En una de sus crisis, Mags pierde de vista a su padre y termina encontrando a dos casi muertos en una sala.
Ella no lo sabe, pero eso cambiará por completo su vida.
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Siento el agua deslizarse por mi piel, lo cual nunca me ha gustado, y en cuanto todo el jabón sale de mi pelo salgo de la ducha para secarme.
Nunca ha hecho demasiado frío durante el día, pero cuando recién salgo de la ducha parece que me voy a congelar como un simple cubo de hielo.
Visto con mi uniforme y me coloco el cinturón con cuchillos que siempre llevo en caso de alguna emergencia para después salir en busca de Chuck.
—¿Ya estás listo?
—Aún me tengo que cambiar, espera un momento.
El pequeño cierra la puerta y Gally me toca el homblo, cosa que me hace sobresaltar.
—No era mi intención asustarte —habla —¿Puedo ir con vosotros?
—No es necesario.
—Lawrence dice que C.R.U.E.L. se están preparando para un posible ataque hoy...
—Le prometí a Chuck que solo iríamos los dos, se veía muy ilusionado.
El rubio asiente no muy convencido antes de volver a hablar.
—Ten cuidado.
—¿Vas a entrenar? —pregunto al ver que se empieza a alejar hacia la salida de la casa de Lawrence.
—En realidad me ofrecí para la guardia de hoy, necesitaban a más soldados.
—Ve con cuidado tú también.
—Lo haré.
Veo su figura alejarse con el uniforme puesto, a la vez que se coloca la máscara de gas.
—Ya estoy listo —dice el pequeño a mis espaldas.
Le sonrío y salimos a recorrer las calles de la ciudad en busca de un supermercado para que Chuck pueda probar el zumo de naranja que tanto me gusta a mí.
En cuanto salimos de la tienda, antes de que podamos abrir los envases, varias furgonetas del brazo derecho se dirijen hacia los muros que nos separan de C.R.U.E.L. para desalojar las calles.
—¿Algo va mal? —me pregunta Chuck asustado.
—No te preocupes, solo volvamos antes de tomar el zumo.
Sujeto la mano de él antes de atravesar la multitud en las calles mientras unas alarmas comienzan a sonar y los agentes de C.R.U.E.L. disparan a los ciudadanos más infectados.
—Chuck, escuchame —llamo su atención —. Sabes volver solo así que tú ve que yo te cubro las espaldas.
Él asiente asustado y le entrego mi botella también.
—No mires atrás en ningún momento.
A los pocos segundos lo pierdo de mi vista por la velocidad que lleva y la cantitdad de gente me impide avanzar conta más cerca se escuchan los disparos ya que la gente está alterada.
La gran cantidad de ruidos y personas en movimiento me comienza a agobiar demasiado por lo que saco uno de mis cuchillos y me preparo para cualquier cosa.
—¡Gally! —grito varias veces sin resultado alguno.
Unos agentes de C.R.U.E.L. se van acercando a mí sujetando sus armas, puede que me quieran por el uniforme que me cubre. El brazo derecho y ellos nunca se han llevado bien.
Lanzo varios cuchillos hacia ellos, pero alguien tira de mi espalda hasta subir en un furgón lleno de hombres con máscaras de humo.
—¿Estás bien? —pregunta mi rubio, bastante preocupado.
¿Mi rubio? Eso ha salido extrañamente natural de mis pensamientos.
—¿Has visto a Chuck? —pregunto tratando de recuperar la respuración y apoyándome en el cuerpo de Gally, quien también permanece sentado en el suelo conmigo entre sus piertas.
—Lawrence dice que ya ha llegado.
James me entrega una máscara para los gases y me la coloco por si acaso.
—No da tiempo a dejarla en la base —habla el conductor.
—Os puedo ayudar, yo también voy armada.
En ningún momento bajamos del vehículo, solo disparamos y atacamos a la distancia des de él mientras nos movemos.
Los agentes de C.R.U.E.L. tienen como objetivo acabar con nosotros y por ello llamaron nuestra atención con algunas muertes de ciudadanos inocentes.
Tras acabar todas las balas de la pistola que me dejó Gally, así no pierdo cuchillos, siento un dolor en mi hombro.
Un corte.
Lanzo un par de cuchillos hacia el culpable hasta que el agente de C.R.U.E.L. se desploma en el suelo.
Mis compañeros cierran las puertas y volvemos lo antes posible a la base porque no soy la única que está herida.
—Gally —le llamo en un susurro débil.
Al ver mi herida, quita su camiseta negra y la coloca para detener la hemorragia al mismo tiempo que me sujeta para no caer del asiento en cada curva.
—Ya queda menos, Mags.
Este capítulo ha sido más largo de lo que pensé que sería.
