16.

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—¿Mi hermano?

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—¿Mi hermano?

Mis padres se quedaron en silencio, dándome a entender la respuesta. No podía pensar con claridad... ¿Qué me estaban diciendo?

—No lo entiendo —volví a decir—. ¿John B es mi hermano? ¿Cómo es posible?

Mi madre se sentó a mi lado.

—Verás —empezó a decir—, cuando John B y tú nacisteis, papá y yo seguíamos viviendo en el arrabal, en la zona sud de la isla —asentí—. No teníamos el dinero suficiente para criar a dos bebés, no teníamos fondos, Nicole —escuchaba la historia que me estaba contando mi madre sin querer perderme ningún detalle—. Justo en ese momento, el señor y la señora Routledge, estaban en busca de un hijo—mi mano se posó en mi rostro, incrédula—, pero se les hacía imposible concebir al bebé... Esa fue nuestra vía de escape, Nicole —mi madre se pausó—. Debes entender que, si no hubiéramos hecho eso, ahora mismo no estaríamos donde estamos. No fue fácil para nosotros dejar a John B.

—¿Por qué me lo contáis ahora? —cuestioné.

—Mereces saberlo, cielo —respondió mi padre.











[...]

— ¡Déjame, mamá! —grité antes de poder alcanzar la puerta de casa.

Sentí como me pisaba los talones. Me hizo girarme hacia ella, con su mano en mi hombro. Se la veía mosqueada, pero yo necesitaba hablar con él, y en casa no podía hacerlo.

—No vas a salir a ningún sitio —exclamó de vuelta—. Hasta que no haya más noticias de lo ocurrido, no vas a salir de casa, ¿me oyes? —dijo con un tono serio.

La miré suplicante.

—Por favor, mamá —suavicé mi voz—. Debo hablar con él, tengo que intentarlo.

Ella se acercó a mi, y acarició mi mejilla.

—No es seguro que vayas con el, cariño —dijo—. Si es verdad que fue él quien mató a la sheriff Peterkin, ¿Qué podrá hacerte a ti?

—Soy su novia —dije.

Ella chasqueó la lengua y no volvió a decir nada. Sus ojos me lo dijeron todo. Suspiré forzadamente y me giré ante mis pasos.

—No tardaré, mamá —informé—. Te quiero.

—Yo te quiero más —respondió—. Ve con cuidado, hija.

Tras sus palabras, salí de casa y me fui al único lugar donde estaba segura de encontrar al chico que ya no sabía si amaba.








[...]

Llegué a la camper y, desde fuera, no se oía nada. Llamé a la puerta y el pogue, al verme, me dedicó una gran sonrisa. Yo, no se la devolví, por lo contrario, miré detrás de él.

LET IT HAPPEN    ||  Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora