17.

118 11 0
                                    

Nos encontrábamos Kiara, Pope, JJ y  yo en el muelle esperando a John B

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Nos encontrábamos Kiara, Pope, JJ y yo en el muelle esperando a John B. El rubio estaba preparando el barco de su padre para que John B pudiera huir de la isla y así evitar que fuera a prisión por una condena injusta. Llevábamos ya unos largos minutos esperando a que el moreno apareciera, pero nuestras esperanzas caían en picado por cada minuto que corría.

—¿Dónde está? —preguntó Kiara, claramente nerviosa.

—Dale tiempo —le contestó Pope, algo cabreado por lo ocurrido en el almacén—. Ya vendrá.

—Claro —habló esta vez el rubio—. Todo controlado.

Mi vista se dirigió al coche patrulla que venía hacia nosotros. Me giré alterada hacia los chicos, avisándoles.

—Mierda —susurré para mis adentros—. JJ.

El recién mencionado se movió por todo el barco.

—Corred, volved aquí —dijo refiriéndose al transporte—. Empujad hacia el agua.

Justo cuando los tres íbamos a tirar del barco, John B salió del coche de policía. Vino hacia nosotros y los cuatro nos acercamos a él.

—¿Cómo? —pronuncié.

—Venga ya... —oí la voz del moreno.

—Shoupe me ha dejado dar una vuelta —dijo irónicamente.

—Si, muy creíble —respondí abrazando al chico.

John B se dirigió hacia el muelle, donde estaba el barco y JJ encima.

—No ha sido fácil —dijo—, pero he traído la Phantom y corre como si fuera nueva —le tiró las llaves—. ¿Estás listo?

El rubio dio un salto desde el barco, cayendo a mi lado. Por otro lado, John B se giró hacia nosotros.

—¿Y Sarah? —preguntó.

—¿No está contigo? —dudé con el ceño fruncido.

El chico negó ante mi pregunta.

—No, nos separamos —respondió este—. Dijo que vendría — habló alterado—. No pienso irme sin ella.

El rubio se acercó a su mejor amigo.

—Escúchame, John B —dijo—. Sé que no te hace gracia, pero no hay tiempo. Tienes gasolina y comida, cuando llegues al cabo, es todo recto hasta el pantano. Una vez allí, pasa desapercibido. Quédate dos semanas y luego cruza la frontera en Brownsville —el chico miraba detrás de nosotros, esperando que llegara la rubia, pero en cambio, JJ le agarró por la mejilla—. Ei ¿Me has entendido?

—Sí, sí —reaccionó el chico— Brownsville.

Todos nos juntamos en el muelle, viendo como el pecoso se subía al barco. Llevaba una mochila consigo, pero todos notábamos que le faltaba algo.

LET IT HAPPEN    ||  Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora