Un día con la Condesa Keren

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Ya han pasado alrededor de seis meses desde mi nacimiento y por fin he logrado entender el idioma de este lugar.

Mi día comienza con mi madre despertándome para darme de comer y luego dirigirnos al comedor junto con mi padre.

-Buenos días- el primer sirviente que aparece es Merazophis, él es muy apuesto y trabajador aunque hay veces en las que pienso que es demasiado trabajador.

-El desayuno esta listo, por favor siganme.

-Buenos días- las siguientes en aparecer son dos sirvientas, por lo que tengo entendido ellas son las sirvientas de mayor rango en este lugar, sus nombres son Julia y Tania.

Creo que ningún sirviente tiene apellido aunque no estoy muy segura de eso.

Llegamos al comedor y mientras mis padres desayunan yo me siento en una silla para bebés y las sirvientas me dan de comer un puré de frutas, no diría que es lo más delicioso del mundo pero si es muy rico.

Terminamos de comer y mi madre y yo salimos al jardín.

El jardín es muy grande además de que tiene muchas flores, no conozco al jardinero pero debo felicitarlo por su buen trabajo, no hay ninguna flor marchita y los arbustos no tienen ninguna imperfección todos están muy bien podados, no hay restos de hoja por el piso además de que el comedor al aire libre siempre enta limpio.

Últimamente nos ha estado acompañando Merazophis y gracias a eso me he dado cuenta de una cosa.

-¿Desea que le traiga algo?

-Si, podrías traer un poco de té y algunos dulces.

-Por supuesto- al poco rato Merazophis ya había llegado con lo que había pedido mi madre como si ya lo hubiera preparado desde mucho antes de que se lo pidieran.

-¿Desea algo más?

-No, muchas gracias.

Antes de que mi madre se sentará Merazophis jalo la silla y la acomodo para mi madre además de que me cargo para que ella pudiera comer sin ningún problema.

Es como si Merazophis pudiera ver el futuro, siempre sabe lo que quiere mi madre o lo que está a punto de hacer.

-Merazophis, prepara el carruaje.

-Por supuesto- Merazophis rápido reaccionó a la petición de mi madre y le ordenó al sirviente que estaba cerca que fuera a preparar el carruaje.

-¿A donde piensa ir?

-Sophia ya tiene la edad suficiente para salir del Palacio así que pensaba llevarla a ver el pueblo y la iglesia.

-¿No cree que sería peligroso que vayan ustedes solas?

-Mmm, pensaba ir acompañada de Julia y Tania.

-Por favor, permítame acompañarlas, puede que no sea muy fuerte pero si voy con ustedes podría ganarles algo de tiempo para escapar si algo llegará a pasar.

-Esta bien, pero no creo que nada malo pase.

Ahora que lo pienso lo único que he visto hasta ahora es la mansión en la que vivo y aunque conozco un poco la religión de este lugar nunca he ido a una iglesia.

Después de que mi madre terminara su té subimos a un carruaje como los que aparecen en las películas medievales.

No tardamos mucho en llegar al pueblo, es muy bonito y bullicioso como los de los cuentos de hadas.

Al salir del carruaje estábamos en las afueras de una gran construcción muy bonita, supongo que esta es la iglesia de la que tanto hablaban.

-Buenos días señorita Seras, ¿que la trae por aquí?

-Buenos días Sacerdote Dimitri, solo quise salir a dar un paseo por el pueblo.

-Vaya, ¿pero que ven mis ojos? ¿Esta de aquí es la señorita Sophia?

-Si, ella es mi pequeña Sophia.

-Se parece mucho a usted, puedo asegurar que será la mujer más bella del Reino de Sariella.

-Muchas gracias.

El sacerdote nos guió a mi madre y a mi adentro de la iglesia, sabía que la diosa a la que tanto adoran tiene una apariencia hermosa y unas alas como un angel pero me sorprendió ver que cerca de la estatua de la diosa había un cuadro con una araña.

Por alguna razón recordé a la pequeña araña que cuidaba en mi vida pasada.

¿Como estará la araña?

¿Alguien más la esta cuidando?

¿O tal vez ya murió?

Me entristece un poco pensar en que la pobre araña se quedó sola.

Y al final no le pudimos dar un nombre, aunque el que le íbamos a dar no era muy bueno que digamos.

Después de que mi madre diera unas oraciones salimos de la iglesia pero no regresamos al carruaje, en vez de eso mi madre camino hacia el mercado que estaba cerca de la iglesia.

Los sirvientes seguían de cerca a mi madre y Merazophis cargaba todo lo que compraba mi madre, todos los ciudadanos saludaban a mi madre de manera muy familiar como si ella no fuera una noble, por alguna razón cuando vi a mi madre actuar de forma muy amigable con todos recordé a una típica protagonista que es amada por todo el pueblo.

Entramos a una panaderia donde se encontraba un señor con una vestimenta típica de un panadero medieval.

-Buenos días señorita Seras.

-Buenos días señor Oscar.

-Que alegría verla por aquí, supongo que esta hermosa bebé es la señorita Sophia, y pensar que la última vez que la vi todavia estaba embarazada.

-Que rápido pasa el tiempo, ¿no cree?.

-Ni que lo diga, todavía recuerdo cuando era una niña que venía corriendo todas las mañanas para ser la primera en comer mis panes y ahora es toda una Señora de la familia Keren.

-Vamos, no se ponga sentimental.

-En fin, ¿que la trae por aquí?

-Salí a visitar la iglesia con Sophia pero aprovechando que sali decidí mejor pasear por el pueblo y pasar a comprar algunas cosas.

-En ese caso, permítame darle algunos panes recién salidos del horno.

-Muchas gracias.

Paseamos por todo el pueblo, estaba a punto de anochecer así que regresamos a la mansión.

-¿Como le fue a mis dos amores? -el primero en recibirnos fue mi padre.

-Muy bien, pude saludar a varios amigos y pase comprar muchas cosas.

-Si, ya lo note- dijo mi padre que veía a Merazophis y a varios sirvientes cargando muchas cajas y bolsas de las cosas que compró mi madre en el pueblo.

-Sabes, todos los que veían a Sophia decían que seguro se convertiría en una hermosa señorita.

-Por supuesto, después de todo ella se parece a ti.

Sin duda mis padres son una de esas parejas melosas.

-Mis señores, perdón por interrumpirlos pero ya está la cena- hablo una de las sirvientas.

-Ya vamos, ¿Merazophis podrías acomodar todas las cosas que compró Seras?

-Por supuesto, ¿quieren que les vaya a dejar unos cuantos panes para que cenen?

-¿Son del señor Oscar?

-Si.

-Entonces si, los panes del señor Oscar son los mejores de todo el pueblo.

Mis padres estaban casi abrazados conmigo en medio mientras se dirigían al comedor.

Después de cenar fuimos al cuarto y me pusieron en mi cuna.

El día de hoy fue divertido de cierta forma, es la primera vez que las personas elogian mi apariencia y me dicen que tendré un gran futuro.

Estoy ansiosa por empezar mi nueva vida como Sophia Keren.

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