Satoru Gojo

93 7 0
                                    

Confesión inesperada

El bullicio suave de la reunión llenaba la sala. El crepitar del fuego en la chimenea, las risas amistosas y el sonido de copas chocando creaban una atmósfera cálida y acogedora. Habían pasado meses desde la última vez que todos pudieron reunirse sin la carga del trabajo o las responsabilidades. Satoru, sentado a tu lado en el sofá, te rodeaba con un brazo mientras tú apoyabas la cabeza en su hombro, sintiendo la comodidad de su presencia.

—Te dije que esta noche sería relajante —Satoru susurra con una sonrisa confiada, sus dedos rozando ligeramente tu mano.

—¿Cuándo no tienes razón? —le respondes en broma, apretando suavemente su mano en respuesta.

A la mesa, Nanami y Suguru conversaban en tono bajo, mientras Shoko, con una copa de vino en la mano, reía animadamente. Estaba claro que ya había bebido más de lo habitual. Tú sabías que a Shoko le encantaba el alcohol, era su debilidad, y te divertía verla disfrutar sin preocuparse de nada.

— Shoko, si sigues así, vas a terminar rodando por el suelo. — Gojo se burló, su sonrisa pícara de siempre en su rostro.

— ¡Ja! — Shoko hizo un gesto con la mano para restarle importancia. — ¡No me subestimes, Gojo! Yo... yo puedo con esto y más. — Dijo mientras intentaba tomar otro trago, pero falló al levantar el vaso.

—Vamos, Shoko, deberías calmarte un poco —Suguru le decía, pero Shoko solo se encogía de hombros y bebía otro sorbo.

—¡Ay, por favor! No todos somos tan serios como ustedes dos. Además, esto es una celebración, ¿no? —Shoko reía, sus palabras se volvían un poco más arrastradas. Sin embargo, la noche transcurría tranquila, llena de charlas ligeras y bromas entre amigos.

De repente, Shoko se inclinó hacia ti con una sonrisa cómplice en su rostro.

—Sabes... no puedo creerlo todavía —dijo, mirando entre tú y Satoru—. Te ves tan bien, incluso estando embarazada.

El silencio que siguió a esa frase fue inmediato, como si cada sonido en la sala se hubiera detenido de golpe. Tu cuerpo se tensó al instante. Satoru, que hasta ese momento estaba relajado, levantó lentamente la cabeza para mirarte.

—¿Embarazada? —repitió en un tono bajo, sin apartar sus ojos de los tuyos.

Shoko, al darse cuenta de lo que había dicho, llevó una mano a su boca, claramente sorprendida por su propia torpeza.

—Oh no... ¡Lo siento, lo siento! No quería... —balbuceó, claramente avergonzada y tratando de disculparse.

Sentiste cómo la incomodidad crecía en tu pecho. Habías estado esperando el momento perfecto para decirle a Satoru la noticia, planificando cuidadosamente cada detalle. Pero ahora, ese momento te había sido arrebatado.

—Satoru... —intentaste hablar, pero las palabras se atascaban en tu garganta.

Él se quedó en silencio por unos segundos, como si procesara lo que acababa de escuchar. Entonces, suavemente, sin soltar tu mano, te miró con esa intensidad que siempre tenía cuando se trataba de ti.

—¿Es verdad? —preguntó en voz baja, sus ojos brillaban con algo más que simple sorpresa. Había una mezcla de esperanza y alegría contenida, pero también la necesidad de confirmarlo de tus labios.

—Sí, lo es... —admitiste finalmente, sintiendo que la tensión se desvanecía de tu cuerpo al ver su reacción.

Satoru sonrió, una de esas sonrisas que rara vez mostraba, una sonrisa pura, sin rastro de su habitual arrogancia o despreocupación.

—Tú... —empezó a decir, claramente emocionado. Sus dedos se deslizaron por tu rostro antes de inclinarse para besarte, un beso profundo y lleno de una calidez que parecía envolver todo el momento. Podías sentir el amor y la emoción contenida en cada movimiento.

—¿Cómo es que no me lo dijiste antes? —preguntó en voz baja cuando se separó apenas unos centímetros, su frente tocando la tuya.

—Quería darte la noticia de una forma especial —admitiste con una pequeña sonrisa—. Pero parece que Shoko se adelantó.

Ambos miraron hacia Shoko, que tenía una mano en la cara, claramente avergonzada y disculpándose nuevamente.

—De verdad, ¡lo siento tanto! Sabía que no debería haber hablado de eso... Me emocioné demasiado... —se quejó, aunque no parecía querer que la situación fuera tan tensa.

Satoru rió suavemente, aún sin soltar tu mano.

—Bueno, supongo que eso lo hace más memorable, ¿no? —dijo Satoru mientras te apretaba la mano—. Además, no importa cómo me enteré... Lo importante es que vamos a ser padres.

Ese comentario hizo que tu corazón latiera más rápido. A pesar del caos que había sido la revelación, no podías evitar sentir una gran felicidad al ver cómo Satoru lo tomaba.

Suguru y Nanami, que hasta ese momento habían permanecido en silencio, compartieron miradas de sorpresa. Finalmente, Suguru rompió el silencio.

—Bueno... ¡felicidades! Aunque, probablemente hubieras querido decírselo de otra manera. —Suguru sonrió de lado.

Nanami asintió, levantando su copa de vino.

—Aún así, es una buena noticia.

Satoru, con su mano aún en la tuya, te miró directamente a los ojos, ignorando por un momento al resto de la sala.

—Vamos a ser padres... —repitió suavemente, como si solo quisiera disfrutar de las palabras. Luego, con una sonrisa, añadió—. Y seré el mejor padre. Bueno... después de ti, claro. —bromeó, besándote de nuevo, esta vez más suave pero igual de lleno de amor.

A pesar de la forma en que la noticia fue revelada, la sensación que te invadió fue de pura felicidad. No importaba el caos ni los pequeños tropiezos. Lo que importaba era que, en ese momento, tú y Satoru compartían una alegría inmensa, una felicidad que solo podía aumentar con el tiempo.

One Shots, JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora