CAPÍTULO 4

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¿Y si le beso?

En cuanto Gally se nos sumó al equipo, las expectativas de Lawrence hacia mí aumentaron demasiado hasta tal punto en el que no tenía tiempo para mí

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En cuanto Gally se nos sumó al equipo, las expectativas de Lawrence hacia mí aumentaron demasiado hasta tal punto en el que no tenía tiempo para mí. Ahora parece que existo solo para complacer a Lawrence y sus otros soldados, los cuales no me terminan de respetar.

—¿Lawernce lo sabe? —pregunta Gally, tumbado en mi cama mientras yo recogo la ropa recién labada.

—Sí, pero no le importa.

Cierro el armario tras guardar la última camiseta y giro para ver a mi amigo.

—No lo importo, al menos no tanto como el resto de soldados y como pienses algo machista te extrangulo —Gally levanta los brazos y ríe ligeramente —. Perdona, des de que vivo aquí mi vida ha cambiado demasiado.

Y odio los cambios, me cuesta demasiado adaptarme a nuevas situaciones como para hacerlo cada día con las ordenes espontáneas de Lawrence.

Me siento al lado de mi amigo y él apoya su cabeza en mis muslos mientras yo acaricio su corto pelo, cosa que me genera una sensación extrañamente agradable.

—¿Crees que Chuck se convierta en soldado también? —pregunto en un susurro.

—No, estoy seguro de que limpiará como hacía en el claro.

Los ojos de Gally se vuelven a abrir y me doy cuenta de que su mirada baja a mis labios de forma casi involuntaria, pero vuelve a mis ojos de nuevo intentando disimular.

—¿Esta tarde visitarás a Chuck?

—Sí, le prometí que iría antes de sus pruebas finales —recuerdo —. Són mañana y si las pasa ya tendrá permitido salir del hospital unas horas al día.

Todavía le queda bastante para tener el alta.

Gally, quien anoche tuvo que hacer guardia por la ciudad, cae en un sueño profundo con tan solo un par de minutos de silencio.

Su rostro se ve relajado al igual que cada músculo de su cuerpo.

Una parte de mi cabeza me pide a gritos que le dé un beso de buenas noches aunque la verguenza me gana y solo quedo quieta hasta que, horas después, despierta.

Fuera del laberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora