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Entré a casa, junto con Rafe el cual llevaba una cantidad excesiva de bolsas colgando de sus manos

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Entré a casa, junto con Rafe el cual llevaba una cantidad excesiva de bolsas colgando de sus manos.
Habíamos pasado toda la mañana en Chapell Hill, yendo de compras y pasando un día fuera de la isla. Para Rafe, fue la excusa perfecta para salir de su casa. Estando JB en Tannyhill, no le apetecía quedarse debajo del mismo techo que el chico.

—Colie, ¿Todo esto era necesario? —preguntó el rubio dejando las bolsas en la entrada de la casa.

Me giré a mirarlo, expresando mi descontento por esa pregunta.

—Claro que sí —respondí— No tengo ropa para ponerme.

El rubio se acercó a mi, entrelazando nuestras manos. Alcé mi cabeza para mirarlo.

—Luego soy yo el que tengo que controlar mis ahorros —dijo con una ceja encorvada.

—Ya sabes como soy —hablé poniéndome de puntillas— Aun así, me quieres.

El se agacho levemente, sonriendo de lado.

—Para no hacerlo—contestó.

Nos fundimos en un corto beso. Al separarnos, fuimos al jardín, donde estaban mis padres. Papá estaba en la barbacoa, cocinando. Mamá estaba en la tumbona, con el traje de baño, tomando el sol. Me acerqué a ellos y les di un beso en la mejilla a los dos. Rafe, seguidamente, los saludó. Me paré justo en frente de la barbacoa de mi padre.

—¿Tenéis hambre? —preguntó.

Mi madre se colocó las gafas de sol apoyadas en la cabeza. Cogió la fina blusa y se la enrolló alrededor de su cuerpo. Se levantó de la tumbona y se dirigió hacia donde estábamos, posando una mano en el hombro del rubio.

—Seguro que sí —contestó la mujer—. Ir con mi hija de compras te debe tener agotado, ¿Verdad?

—Desde pequeña ha sido una malgastadora nata —habló esta vez mi padre.

Los tres rieron ante el comentario. Puse una mano en mi pecho mostrándome ofendida.

—Sigo aquí —avisé—. Cuando me vaya podréis hablar de mi todo lo que queráis, pero ahora mismo me siento ofendida.

—Era una broma, cariño —dijo mi madre con una leve risa.

El brazo de rafe pasó alrededor de mi cintura, manteniéndome a su lado.

—Estamos hambrientos, señor Collins.

—Rafe —llamó mi padre—, ya te he dicho que me llames Steve.

El rubio asintió con una sonrisa.

Los dos nos fuimos a poner un traje de baño para pasar el resto de día en la piscina. Así que antes de comer nos cambiamos. Rafe cogió un bañador suyo que guardaba en una cajonera que se había apropiado de mi inmenso armario.

LET IT HAPPEN    ||  Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora