Capitulo 38: Pesadilla hecha realidad

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El ambiente en la mansión Marriot estaba lleno de emoción y expectativas. Alessia, con su hermoso vestido plateado que brillaba bajo la luz del sol, se miraba en el espejo una vez más, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Cada detalle del vestido, con sus toques dorados, la hacía sentir como una auténtica princesa. Sabía que este era un momento importante no solo para ella, sino también para Zabivaka y su familia.

Mientras tanto, Aldebert estaba en la sala de estar, ajustando su chaqueta elegante y sonriendo de oreja a oreja. Era un padre cariñoso que siempre había apoyado las decisiones de sus hijas, y conocía la importancia de este encuentro. No solo se trataba de conocer más al chico que había robado el corazón de su hija, sino también de abrir las puertas a una nueva relación que podría fortalecer los lazos entre ambas familias.

La puerta sonó, y Alessia sintió que su corazón latía con fuerza. Aldebert se dirigió a abrirla y, al hacerlo, se encontró con la encantadora figura de Zabivaka, un lobo dorado con ojos azules que reflejaban una mezcla de nerviosismo y emoción. A su lado estaba Hunter, su hermano mayor, un golden retriever amarillo con una sonrisa amplia que iluminaba el umbral.

-¡Bienvenidos muchachos! -exclamó Aldebert, extendiendo los brazos en un gesto de bienvenida. Su sonrisa era cálida y acogedora, haciendo que ambos hermanos se sintieran como en casa.

Hunter miró a su alrededor, asombrado por la magnificencia de la mansión. Sus ojos se abrían como platos mientras absorbía cada detalle de la lujosa entrada.

-Wow, esto es increíble -dijo, su voz llena de admiración.

Alessia, al escuchar la llegada, salió de su habitación y se encontró con Zabivaka. Su corazón se aceleró al verlo; el brillo en sus ojos la llenó de alegría.

-¡Zabivaka! -dijo con una sonrisa radiante mientras se acercaba a él.

Zabivaka la miró, y una sonrisa genuina apareció en su rostro. Era evidente que estaba nervioso, pero la calidez de la familia Marriot parecía reconfortarlo. Aldebert observó la interacción entre los dos jóvenes con una mirada satisfecha, sabiendo que la conexión que tenían era especial.

-Hola, Alessia. Te ves... ¡increíble! -dijo Zabivaka, sintiendo que se le cortaba la respiración al verla.

-Gracias, tú también te ves genial -respondió ella, su voz melodiosa llena de alegría.

Aldebert se aclaró la garganta, rompiendo un poco la tensión del momento.

-Bueno, chicos, no perdamos más tiempo. ¡Vengan, pasen! Quiero conocer más sobre ustedes y lo que les gusta hacer.

Zabivaka y Hunter intercambiaron miradas antes de seguir a Aldebert hacia la sala de estar, donde un ambiente acogedor los esperaba. Alessia caminaba junto a Zabivaka, sintiendo una mezcla de emoción y nervios, mientras Hunter se movía a su lado, fascinado por la atmósfera familiar y el calor que irradiaba la casa.

A medida que se sentaban, Aldebert comenzó a hacer preguntas, mostrando interés genuino en las vidas de los hermanos Smirnov. Se interesó en su familia, su vida en Rusia y lo que los había traído a Berlín. Mientras tanto, Alessia observaba a Zabivaka con atención, sintiendo cómo su conexión se fortalecía en ese momento tan especial.

-Así que, Zabivaka, ¿qué es lo que más te gusta hacer? -preguntó Aldebert, con una mirada amistosa.

Zabivaka sonrió, sintiéndose más cómodo a medida que la conversación fluía.

-Me encanta jugar al fútbol y pasar tiempo con mi hermano mayor. También disfruto de la música y de explorar nuevos lugares -respondió, tratando de mostrarse seguro.

Viviendo con los MarriotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora