En la noche.
Eran las once de la noche cuando me recosté en la cama, luego de darme una ducha y ponerme un pantalón de chándal y sujetador, recordé porque había regresado del trabajo tan rápido.
Tomé mi teléfono y lo observé cinco segundos antes de llamar.
-Diga -contestó la voz de Abril, firme y extrañamente suave. Tenía la impresión de que ella podía dar órdenes sin parecer una tirana -. ¿Hay alguien allí?, si empiezas a respirar de forma extraña colgaré.
Sonreí al oírla e hice exactamente eso, comencé a respirar muy cerca del teléfono, como lo haría cualquier psicópata de película vieja.
-Bien, ahora me pregunto por qué eso es excitante-. Solté una carcajada al oírla.
-Será porque estoy haciendo cosas malas justo ahora.
Casi pude verla sonreír.
-Mm -murmuró Abril -pero yo quería guiarte esta noche en esas cosas malas. -Cerré los ojos pensando que necesitaba algo más que una guía de ella.
-Entonces hazlo, pero primero quiero oírte decir lo que haces, es más divertido.
-Está bien, solo déjame aclarar algo.
-¿Qué? -murmuré.
-¿Samantha, eres tú?
Voltee los ojos.
-No -murmuré sonriendo -antes de meterme en mi cama era Samantha, ahora soy una completa extraña.
-¿Yo también lo soy?
-¿Quieres serlo?
-Creo que será divertido.
Suspiré al imaginar lo que estábamos a punto de hacer.
-Entonces hagámoslo extraña, dime qué estás haciendo ahora-. Bajé el tono de mi voz para hacerlo más íntimo.
-Ahora, estoy abriendo las cortinas de mi habitación, apagué las luces porque solo quiero tenerte a ti en mi mente y con la luz de la luna todo es más interesante.
Suspiré al imaginarla
-Apaga la luz, Samantha -susurró ella y lo hice enseguida, luego me moví hacia las ventanas para que la luz también ingresara.
Esa noche había luna llena y el cielo estaba despejado.
-Ya está -murmuré -también he abierto la cortina.
-Perfecto -le oí decir -pero no regreses a la cama, no aún.
Esperé.
-Imagina que yo estoy allí, en medio de esta, observándote.
Me detuve a los pies de la cama e hice lo que me pedía, la imaginé allí.
-¿Estas desnuda? -pregunté.
-No aún, pero quiero que tú lo estés -moví mi mano hacia mi pantalón -pero antes -me detuve -quiero que lleves tu mano por sobre el pantalón, tócate Samantha, dime como estas.
Jadee al tocarme.
-Dura -susurré y cerré los ojos.
-Sí -murmuró ella -¿en verdad lo estás o mientes?
-No, lo estoy-. En verdad lo estaba.
-¿Qué tan dura?
-Mucho -jadee
-Bien -elogio ella, sonreí suavemente-, mira hacia la cama Samantha, yo estoy allí, puedes verme recostada sobre la cama, con cojines tras mi espalda para estar cómoda y verte mejor.
La imaginé en frente, como se describía y entre la oscuridad del lugar casi pude verla, como si estuviera allí.
-Qué te gusta que use Samantha, qué deseas que lleve esta noche puesto -lo pensé-. Me quieres desnuda ya, o en ropa interior, con pantis o medias.
-Ropa interior -solté enseguida, quería alargar el momento -con medias y portaligas.
-Perfecto, porque es lo que llevo puesto -tomé aire -solo que también he estado tocándome sobre mi ropa interior, viéndote de pie en frente de mí. Sé que te gusta cuando separo mis piernas y me tocó para ti.
-Sí, me gusta -susurré.
-Dime qué quieres -pidió suavemente.
-Quiero te bajes el sostén, no te lo quites, solo déjame ver tus pezones.
-¿Te gustan? -susurró ella.
-Sí, tócatelos -murmuré -sé que te gusta que los tome en mi boca -sonreí al oírla tomar aire -llévate un dedo a la boca y humedécelo antes de tocar cada pico duro -ella jadeo suavemente-, imagina que es mi boca la que te acaricia, que es mi lengua la que juega con tu piel.
Al oírla jadear suavemente llevé una mano a mi entrepierna. Gemí al tocarme.
-Samantha, Samantha-susurró ella -no te he dicho que puedes tocarte -trague al oírla, como si hubiera hecha algo malo -qué voy a hacer contigo ahora.
-¿Qué quieres decir? -murmuré.
-Bájate los pantalones, ya que no puedes esperar vamos a hacer esto. -Aunque arrugué mi frente un segundo me quité los pantalones y esperé.
-Tócate, Samantha -continuó ella -acaríciate suavemente, recuerda que yo te estoy mirando, viendo lo que haces -lo hice y cerré los ojos para imaginarla allí, frente a mí -humedece tu pulgar, llévatelo a la boca -lo hice -y luego acaricia tu cabeza -gemí.
Seguí acariciándome, como ella me lo pedía.
-Puedo verte -susurró ella -como tu mano se mueve por tu polla -gemí -como los músculos de tu vientre se contraen con la necesidad de correrse -jadee -pero todavía no puedes hacerlo, no hasta que llegue cerca de ti.
-Abril -susurré.
-Ya no es tu mano la que te acaricia, es la mía Samantha, es mi mano la que te toca.
Gemí.
-Abril -jadee -quiero oírte, tócate para mí.
-Quieres saber cómo estoy -sí, pensé incapaz de responder, estaba muy cerca -quieres saber cuan húmeda estoy, cuan fácil es para mis dedos entrar en mí.
-Déjame oírte -jadee.
No escuché nada por un segundo, pero luego, el sonido húmedo me hizo gemir. Dios, ya no aguantaba, solo estaba a un paso.
-No te corras -jadeo ella -no hasta que yo lo haya hecho primero.
Gruñí y esperé, solo que por suerte no mucho. Cuando Abril gimió y jadeo contra la bocina del aparato supe que se había corrido y la seguí enseguida, temblando y jadeando por aire.
Unos minutos después, abrí mis ojos y observé alrededor. Parpadee al ver el teléfono sobre la cama, lo había soltado.
-Abril-llamé con voz ronca.
-Mm, allí estas -dijo ella -creí que te habías quedado dormida.
Reí suavemente y me moví al baño.
-Con lo satisfecha que estoy ahora no me hubiera parecido raro.
Ella rio.
-Bien, ya es tarde y mañana hay muchas cosas que hacer.
-No puedo creerlo, has obtenido lo que querías de mí y ahora me despachas-. Sonreí.
-Ahora te dejaré descansar mujer extraña, porque mañana yo te llamaré.
-Si es así, hasta mañana extraña.
-Hasta mañana.
Sonriendo colgué el teléfono y regresé a mi cama, luego de quitar la sábana me recosté y cerré los ojos. Ya quería que fuera mañana, algo me decía que sería más divertido que el reciente e interesante encuentro.
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Your's | Rivari G!P
RandomSamantha ha pasado toda su vida adulta intentando ocultar lo que es, porque cada vez que lo deja salir a la luz termina sola, atada a una cama y decepcionada. Ahora, ha conocido a una mujer que le hace desear dejar de fingir y le muestra que no es n...