❛❛ 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋❜❜ | No sabía exactamente porqué sentía curiosidad sobre él, pero apenas se atrevió a escribirle esas notas, supo en ese instante que esas emociones quizá eran más fuertes de lo que pensaba.
Y eso le aterra...
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— ¿Ganaste la lotería? ¿Por qué el trato repentino? —preguntó Jia— Estás muy alegre también.
— La comida en la cantina estaba deliciosa hoy —contestó Zaizai disimulando— ¿No puedo estar feliz por eso?
— Claro que sí —habló Lea— pero eres más feliz de lo normal, y debe haber una razón, en especial porque son muy pocas las veces que ofreces comprarnos dulces.
— Mejor apúrense y escojan —alentó Zaizai cambiando el tema, codeando a ambas chicas.
— Dijiste que es tu invitación, así que no voy a negarme entonces —dijo la de pelo corto alegremente.
— ¿Una invitación? —se escuchó por detrás una voz— ¿Quién está invitando?
Al voltear, las tres notaron que se trataba de un estudiante comprando con su amiga.
— ¿Y ahora de dónde salió este? —susurró Lea-Ming para sí misma.
— ¡Yo! —se señaló Su Zaizai feliz— Estoy muy feliz hoy así que estoy invitando a todos.
— ¡Entonces yo tampoco me negaré a eso!
— ¿Pero que le sucede? —le preguntó la pelinegra a Jia— Ni siquiera le habla en la escuela y ya quiere que Zaizai le compre dulces.
— Comida gratis es comida gratis...
— Eso no es justificación.
Miró consternada como el dúo ajeno tomaba dulces de a montón de forma desesperada, algo que, aunque no juzgaba, no podía evitar mirarlos con indignación.
Mientras sus amigas seguían seleccionando dulces, no pudo evitar escuchar unos cuchicheos en un pasillo cercano.
— ¿Por qué son ellas otra vez?
— A ellas seguramente les gusta la atención.
— Vámonos —concluyó la tercera persona.
Pudo reconocerla como Ye Zhen Xin y su dúo de seguidoras, las cuales anteriormente eran tres, pero debido a lo que pasó en el gimnasio aquel día, una quedó en recuperación por un tabique desviado.
¿Lea lo volvería a hacer? Ni loca.
¿Se arrepentía? Un poco.
¿Se lo merecía? No, ni una pizca de atención de su parte.
— Vamos Lea, selecciona algo —insistió Zai, sacudiéndola por el brazo— ya te dije que yo pago.
La chica tomó un flan— ya está.
— ¿Solo eso?
— Me gusta, además es el más barato de todo esto.
— No te preocupes por el dinero, vamos, ¡Selecciona algo más!
