Cap. 7.1

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Me desperté por una luz fija en mis parpados y al abrirlos me topo con la mirada del sol, muevo la cabeza ya que me lastima y al hacerlo me doy cuenta que sigo en la tierra húmeda del bosque, la diferencia es que ahora no estoy enterrado, no siento frio y estoy sobre un montón de hojas. Trato de incorporarme del cálido nido en el que me encuentro atado, dirijo mi vista a lo que sea que me ata, es un brazo. Los recuerdos de los últimos acontecimientos me aturden, un escalofrió recorre mi espalda hasta mis brazos, volteo y veo el desnudo y musculoso cuerpo de Nolan. No puede ser, lo siento en mi muslo, él esta completamente desnudo como la vez que me encontró en el árbol, en ese entonces como ahora trato de no ver, aunque es una escultura difícil de ignorar.

Me levanto lentamente y con cada movimiento que hago sus brazos marcados aprietan más las partes de mi cuerpo impidiendo que me mueva mucho como me gustaría. Me apoyo de mis brazos y sentado me voy liberando poco a poco de su agarre movilizándome hacia arriba. Cuando mis pies quedan libres me alejo colocándome de pie miro a mi alrededor y mi vista se coloca fijamente en su cuerpo inerte en el bulto de hojas, su piel suave y cálida, sus músculos duros y relajados, un perfil cuidadosamente esculpido pero, masculino y... vaya, todo su cuerpo es grande, y grueso, desvío la mirada cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, retrocedo un par de pasos antes de darme la vuelta y caminar rápidamente, siento un nudo en el estomago pero corro más rápido antes de ponerme a pensar qué podría ser, ni siquiera sé a donde voy pero ya no quiero estar en el bosque ya que provoca sentimientos extraños que no sentiría en un día normal, ejemplo de eso es la atracción escalofriante que de solo pensar revuelve algo en mi que me dan ganas de volver, en definitiva mis días no serian normales después de esto.

Llego hasta la carretera después de correr por un tiempo, pido ayuda a un automóvil que pasaba, pero me evito con justa razón, estoy semidesnudo y sucio. Camino por un lapso de tiempo pensando en todo lo que había pasado y solo me hace sentir más confundido ¿En qué diablos piensan todos? Una camioneta muy amablemente paro a mi lado, la rubia conductora bajo el cristal a medias y me sonrió con alivio, oh, no.

- ¡Ian, te hemos estado buscando por días! - Dice bajándose de la camioneta cerrando la puerta para posteriormente tomar mis mejillas, sentí sus manos frías y un mareo, ella me mira con preocupación, se limpia las lagrimas y saca de los asientos de atrás una sabana y me envuelve con ella.

-Estábamos muy preocupados, tu padre vino y tus amigos no dejaron de impulsar la búsqueda, Norman y otro chico que no reconocí... Estas más delgado y sucio- Me tomo en un abrazo de hombro y me guio hasta la camioneta, me subió en la parte del copiloto mientras susurra que todo estará bien, da la vuelta mientras la miro hablar por su radio de policía, recuesto mi cuerpo en el asiento, tal vez ahora casi todo este bien, no sé cómo lidiare con mi padre aún.

-Tu padre y tus amigos nos esperan en la estación, tranquilo. ¿Recuerdas lo qué paso? ¿Puedes hablar de eso? – Dijo sentándose en el asiento del piloto insertando la llave poniendo en marcha la camioneta policiaca. Ahora que pienso en esas preguntas, los recuerdos vividos y la adrenalina de ese momento me aturde, me es imposible ordenar mis pensamientos y prefiero no decir nada, peor aun cuando los momentos de algo que no distingo como realidad o sueño llegan como flashes en mi mente confundiéndome aún más.

-Esta bien si aun no estas listo para hablar, pero seria lo mejor, ¿Okey?



...



