Un nuevo sueño

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— Esta es una gran oportunidad, señorita Tsukino.

— Lo sé.

— Es la primera persona recién egresada en conseguir el puesto — la directora del instituto de moda y alta costura de Tokio, se detuvo al ver el semblante triste de la joven — Pero… no parece contenta por la noticia.

— Lo estoy— aseguró la joven sin mucho entusiasmo — Es solo que…

— ¿Hay algún problema?

— ¡No! Solo… no esperaba que me aceptaran en el primer intento.

Su nombre era Usagi Tsukino. Una joven promesa de la industria de la moda de solo 21 años que  acabado de terminar la carrera en diseño de moda.
Elegir esa carrera no le fue difícil ya que siempre estuvo interesada en la alta costura. Interés que se potenció en sus años de preparatoria.

Hubo varios sorprendidos, incluso algunos que apostaban porque no llegaría ni a pasar el primer cuatrimestre en la universidad. Pero, Usagi dejó de lado todas las críticas y se concentró en lo que realmente valía la pena, sus sueños.

Durante sus años en preparatoria vivió experiencias que para todo el mundo serían difíciles de creer. Peleo contra fuerzas oscuras que deseaban gobernar y destruir la tierra. Hubo momentos en los que creyó que todo estaba perdido. Pero gracias a mis amigas, y al amor de Darien, pudo vencer todos los obstáculos.

Después de la batalla con Caos y sailor galaxia, la tierra se sumergió en un tiempo de paz y tranquilidad muy largo, que duraría hasta el día en que se creara Tokio de cristal.

O eso era lo que todos esperaban.
Todos sus amigos e incluso ella, soñaban y estaban a gusto con el futuro que se les había prometido.

Tanto, que ninguno entendió lo frágil y sencillo que podía ser alterarlo.
Cuando Usagi y sus amigas terminaron la preparatoria se dedicaron a luchar por sus sueños. Para ese momento, en el corazón de Usagi había un sinfín de cosas que quería lograr antes de contraer matrimonio con Darien. Y no porque no lo amara infinitamente, sino por el simple hecho de  desear superarse como persona y demostrarle así a todos su valía.

Quizá, si Darien no hubiera regresado a USA para terminar sus estudios como planeó hacerlo desde antes que Sailor Galaxia le quitara su semilla estelar; si hubiera permanecido a su lado durante esos cuatro años, se habría casado con él en cuanto terminó su estudios superiores.

Pero las cosas no fueron así.

Ahora estaba ahí. En esa tarde de invierno, caminando por el nevado parque de regreso a su departamento. Con una carta de aceptación para ingresar como editora a la más famosa casa de modas de N.Y; y el corazón partido en dos por lo que eso significaba.

Había deseado con todas sus fuerzas que algo así pasara. Se había esforzado tanto por conseguir aquel empleo. Y ahora, que ya lo tenía en sus manos, no estaba segura de aceptar. No estaba segura de poder… abandonar su futuro para ir tras de su nuevo sueño.

Había hecho las cosas en secreto de todos. Su familia y la mayoría de sus amigos, incluso Darien no tenían la menor idea de su solicitud. Solo su asesora en la universidad, y Rey, su mejor amiga, sabían de su interés por el puesto.

Ahora, tenía que elegir entre cumplir el sueño por el que se había esforzado tanto durante los últimos años y que le causaba tanta ilusión y orgullo, o quedarse junto al gran amor de su vida, y disfrutar de la felicidad prometida desde hacía tanto tiempo.

Fue justo ese pensamiento lo que la llevo a buscarlo en su departamento.
Si Usagi no hubiera estado tan absorta en sus pensamientos, quizá se habría dado cuenta del hombre que la observaba a un par de metros y no habría descubierto la verdad de una forma tan dolorosa.

°°°

Él tuvo que contener las ganas de correr detrás de ella. De besarla y abrazarla para no soltarla nunca más.
No pensó que abandonar este mundo y alejarse de ella fuera tan difícil. Cuando la conoció, nunca se imaginó lo rápido y fácil que sería enamorarse. Jamás dimensiono lo hondo que llegaría a tatuarse en su corazón y pensamiento.

Había vuelto solo por ella. Por el anhelo que no le permitía vivir.

Pero, tenía que hablar con alguien antes de presentarse frente a Usagi de nuevo. Lo que lo obligaba, por ahora, a conformarse con mirarla desde lejos.
Sonrió al verla cruzar la calle. Los años no habían hecho más que madurar su belleza.

°°°

Rey, había llegado de Roma solo un par de horas atrás.

Nicolás y ella, habían tomado un año sabático para viajar y conocer el mundo. Las cosas entre ellos iban de lo mejor, pero Rey no estaba lista para contraer matrimonio con aquel apuesto joven, heredero de una de las fortunas más grandes del viejo continente.

Su corazón le pertenecía, pero aun había cosas que necesitaba de su atención antes de ser su esposa.

Por eso, había decidido regresar a Japón un par de semanas antes de aceptar el puesto como directora de operaciones en una de las empresas de comercio digital más grande de todo el mundo.

Sí, aún era muy joven, y era sorprendente que hubiera conseguido aquel empleo, pero después de terminar la preparatoria, ¿quién se hubiera imaginado que su fuerte serían las computadoras y los sistemas operativos?

A pesar de que su abuelo hubiera deseado que ella se quedar en casa para hacerse cargo del templo, jamás le impidió buscar su sueños.

La joven mujer, solo dejó las maletas sobre la cama y salió corriendo para ir en busca de sus amigas. Hacía mucho tiempo que no las veía, pero había estado al pendiente de todas ellas. Cada una triunfando en su propio sueño.

Amy, como siempre quiso, se convirtió en doctora y actualmente estaba en su interinato en el hospital general de la ciudad número diez, buscando especializarse en cardiología. Lita, había abierto una pastelería, que después de algunos años se convirtió en una gran cadena por todo el país. Mina por su parte, no descanso hasta abrirse camino en el medio del espectáculo, término estudiando comunicaciones y había recibido recientemente, la oportunidad de integrarse al equipo de reporteros de una de las televisoras más prestigiadas de todo Japón.

Quien la sorprendió fue Usagi.

Al principio, Rey no hubiera dado ni un dólar por su torpe amiga. Pero el tiempo había sacado a flote la madures que poseía y poco a poco dejó de ser la niña llorona que todos conocían. Había mucha determinación en Usagi, sobre todo, cuando se trataba de demostrarle al mundo que podía hacer cualquier cosa.

Dejó con la boca abierta a varios cuando logro entrar a la universidad.
Todo parecía ir bien en la vida de Usagi, pero había una pequeña parte que a Rey, por alguna extraña razón no terminaba de convencerla.

Su relación con Darien.

Sabía, al igual que todos, que estaban predestinados a estar juntos. Pero… la actitud de Darien había cambiado, y a pesar de que Usagi daba todo de sí para que la relación funcionara, había ocasiones en que él parecía menospreciarla. Las discusiones entre ellos habían aumentado alarmantemente en los últimos meses. Rey había perdido la cuenta de cuantas veces, Usagi la había llamado llorando a mitad de la noche.

Estaba preocupada por su amiga. Y una de las razones principales de su regreso, era precisamente para hablar con el futuro rey.

Justamente ese era el pensamiento en su cabeza al llegar el final de las escaleras del templo, cuando escuchó que la llamaban.

— ¿Rei?

Se detuvo de golpe y se giró creyendo que lo había imaginado. Pero su sorpresa fue grande al ver a aquel hombre parado frente a ella.

— ¿Seiya?

El Conejo De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora