorativos, acerco mi mano para acariciarlo pero el sisea como advertencia.

ESTÁS LEYENDO
Entre Días
RomansaRaymond llega un verano a la casa de su madre sin previo aviso. Dejando a su padre, a sus amigos y su vida en la ciudad de Ámsterdam atrás, todo para terminar en medio de Greenwich Connecticut. Un lugar donde no hay nada que signifique mucho para el...