Detalles en Silencio
La alarma sonó a las 6:00 a.m., como cada mañana. El suave zumbido fue suficiente para despertarte, aunque no tenías ninguna prisa por levantarte. A tu lado, la cama ya estaba vacía. Kento Nanami, puntual como siempre, ya debía estar en la cocina preparando su desayuno antes de partir al trabajo.
Te estiraste perezosamente y te incorporaste, siguiendo el aroma del café recién hecho. Al entrar en la cocina, lo viste. Nanami estaba de espaldas a ti, vistiendo su impecable traje, mientras organizaba cuidadosamente las tostadas en un plato. Frente a ese plato, ya había otro preparado. Tu desayuno, como cada mañana.
—Buenos días —dijiste, tu voz aún un poco adormilada.
Nanami se giró levemente, asintiendo en tu dirección, con una pequeña sonrisa reservada.
—Buenos días. He preparado tu café, con una pizca de azúcar como te gusta —dijo mientras se giraba por completo para entregarte la taza.
Tomaste la taza con una sonrisa. Sabías que ese pequeño gesto de preparar tu café, siempre perfecto, era su forma de decirte "te quiero" sin palabras innecesarias.
—Gracias. —Te acercaste para darle un beso suave en la mejilla antes de sentarte.
Nanami, siendo un hombre de pocas palabras y amante de las rutinas, no era alguien que se mostrara excesivamente romántico. Sin embargo, esos pequeños detalles, como asegurarse de que tu café estuviera justo a la temperatura adecuada, que tu desayuno estuviera preparado a tiempo, o que tu abrigo siempre estuviera listo antes de salir, eran su manera constante de cuidarte.
Mientras comías, Nanami revisaba mentalmente su agenda del día. Aunque no hablaba mucho durante las mañanas, el silencio entre ustedes siempre era cómodo, una rutina compartida que habías llegado a apreciar.
—Hoy saldré un poco más tarde del trabajo —dijo finalmente, tomando un sorbo de su café.
Lo miraste, algo sorprendida. Sabías que Nanami era extremadamente puntual y casi nunca alteraba su horario.
—¿Algún problema? —preguntaste, preocupada.
—Nada grave. Solo una reunión extra que añadieron al final del día. No deberías esperar mucho para cenar —respondió, con esa voz calmada que siempre te daba una sensación de tranquilidad.
Asentiste, sabiendo que, a pesar de su apretada agenda, Nanami siempre encontraba la manera de asegurarse de que estuvieras bien. No importaba qué tan ocupada o caótica fuera su vida de hechicero, siempre había tiempo para esos mensajes cortos y concisos que te enviaba durante el día, solo para asegurarse de que todo estuviera en orden.
—¿Cómo te sientes hoy? —preguntó de repente, su mirada fija en ti.
La pregunta te tomó por sorpresa, no porque fuera inusual, sino porque era una de las formas más sutiles de Nanami para demostrar su preocupación por ti. A veces sentías que conocía mejor tu estado de ánimo que tú misma.
—Estoy bien —le respondiste con una sonrisa—. Aunque quizás un poco cansada, pero nada fuera de lo normal.
Nanami asintió, tomando nota de tus palabras. Lo conocías lo suficiente para saber que, de alguna manera, haría algo para asegurarse de que descansaras más, ya fuera apagando la luz un poco antes en la noche o ajustando su agenda para pasar tiempo contigo.
—Tienes que descansar más. Te quedarás en casa hoy, ¿verdad? —preguntó mientras recogía su taza.
—Sí, no tengo mucho que hacer fuera —dijiste, y sentiste su mano suave en tu espalda cuando pasó a tu lado.
Antes de salir, se acercó a la puerta, y como siempre, tomó tu abrigo del perchero. Te lo ofreció sin decir una palabra, un gesto que se había convertido en parte de su rutina matutina.
—Abrígate si decides salir —dijo, sus ojos suavizándose por un instante. Luego, agregó, con una leve sonrisa: —El clima es traicionero.
No podías evitar sonreírle de vuelta. Sabías que detrás de esa expresión seria y reservada, había un hombre que te cuidaba de manera constante, incluso en los detalles más pequeños.
—Lo haré. Gracias, Kento.
A lo largo del día, mientras realizabas tus tareas cotidianas, recibiste los usuales mensajes de Nanami.
"¿Todo bien?"
"Recuerda almorzar."
"Dime si necesitas algo antes de que llegue a casa."Eran cortos y directos, pero en cada uno de ellos, podías sentir el amor de Nanami, transmitido a través de esas pocas palabras. No necesitabas largas declaraciones, porque él siempre había sido alguien de acciones. Y en sus gestos diarios, podías leer todo lo que sentía por ti.
Esa noche, cuando finalmente llegó a casa, algo en su semblante te indicó que había tenido un día largo. A pesar de ello, lo primero que hizo fue acercarse a ti, dejando su maletín a un lado y tomando tu mano.
—¿Cómo estuvo tu día? —te preguntó, su voz tan tranquila como siempre, pero con una genuina preocupación.
—Tranquilo —le contestaste—. Aunque lo mejor del día es verte volver a casa.
Nanami dejó escapar una pequeña risa, un sonido raro pero que siempre apreciabas.
—El mío ha mejorado ahora que estoy aquí.
Se inclinó hacia ti, rozando tus labios con los suyos en un beso suave pero lleno de intención, una de esas muestras de cariño que, aunque escasas, siempre eran sinceras. Sabías que esos momentos eran su forma de recordarte que, aunque sus días fueran caóticos, siempre habría tiempo para ti.
Antes de ir a dormir, mientras te acomodabas en la cama, Nanami se aseguró de que estuvieras arropada, como lo hacía cada noche. Se acercó y, con una mano en tu mejilla, te dio un último beso en la frente.
—Duerme bien. Mañana será otro día —dijo con su habitual calma.
Y en esos pequeños gestos, en los silencios compartidos y en las pocas palabras que intercambiaban, supiste que, aunque Nanami fuera un hombre de rutinas estrictas, en cada una de ellas había un espacio reservado solo para ti.
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One Shots, JJK
RandomPequeñas historias de Jujutsu Kaisen dónde tú eres el personaje principal. ✨Reacciones. ✨One shots. ✨Escenarios. ✨Headcannons. Un poco de todo, se aceptan peticiones y sugerencias, espero lo disfruten.