Su familia són los Kook.
Sus amigos són los pogue.
Dos bandos en una misma isla.
A Nicole nunca le ha sido fácil la situación pero, se le hará imposible cuando un terrible acontecimiento, en los Outer Banks, le haga escoger entre un lado o el otro...
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El sonido del hacha estrellándose contra el tronco del árbol resonaba por todo el jardín del Chateau. Pope era el que movía el objeto para tallar un corazón grabado en la madera. Seguidamente, cuando el moreno finalizó, JJ, con la ayuda de un metal y el soplete que usamos para fundir el oro que nos robaron, escribió en el interior del corazón formado.
"2003-2020
John B Routledge
P4L"
—Por John B —pronunció JJ, levantando la petaca.
La morena lo miró mientras una lágrima caía por su mejilla
—Y por Sarah —añadió la chica.
Los cuatro levantamos nuestras bebidas, y le dimos un trago en su honor. Finalmente, enterramos una caja con algunas de sus pertenencias.
[...]
Me miré reflejada en el espejo de mi cuarto y de repente vi, aun a través del espejo, como mi madre entraba a la habitación.
—No entiendo por qué tenemos que ir —me quejé—. Sabemos quién lo hizo, mamá.
Ella se acercó a mí. La mujer vestía entera de negro. Sus manos se me acariciaron el pelo, peinándolo con los dedos.
—No hay pruebas suficientes, hija —recalcó—. Hasta entonces, no podemos hacer nada.
—¿Qué pasa si está vivo? —pregunté con esperanzas— Podría venir a casa, mamá.
No recibí respuesta a mi pregunta, tampoco a mi sugerencia. Se giró de nuevo y antes de salir de la habitación pronunció unas palabras.
—Deseo tanto como tu que, John B, esté vivo, cielo —dijo—. Pero, por el momento no podemos pensar más allá, sino que, tenemos que fijarnos en el presente —miré a su espalda—. Salimos en dos minutos.
Mi madre salió de mi habitación y yo volví a centrarme en mi reflejo. Llevaba un vestido muy simple de color negro, al igual que la cinta que resaltaba entre mi cabello rubio.
Pasé el funeral de la sheriff Peterkin en silencio, sin hablar con nadie, solamente saludaba formalmente a los socios de mi padre, pero cuando ellos se acercaron no pude evitar no hacerlo. Mi padre estrechó su mano con el hombre que había causado que John B tuviera que irse, el cual empujó a mi hermano y a mi mejor amiga a esa tormenta tropical.
Alcé la vista y no pude sentir otra cosa que no fuera desagrado, rabia, enfado... A su lado estaba el chico con el que llevaba semanas sin hablar. Lo había evitado a toda costa, salvo ese día en el que fui a su casa para romper el vínculo que nos unía.
