Myriam, con su ambición desbordante y un deseo insaciable de poder, se dirigió a la cita con la psíquica, su mente llena de planes y estrategias. Aquella mañana de viernes, el sol brillaba intensamente, pero su rostro reflejaba una mezcla de determinación y ansiedad. Se había puesto un conjunto impecable: un blazer ajustado y una blusa de seda que resaltaban su figura, mientras que su elegante cartera marrón, diseñada con detalles de lujo, colgaba de su brazo como un símbolo de su estatus.
Al llegar a un oscuro callejón en California, se detuvo frente a una puerta color morado, decorada con extraños símbolos y una campana que sonaba suavemente al acercarse. Al tocar, su corazón latía más rápido, impulsado por la emoción de lo desconocido. La puerta se abrió con un chirrido que resonó en el silencio del lugar.
—¡Bienvenida! —exclamó una tigresa de pelaje anaranjado, con mechas de colores brillantes en su cabello, que le caían desordenadamente sobre los hombros. Su voz era suave pero cargada de una extraña energía. La tigresa vestía una túnica larga y colorida, adornada con joyas que brillaban bajo la luz tenue del lugar—. Soy Nala, la psíquica que Evelyn te recomendó.
Myriam, a pesar de su habitual desconfianza, sintió una extraña atracción hacia la tigresa. Había algo en su presencia que la hacía sentir que estaba ante alguien que realmente podía ayudarla a alcanzar sus ambiciones.
—Gracias por recibirme —dijo Myriam, intentando mantener su compostura—. He venido porque necesito saber más sobre mi futuro.
Nala sonrió de manera enigmática y la invitó a entrar. El interior de la habitación estaba decorado con velas encendidas, cristales de colores y un ambiente envolvente que despertaba la curiosidad. Myriam se sintió un poco fuera de lugar, pero su deseo de poder superaba cualquier inquietud.
—Siéntate, y hablemos de tus deseos —dijo Nala, señalando una silla tapizada en un rico tejido. Myriam tomó asiento, sintiendo que estaba a punto de embarcarse en un camino que podría llevarla a donde siempre había querido estar.
—Estoy lista para escuchar lo que tengas que decir —afirmó Myriam con determinación, mientras Nala comenzaba a mezclar cartas de tarot sobre la mesa, una expresión de concentración en su rostro.
La tigresa extendió las cartas, y la atmósfera se tornó tensa. Myriam sabía que las decisiones que tomaría en los próximos momentos podrían cambiar el rumbo de su vida y de su familia para siempre.
Nala tomó las manos de Myriam con suavidad, sus ojos fijos en las líneas de la palma de la zorra rubia. La atmósfera se llenó de un aire místico mientras la psíquica comenzaba a pronunciar las palabras que resonarían en el corazón de Myriam.
—Tus manos cuentan historias —dijo Nala, su voz suave y profunda—. Historias de poder, ambición y también de dolor. Has recorrido un camino lleno de decisiones difíciles, pero cada una de ellas ha dejado una huella.
Myriam se tensó al escuchar las palabras de Nala. Sabía que había causado daño, pero no estaba dispuesta a aceptar las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, la mirada penetrante de la tigresa la obligó a reflexionar.
—Has hecho mucho daño a varias personas —continuó Nala, sin apartar la vista de la palma de Myriam—. Has hecho falsas promesas y obligado a aquellos que te rodean a vivir una vida diferente, como a Aldebert, quien se siente atrapado en tus expectativas. Su verdadero deseo siempre ha sido ser un padre amoroso y un compañero, pero tú lo has hecho sentir menos, como si no fuera suficiente.
Las palabras de Nala fueron un golpe a la conciencia de Myriam. Sentía que la tigresa le estaba mostrando un espejo de su vida, uno que no estaba dispuesta a mirar.
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Viviendo con los Marriot
FanfictionEn lo más alto de la sociedad europea, la familia Marriot-Rothschild se ha labrado un nombre asociado al poder, la elegancia y la influencia. Desde sus raíces en la antigua aristocracia hasta su ascenso como uno de los linajes más respetados y temid...