Satoru Gojo

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Un día fuera de lo común

Había algo liberador en la decisión que habías tomado esa mañana. Cansada de la rutina, los horarios y las responsabilidades, decidiste hacer algo que rara vez te permitías: un día libre, sin plan alguno. Era el momento de dejar que el destino decidiera a dónde te llevaría. Con una sonrisa ligera y una sensación de anticipación, te lanzaste a la ciudad, dispuesta a ver qué aventuras te esperaban.

Después de una larga caminata sin rumbo fijo, te encontraste en una tranquila cafetería, un pequeño lugar escondido entre las calles de la ciudad. Parecía el lugar perfecto para tomarte un respiro y disfrutar de un café. Mientras te acomodabas con tu bebida, el sonido de la puerta te hizo alzar la vista. Y ahí estaba él, Satoru Gojo, con su cabello blanco alborotado y esas inconfundibles gafas negras que cubrían sus ojos. Al verlo, te preguntaste cómo alguien podía destacarse tanto en un lugar tan ordinario.

—¡Oh! ¿Qué tenemos aquí? —dijo con un tono despreocupado mientras te divisaba desde la puerta—. ¿Un alma libre en medio de la rutina? —Gojo caminó hasta tu mesa sin siquiera esperar una invitación, como si el destino le hubiera dicho que debía sentarse justo allí.

Lo miraste, parpadeando por un momento. ¿Qué hacía el hechicero más poderoso del mundo en una cafetería tan simple? Y lo más importante, ¿por qué se había sentado en tu mesa?

—¿Qué... estás haciendo aquí? —preguntaste finalmente, todavía en shock por su presencia tan casual.

—Oh, ya sabes, disfrutando de un día libre —respondió, apoyando los brazos sobre la mesa mientras sonreía—. De vez en cuando, incluso los más grandiosos necesitan un respiro. Además, me encanta sorprender a la gente. Y mira, ya lo he hecho.

Rodaste los ojos, ya acostumbrada a su extravagante sentido del humor. Sin embargo, había algo en él que hacía imposible ignorarlo.

—Bueno, supongo que no eres el único que se ha tomado un día libre hoy —dijiste, señalando tu café—. Decidí que necesitaba un descanso de la rutina.

Gojo se inclinó hacia atrás, aparentemente satisfecho con tu respuesta.

—¿Y cómo va tu día de libertad hasta ahora? ¿Algunas aventuras emocionantes? —preguntó con curiosidad.

—Por ahora solo he estado vagando por la ciudad... hasta que apareciste tú —respondías con una ligera sonrisa—. Aunque no estoy segura de si eso cuenta como una aventura emocionante o una advertencia.

Gojo soltó una carcajada. —¡Vaya! ¡Eso es un golpe bajo! Pero te entiendo. —Se acomodó en su silla, mirándote fijamente desde detrás de sus gafas—. ¿Sabes qué? ¡Hoy es tu día de suerte! Yo seré tu guía personal en esta pequeña aventura.

Te quedaste mirándolo, completamente desconcertada. ¿Cómo había pasado de un café tranquilo a ser arrastrada en algún tipo de "aventura" con Satoru Gojo?

—Espera, ¿qué? —dijiste, incapaz de procesar sus palabras—. No, yo no... No estaba buscando una aventura, solo quería relajarme.

—¡Oh, vamos! —exclamó, levantándose de golpe y tirando unas monedas en la mesa para pagar ambos cafés—. Lo que necesitas es algo de emoción, algo inesperado. Te prometo que no te arrepentirás.

Antes de que pudieras protestar, Gojo ya te estaba arrastrando fuera del café, su energía imposible de resistir. Mientras caminaban por las calles, parecía tener un propósito claro en mente, aunque jamás te diría cuál era. En el camino, las miradas de las personas no se hicieron esperar; después de todo, era imposible pasar desapercibido con él a tu lado.

Primera parada: un mercado de pulgas.

—¿Un mercado de pulgas? —preguntaste, desconcertada—. ¿Qué tiene de emocionante esto?

Gojo sonrió con una expresión traviesa. —El truco está en buscar lo inusual. Siempre hay tesoros ocultos... si sabes dónde mirar.

Pasaron los siguientes minutos recorriendo puestos abarrotados de objetos extraños. Gojo, como era de esperar, encontraba formas de convertir lo más simple en algo absurdo. Se probó sombreros ridículos, insistió en comprar una lupa "mágica" que decía revelar verdades ocultas (aunque probablemente solo mostraba polvo), y casi compra una colección de figuras de gatos de cerámica.

—Mira esto —dijo mientras levantaba un gato con una pata levantada—. ¡Es como yo! —Puso la figura al lado de su cara y te dedicó una de sus amplias sonrisas. No pudiste evitar soltar una carcajada.

—Creo que estás perdiendo la cabeza, Gojo.

—¡Claro que no! Solo estoy mostrándote cómo divertirse en un día como este.

Siguieron de puesto en puesto, y aunque todo parecía un caos, te diste cuenta de algo importante: te estabas divirtiendo. Gojo tenía esa habilidad especial de convertir lo cotidiano en algo extraordinario, haciendo que todo pareciera una aventura ridícula, pero emocionante al mismo tiempo.

Después de un rato, Gojo sugirió ir a un parque cercano. Se sentaron en un banco, disfrutando del paisaje tranquilo después de toda la energía frenética del mercado. De repente, Gojo se puso serio, algo que no veías muy seguido.

—¿Sabes? —dijo mientras miraba al horizonte—. A veces olvidamos lo importante que es tomarse un respiro. Estamos tan atrapados en nuestras responsabilidades, en lo que creemos que tenemos que hacer, que olvidamos que la vida es más que eso. A veces, solo necesitas un día para ti, para recordarte que la vida puede ser divertida... inesperada. Y quién sabe, quizás encuentres algo valioso en el camino.

Lo miraste, sorprendida por sus palabras. Gojo, el siempre despreocupado, había tocado un punto profundo. Quizás él también necesitaba días así, para escapar de la carga de ser quien era.

—Tienes razón... —dijiste suavemente, asintiendo mientras sentías cómo el peso del día se disipaba—. Gracias por arrastrarme a esto.

Gojo sonrió, y esta vez, su sonrisa era más tranquila, casi sincera.

—De nada. Siempre es bueno romper con la rutina.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la calma que el día libre les había traído. Y aunque todo había comenzado como una serie de eventos absurdos, te diste cuenta de que habías aprendido algo valioso ese día: a veces, lo que necesitas no es lo que planeas, sino lo inesperado.

One Shots, JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora