❛❛ 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋❜❜ | No sabía exactamente porqué sentía curiosidad sobre él, pero apenas se atrevió a escribirle esas notas, supo en ese instante que esas emociones quizá eran más fuertes de lo que pensaba.
Y eso le aterra...
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— Hey —llamó Guan Fang— Zhang Lurang, tengamos una cena en mi casa, mi abuela estuvo hablando sobre dejarlos a ustedes probar su nuevo plato.
— ¿Esta noche? —preguntó el susodicho.
— Sí, hay que ir —contestó Gu-Ran— De todos modos, el fin de semana es mañana.
— Exacto, ya les conté a Lea y a las demás —explicó terminando de escribir en su teléfono.
Le extendió el aparato a Lurang, mostrándole los mensajes que, en efecto, se trataban de una charla entre su insistente amigo y la chica.
❝ Leaa MingMing! Sé que estás leyendo esto, tonta.❞
❝ Vuelves a decirme así y te corto los dedos.❞
Jaja, que tierna.
❝¡No me digas así! Te detesto.❞
❝ Tú sabes que no. Me aprecias ya que soy un ser de luz. Tan solo mira como te tolero.❞
❝ ¿Tolerarme? ¿Ahora qué quieres? ❞
❝ Ayy, la niña peleó con la representante de la clase y ahora anda violenta.❞
❝ No me peleé, ignorante. Solo resolví las cosas. Eso es algo muy diferente. ¿Y qué necesitas, Fang?❞
❝ Era para ver si, después de clases, vamos todos a ver a la abuela.❞
❝¿Y eso que los chicos van?❞
❝ Los invité a comer, así como te estoy invitando a ti junto con Jiang y Zaizai. No intentes negarte.❞
❝ No planeaba hacerlo. Tú sabes que nunca
me negaría a visitarla.❞
❝ Nos vemos después de clase entonces. Avísale a las chicas.❞
❝ A eso voy.❞
Lurang leyó la conversación con una expresión dudosa, notando de reojo como Fang se lo enseñaba asintiendo orgulloso, a pesar de que haber sido amenazado con la amputación de sus dedos, y ser llamado ignorante.
La magia de la amistad.
— Ignora sus insultos, ella es así —comentó el joven guardando su celular con tranquilidad.
— ¿No te molesta ser insultado? —interrogó Gu-ran, quién también había leído.
— No me molesta porque sé que no lo dice enserio, a fin de cuentas ninguna ofensa de su parte lo es —aclaró con una sonrisa de oreja a oreja— si genuinamente me odiara, ya me hubiera apartado de su vida, y aquí sigo.
