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—Rafe

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—Rafe

El chico estaba enfrente de mi casa. Llevaba un polo de rayas azules y blancas. Estaba diferente. Al levantar la cabeza lo vi. Sus ojos húmedos, su rostro inundado de lagrimas. Justo cuando iba a preguntarle que estaba pasando, vino hacia mi y me abrazó. Me abrazo fuertemente, buscando consuelo.

Al principio, la acción, me choco, pero no tarde ni cinco segundos en repetir el gesto, abrazándolo y acariciando su amplia espalda. Estuvimos unos segundos así cuando lo oí sollozar.

—Ei, Rafe —le acaricié la espalda—. Tranquilo, estoy aquí —intenté calmarlo, él se separó un poco poniendo sus manos en mi cintura.

—¿Puedo quedarme hoy en tu casa? —preguntó en un tono de voz muy bajo.

Asentí en seguida, sin dudarlo.

—Claro que sí —respondí—. Pasa, entra en casa.

Los dos subimos a mi habitación, le di una camiseta que tenía suya y unos pantalones de pijama de mi padre. Se fue al baño y escuché el agua de la ducha. Me estiré en la cama y me tapé con las sábanas. 10 minutos después salió cambiado y más relajado, se sentó en mi cama, dándome la espalda. Aun así veía su reflejo a través del espejo que estaba en frente de el.

—Mi padre me ha echado de casa —fruncí el ceño, sorprendida— Le debía dinero a un camello y él se ha enterado —apreté los labios—. Ha ido a pagarle pero, luego, me ha dicho que no volviese a la casa -habló despacio.

Me acomodé en la cama y me puse detrás de el, con ambas de mis manos en sus hombros. El miró a un costado.

—Rafe —pronuncié suavemente— ¿Por qué no me has dicho nada? —pregunté— Si necesitas dinero o lo que sea puedes contar conmigo, ¿me oyes? —el asintió despacio— Siempre.

—Gracias, Colie.

Me volví a estirar en la cama, ahora junto a Rafe, quien se cubrió con la sabana. Me aproximé a el, abrazándolo por detrás.

—Te puedes quedar aquí hasta que tu quieras —le di un beso en la espalda— Mis padres estarán encantados de tenerte en casa. Y a mi también —se dio la vuelta para mirarme.

—Te quiero.

—Te quiero, Rafe.

Ninguno de los dos dijo nada más, nos quedamos en silencio. Rafe necesitaba el cariño y se acurrucó a mi. Estuvimos así hasta que nos quedamos dormidos los dos, abrazados el uno al otro.











[...]



Al día siguiente me levanté y vi que Rafe aún seguía dormido. En esa situación se lo veía tan inofensivo, tan vulnerable... Me encantaba saber que se dejaba de esa manera conmigo. No era la primera vez que lo veía llorando, y menos a causa de una discusión con Ward, pero, si que era la primera vez que lo veía perdido, sin saber que hacer. Me asustaba la idea de que Rafe no encontrase una aspiración. Sabía perfectamente que Rafe podía tener éxito en lo que se propusiera, pero el no confiaba en si mismo.

LET IT HAPPEN    ||  Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora