Entrenamientos.
Busco a Gally entre todos los solados en la sala de entrenamiento hasta encontrar su figura en la sección de lanzamiento de cuchillos.
—¿Qué haces aquí? —pregunto —Deberías estár en la sección de fuerza y armas de fuego, son tu punto fuerte y Lawrence te colocó con ellos.
—Creí que me podrías ayudar con los cuchillos.
Lanza uno hacia la diana pero rebota y cae al suelo. A continuación, me entrega uno para que lo lanze y casi toco el centro.
De repente recuerdo cuando mi padre, Jorge, me intentaba enseñar a disparar, lo cual era inútil ya que mi punto fuerte siempre han sido los cuchillos y mi agilidad.
Brenda, por otro lado, aunque no tenga nuestra sangre siempre tuvo el mismo talento que papá.
Tras varias indicaciones, Gally porfín deja el cuchillo clavado a la pared de madera.
—Esto no es lo mío —comenta riendo.
—¡Eh! —le llama James —Ven a entrenar cuerpo a cuerpo conmigo, somos inpares.
Gally sonríe y va sin decir una sola palabra lo cual me preocupa porque Chuck ya me contó sobre la tradición de pelear contra los nuevos en la que siempre ganaba el rubio.
Voy tras él y me uno al resto de soldados que observan fuera del suelo acolchado.
Gally es quien comienza a empujar para después esquivar varios golpes por parte del pelinegro. Ambos caen al suelo varias veces, pero se levantan rapidamente para continuar hasta que James pierde el equilibrio tras un fuerte empujón y cae fuera de la cinta adhesiva blanca del suelo.
Mientras que James se va enfadado, todos intentan acercarse a Gally para felicitarlo aun que él se acerca a mí y me abraza por sorpresa.
—¿Me acompañas a mi habitación?
¿Me extraña su pregunta? Sí.
¿Acepto? También.
Al llegar se quita la camiseta de modo que la herida, todavía sin cicatrizar por completo, queda descubierta.
—Pensé que te habrías puesto alguna venda —me quejo y busco el botiquín en un armario de la cocina para después volover y cerrar la puerta a mis espaldas.
—Pensé que no volvería a sangrar.
—Te lo advirtieron los doctores, si no pones de tu parte te volverán a meter en el hospital.
Nos sentamos en su cama y desinfecto la herida de su abdomen antes de poner la crema antiinflamatoria que le recetaron sobre su abdomen.
—Te ves bien cuando te concentras —confiesa él en un susurro.
Ignoro su comentario, pero mis mejillas se calientan a más no poder.
Para finalizar, cubro la herida casi sana por completo con la benda.
—¿Te dolió mucho? —pregunto, recordando el golpe de James que le dió en toda la herida a Gally.
—Dolió más cuando me clavaron la lanza.
Dejo todo en una mesita de noche al mismo tiempo que Gally se tumba hacia arriba en el colchón.
—Chuck no se creería que el capitán Gally está en este estado.
—¿También te ha contado eso? —suspira y me mira de nuevo —Me va a dejar en ridículo.
—No exageres, no es tan vergonzoso.
—¿Entonces has hecho cosas peores?
—Sí, pero nunca te diré el qué.
Él se levanta, lo cual me hace mirar hacia arriba por la diferencia de altura entre los dos y acerca su rostro al mío hasta que la punta de mi nariz toca con la suya.
La tensión la podría notar hasta Chuck des de la habitación de al lado.
Sin previo aviso, Gally me empuja a la cama para empezar a hacerme cosquillas.
—No me gustan las cosquillas —me quejo riéndome, pero él no se detiene hasta un rato después.
Su peso hunde el colchon a mi lado así que le miro mientras que ambos todavía reímos.
Él sube su mano hasta mi mejilla y se acerca un poco más a mí, bajando sus ojos a mis labios para después volverlos a subir.
—¿Puedo? —pregunta en un susurro.
—Sí.
Nuestros labios no tardan en juntarse en un dulce y delicado beso que provoca un revoloteo en mi estómago incluso tras separarnos.
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Fuera del laberinto
FanficEn una de sus crisis, Mags pierde de vista a su padre y termina encontrando a dos casi muertos en una sala. Ella no lo sabe, pero eso cambiará por completo su vida.