En algún minuto del camino me quedé dormido, sentí que parábamos en un sitio así que abrí mis ojos, mis parpados pesados y mi vista poco ubicada de alguna forma me hicieron sentir taciturno. Baje de la patrulla cuando las manos de la sheriff movieron mis hombros, la mire fijamente y tal pareciera que lo único que sabia decir era que ahora todo estaría bien. No pudo bajarme completamente ella sola así que un hombre me cargo y me sostuvo fuertemente, respirando con fuerza de mi cabello diciendo igualmente que todo estaba bien, que yo estaba bien, esas palabras comenzaron a marearme. Una de sus manos, para ser especifico, la que sostenía mi nuca, acaricio suavemente mi mejilla con sus dedos, de una forma tan familiar que inmediatamente lo sentí, algo dentro de mi sintió algo en esta persona, protección y calidez desesperada, y lo supe, ahora si estaría todo bien, ahora podía estar tranquilo. Era mi Padre quien me sostenía entre sus brazos.


...



Abrí mis ojos, otra vez, me topé con la sorpresa de estar en mi pequeño departamento, bañado y empijamado, estaba en mi cama envuelto en mis sabanas. Me incorporo, recuerdo el extraño sueño que tuve y lo añado a mi lista mental de pesadillas que parecen reales. Había un enorme perro blanco, mas seguro un lobo, me miraba, me seguía y me decía cosas extrañas y supuestamente importante, si me fuerzo a recordar todo con exactitud me da vértigo.

Me levanto, busco con la mirada mis sandalias ya que solo ando con uno calcetines blancos con barquitos azules que hacen juego con mi pijama azul con barcos blancos, ahora que me fijo, esta pijama no la conozco. Levanto la cabeza hacia la puerta, me coloco las sandalias y camino lentamente hacia afuera, obviamente hay alguien más, la luz de al final del pasillo esta encendida. Me movilizo rápidamente atrás de mi puerta cuando escucho pasos por el corredor, tomo el bate de metal y lo empuño fuertemente, listo para atacar a quien sea que anda por mi casa.

La puerta se abre y estoy listo para soltar el primer golpe, el bate se eleva sobre mi cabeza y al descender es detenido por una gran y callosa mano, lucho para zafarlo y alguien me grita y estampa contra la pared. Miro los ojos que me miran con alerta, ese verde con una mancha café solo lo tiene una persona en el mundo con copia de la llave de mi departamento.

-Papá- En cuanto la palabra salió de mi boca como si lo dijese un niño pequeño automáticamente mi padre sonrió y me tomo en un abrazo cálido.

-No más sustos ¿quieres?, ya no tengo edad para ataques sorpresas- la risita después de decirlo solo me hizo recordar a cuando era un niño de siete años y me escondía en todas partes para brincar hacia él, asustarlo y morderlo, me reí separándome lentamente de su abrazo.

- ¿Qué haces aquí? - Levanto ambas cejas.

- ¿Y todavía me preguntas? ...Dime, ¿Qué fue lo que pasó? – Dijo guiándome de regreso a la orilla de la cama para sentarnos en la orilla.

Me quede en blanco, tengo los recuerdos muy presentes, pero no sé lo que en realidad paso, parece que mi nueva moda es quedar inconsciente, desmayado o dormido. Existe una parte de todo esto que me asusta, pero muy en el fondo de mi mente el fuerte pensamiento de todo lo que paso como correcto y necesario me perturba y no creo que sea correcto mentirle a mi padre, pero no tengo idea de como relatar lo pasado. Estoy muy confundido.

-Ian, ¿Acaso estas usando drogas? – Abro más ojos de la impresión.

- ¿Qué? ¡No! Solo ...no sé lo que paso, ¿Sí? Estoy muy confundido y asustado, todo fue tan rápido...- Dije mirando mis manos, mi padre me abraza fuertemente y suspira en mi cabello acariciándolo con una de sus manos y con la otra me apacha y soba mi espalda, un breve y borroso recuerdo atraviesa mi vista, me muevo al sentir un escalofrío recorrerme.

- Tranquilo, mi niño, papá está aquí -. 



Monoparental.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora