No había cambiado mucho desde la última vez que se vieron. Aunque ahora su facciones eran un poco más varoniles no se había deshecho del cabello largo, lo que a su parecer, lo hacía lucir muchísimo más guapo.
— Hola — saludo el chico con una pequeña reverencia.
Rey dio un paso al frente, aun incapaz de creer que él estuviera ahí.
— Parece como si hubieras visto un fantasma — se burló Seiya — Soy yo.
La chica se acercó y le tocó el hombro, temerosa de que se desvaneciera con el contacto. No lo hizo, así que más segura, comenzó a palparlo, sonrió y finalmente lo abrazó.— ¡Seiya!— él correspondió al abrazo igual de feliz — ¡Wow! ¡No esperaba…! ¡¿Cómo es qué…?! ¡¿Taiki y Yaten…?!
— Solo yo — respondió adivinando la última preguntan.
— Pero, ¿por qué?
— Te invito un café — ofreció el más alto con una gran sonrisa — Y ahí te lo explico todo.
Rey lo llevo al café que solía frecuentar con sus amigas cuando estaban en la preparatoria. El lugar había sufrido algunos cambios pero seguía conservando un ambiente agradable y tranquilo.
Luego de escuchar la historia de cómo los demás habían logrado reconstruir sus vidas después de regresar a su planeta y de cómo la princesa le había ordenado por el bien de todos que regresara a la tierra para poner en orden sus sentimientos y luego volver completamente centrado a su mundo, Rey tenía una pregunta en la punta de la lengua, que soltó en cuanto tuvo la oportunidad.
— ¿Regresaste por, Usagi? — Seiya la miró en silencio por un momento. Con una expresión seria — ¿Sigues… enamorado de ella?
— La princesa… quiere que tome una decisión. No puedo aceptar mi cargo en su corte, si tengo el corazón y la mente en otro lado.
— Entonces… ¿sigues amando a nuestra, Usagi?
Hubo un nuevo silencio, que fue roto por un suspiro de Seiya.
— Nunca deje de amarla — fue la respuesta del chico.
— ¿A qué viniste exactamente? — preguntó Rey después de un momento.
— Solo… quiero saber cómo esta. Estar seguro de que se encuentra bien. Dime, ¿es feliz?
— Bueno… Usagi…
— ¿Qué sucede? — preguntó alarmado al darse cuenta de la indecisión de su amiga.
— Ella…
°°°
Cuando Usagi llegó al edificio de Darien, se tomó un largo tiempo para llegar hasta su departamento. Decidió usar las escaleras en lugar del elevador para pensar bien en las palabras que usaría para explicárselo todo. No quería pelear con él, no de nuevo.
Últimamente lo hacían mucho.
Darien le estaba mostrando una cara diferente al dulce joven que había conocido años atrás. Desde que regreso de USA, trataba de controlarla mucho. La celaba por cualquier cosa, y no perdía la oportunidad de reprocharle su relación con Seiya. Aunque ante los demás se mostraba de acuerdo y apoyaba a Usagi, en la intimidad, cuando estaban solos, ella sentía que realmente no lo hacía. Siempre recalcaba lo difícil que serían las cosas, y lo poco preparada que estaba.
Parecía que todos los días trataba de desalentarla.
Eso sin mencionar lo poco cariñosos que se había vuelto.
Realmente, Darien nunca fue un hombre que demostrara mucho sus sentimientos, pero había una cosa de la que Usagi siempre estuvo segura, cada vez que él le dijo que la amaba más que a cualquier otra cosa, podía ver en sus ojos que era verdad. Sin embargo, durante el último año, al escuchar esas palabras siempre había duda. Aquella certeza se desvanecía día con día de los ojos de su amado, dejando un gran dolor en el corazón de Usagi.
No quería perder la esperanza, y lo excusaba constantemente, tratando de hacerse creer que todo era por la gran presión con la que Darien tenía que lidiar día con día. Así que ella misma creyó que todo se trataba solo de una mala racha.
Sin embargo ahora estaba ahí, parada frente a la puerta de su departamento, con miedo a llamar.
Se tomó un par de minutos más para reunir valor, y cuando iba a tocar el timbre, se dio cuenta de que la puerta no estaba cerrada, simplemente estaba emparejada.
Empujó un poco la puerta y asomó la cabeza para ver si encontraba a su novio cerca, pero parecía que no había nadie. Analizó la cerradura, quizá estaba descompuesta y por eso no cerraba bien. Empujo la puerta y cerró sin ningún problema.
Tal vez, si Usagi se hubiera preocupado un poco más por ese detalle y prestado un poco más de atención al par de zapatos que descansaban en la entrada, hubiera sabido que algo estaba mal.
Había música reproduciéndose en el estéreo, una pieza que a Darien le gustaba muchísimo. Danza Hungara Nº5, Usagi la había escuchado demasiadas veces, y por eso ya conocía el nombre de la pieza. El gusto por la música clásica, había llegado de la mano de Darien, después de algunos años, y de varios discos reproducidos mientras pasaba tiempo con él, logró apreciarla.Caminó con cuidado atravesando el recibidor y la sala. No había rastros de Darien. La música estaba sonando más alta de lo normal, pero Usagi tampoco se fijó en eso.
El destino estaba empeñado en quitarle la venda de los ojos.
Se quedó un par de minutos en medio de la sala, tratando de adivinar a donde había ido Darien. Luego escuchó un golpe. El sonido venia de la habitación, así que sin imaginar el infierno que se aproximaba, fue ahí.
La puerta también estaba semi abierta. La empujó con la yema de los dedos solo un poco, lo suficiente para que se abriera.
La escena que descubrió la dejo sin aliento.
Se llevó las manos a la boca, ahogando un grito. Un doloroso nudo se le formo en la garganta, mientras el corazón se le partía a pedazos. Las rodillas le fallaron, se volvieron gelatina y ella terminó destrozada sobre el piso.
— ¡DARIEN! — grito desgarrándose la garganta.
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El Conejo De La Luna
FanfictionLuego de los sucesos con Sailor Galaxia, Serena y las chicas comienzan a vivir una vida normal y tranquila. Pero, en el corazón de Serena se dejo una semilla de amor que con el tiempo germino en silencio y ahora tiene la oportunidad de florecer. Lue...