Capítulo 1

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7 de enero, 2015.

Hace un año atrás que me hice una promesa. Mientras la recordaba masajee distraídamente una de mis muñecas. Ese día juré que nunca más iba a volver a permitir que alguien supiera mi secreto, jamás iba a consentir que alguien me rechazara o abandonara, otra vez.

Suspiré mientras me apoyaba en mi patrulla de policía y bebí de mi café lentamente. Hacía casi un año que no permitía que esa parte de mi saliera a flote. Y lo extrañaba, el dejarse ir, el no pensar en nada y solo obedecer, solo que ya me habían rechazado muchas veces, más de las que quería admitir, como para seguir como si nada.

Ahora, lo único que me apetecía era regresar a mi departamento y dormir. Había tenido un día de mierda que solo había acabado peor. Quizás si dormía más de cuatro horas seguidas dejaría de sentirme tan agotada, o aburrida. También había una pequeña probabilidad de que esto llegara a su fin si me iba a un bar para ligar por una noche. Un par de horas de distracción podían ayudarme a dormir más tranquila.

Volví a suspirar y acabé mi café. Mientras tiraba el vaso de a un basurero miré hacia el frente, a la nueva librería que había en el lugar. Un segundo después observe salir a una mujer delgada y de cabello peli castaño de la pequeña tienda. Esta revisó sus bolsillos como si buscara algo. Como sentí curiosidad por la mujer, me quedé en el mismo lugar solo observándola revolver en su pequeño bolso.

Cuando ella se agachó para apoyar su bolso en el suelo, la falda negra que llevaba marcó elegantemente su trasero redondo. Me tensé al sentir que en cosa de segundos me excitaba, hacía meses que no me pasaba esto. Solo que olvidé cualquiera de esos pensamientos en el segundo que un chico pasó corriendo cerca de la mujer para empujarla con fuerza y agarrar su bolso.

Ni siquiera pensé en lo que tenía que hacer, solamente salí en persecución del delgado ladrón. Me tomó apenas unos minutos de mi tiempo para atraparlo. El chico intentó perderme entre los autos y las personas, solo que ya estaba acostumbrada a esto. Simplemente me mantuve unos pasos observándolo zigzaguear. Luego de unos minutos apresuré mi carrera y lo alcancé, solo tuve que empujar su pequeño cuerpo a un lado para poder apresarlo.

-¡Ey!- se quejó este al sentirse atrapado. Él sacudió su cuerpo intentando alejarse de mí. Ignorando por completo su protesta procedí a decirle sus derechos, apresé sus manos con mis esposas y lo llevé a mi automóvil. Ya en él lo empujé dentro y cerré la puerta.

Primero sentí un ligero olor a flores antes de escuchar la suave y cálida voz.

-Lo atrapó.

Me giré enseguida para observar a la mujer de la librería justo enfrente de mí.

Esta era de cerca ocho centímetros más baja que yo. Su cabello peli castaño y liso llegaba hasta la curva de sus pechos marcando elegantemente su rostro delgado y bello. Tenía ojos de color chocolate, amables y dulces, labios rojos y elegantes, una nariz pequeña y piel bronceada.

Volví a sentir que me excitaba y otra vez en cosa de segundos. La mujer delante de mí tenía algo extremadamente contradictorio, su apariencia era dulce, casi frágil, pero la energía a su alrededor, la forma en que estaba de pie, mostraba una fuerza y autoridad interesante.

Al recordar que ella había dicho algo me concentré en las palabras que tenía que decir, aun así solo me oí preguntar.

-¿Se encuentra bien?

Ella abrió y cerro la boca una vez.

-Sí, fue más la sorpresa que otra cosa-. Al ver que levantaba una de sus manos aprete la mandíbula al notar las raspaduras en su palma.

Ella observó dentro del vehículo un segundo y luego hacia mí.

-Lo recomendable ahora es que me acompañe a la central para tomar su declaración.

Ella suspiró pero asintió suavemente.

-Bien lo haré-. Eso pareció no gustarle, noté.

Abrí la puerta del vehículo, al ver que ella dudaba un segundo sonreí suavemente.

-¿Le molestaría que fuera en un taxi?

Alcé una ceja.

Estuve tentada a decirle que preferiría sinceramente que no, la quería sentada a mi lado en ese momento.

-Si así lo desea - dije, cerré la puerta-. Le daré la dirección del lugar.

Ya en mi vehículo, observe unos segundos a la mujer detener un taxi y subir, como esté paso a mi lado me puse en movimiento en seguida. En menos de diez minutos estaba bajando al chico de mi automóvil y observando alrededor para ver si podía encontrar a la mujer. Cuando un taxi se detuvo a un lado suspiré tranquila, luego arrugué mi frente ante mi reacción.

Luego de llevar al chico a una celda busqué a la mujer para saber si había puesto la denuncia. Al verla hablando con uno de mis amigos me acerque enseguida. Clark alzó la vista al notarme cerca y apunto los papeles en su mesa.

-Ya terminamos, solo queda informar al fiscal-. Asentí y observé a la mujer.

-¿Entonces ya puedo irme? - preguntó ella.

-Claro, ya no es necesario que siga aquí señorita Garza, si surge algún problema la llamaremos al número que me indico.

Ella asintió y se puso de pie, Clark la imitó. Sus ojos se encontraron con los míos unos segundos mientras se despedía, la observé caminar fuera de la oficina y perderse al final del pasillo.

-¡Auch! - me queje al sentir un golpe. Mi compañero acababa de golpearme la cabeza.

-Cierra la boca, Samantha - dijo él sonriendo -que voy a pensar que hace años que no ves una mujer.

Voltee mis ojos y me senté enfrente de mi amigo, tome el informe de la mesa. - Abril Garza - leí

Clark regresó a su asiento y me quitó el informe.

-Es linda - dijo mi amigo como si nada - y su número está aquí

-Ni lo pienses, Clark - solté molesta, aunque no tenía por qué molestarme. Era Clark con el que hablaba.

Este alzó una ceja y sonrió.

-Mm - murmuró y siguió sonriendo.

-Dios, eres desesperante -. Me puse de pie y le quité el informe.

-¡Ey! - dijo mi amigo. -Yo me encargo de esto.

-Si, claro- conteste seria.

Alcé una ceja y negué.

Mientras me alejaba escuché la risa de Clark unos segundos hasta que me senté frente a mi escritorio. Dejé los papeles sobre la mesa y encendí mi computador. Mientras esperaba observé largos segundos el número telefónico de la mujer.

¿Qué tan raro sería si la llamaba?, quizás muy raro, o quizás no. Solo le diría que deseaba asegurarme de que estuviera bien, eso era raro. Arrugue mi frente. Pero en ese caso lo mejor sería ir a verla, sabía dónde trabajaba así que, ¿Por qué no?

Your's | Rivari G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora