Capítulo 54

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Daisy York después de haber aprendido a leer y escribir se escabullia en silencio a la enorme biblioteca de su hogar donde se la pasaba una cantidad absurda de horas rebuscando entre los viejos libros algún título de su interés.

Habitualmente, se decidía por libros educativos; de naturaleza, historia del universo y el origen del ser humano. Todas siendo historias confirmadas y basadas en hechos o buenas especulaciones, siendo muy escasas las veces que se decidía por algun libro de fantasía, novelas románticas o simplemente de mitos místicos.

Y sorprendentemente, hay un libro de ese género literario que llama realmente su atención, uno que simplemente no pudo ignorar luego de ver su portada negra con ligeras pinceladas blancas haciendo alusión a las estrellas, con un título extravagante en letras plateadas llamando al libro 'Luna'.

Dichoso libro es una extensión de cortas historias que los padres solían contarle a los niños para dormir, haciendo la idea de que la luna alguna vez bajo a la tierra, siendo este un libro con escritos específicos lo que dicha mujer vivió en su estadía allí.

La historia era bastante peculiar y explicaba detalladamente que el universo escogió a una bella mujer de piel oscura como la noche, cabello blanco y luminoso con un brillo irreal y unos ojos grises tan atractivos como un cielo estrellado. Era una personificación perfecta de la noche y su belleza era extravagante, siendo esta la mujer más bella que piso la tierra en aquellos años.

Pero, la historia más importante que hay en el libro, y es la que más llamó su atención, es la que explica el origen del día y la noche, siendo la misma en la que Luna decide dejar el planeta tierra y ascender al cielo para cuidar al mundo desde allí.

El antiguo libro relata como en una tarde fría, la reina Luna miraba el horizonte desde su balcón totalmente deprimida y atormentada ante su infinita y obligatoria soledad, pues ella, como la elegida por el universo, no podía andar por ahí con el resto de los mortales y tampoco crear vínculos con ellos, pues eventualmente las evidiosas garras del tiempo se los llevarían sin aviso y con crueldad.

Pero esa tarde, tan aburrida para ella como ninguna otra, divisó una melena dorada acercándose a su abandonada y desolada torre.

Curiosa, intentó ver más allá de lo que sus ojos grises le permitían, percibiendo como una calidez impresionante llegaba con la presencia de aquel ser radiante y brillante.

Cuando notó que aquella presencia estaba allí por ella, bajo rápidamente hasta la puerta principal de su enorme torre, abriendo esta cuando fue levemente tocada. Al abrirla se encontró con una mujer un poco más alta que ella, de piel pálida, vestimentas que aturdían a la vista y ese largo cabello dorado removiendose gracias a la fría ventisca.

Después de que se le permitió el paso en aquella torre, la mujer de brillantes cabellos se presentó como 'Sol' y anunció ser una elegida por el universo también.

No era la primera vez que alguien aparecía alegando ser elegidos del universo, buscando aprovecharse de ello para estar cerca de la maravillosa Luna, pero ella, siendo una mujer intuitiva e inteligente, sabía que aquello era falso con sólo mirar a los ojos de aquellos hombres mentirosos.

Pero esa vez, se vio envuelta en una extraña duda, sabiendo que ningún mortal podría verse de aquella espléndida forma, ni portar unos ojos amarillos brillantes y desestabilizantes.
Aun así, no sabía si podía confiar en ella, pidiéndole a la llamada Sol quedarse unos días a su lado para así confirmar la veracidad de sus palabras.

Sol, compresiva, accedió sin poner peros, totalmente confiada de sus palabras y alegaciones aceptó quedarse al lado de Luna por el tiempo que ella necesitase para confiar, ignorando que esa inesperada compañía las uniría de maneras desorbitantes, creando un vínculo en ambas que iba más allá de las leyes del universo y el amor mismo, pues no podía llamarse de ese modo, era más intenso que aquello, era algo incontrolable e inmenso, sentimiento digno de dos seres tan poderosos como lo eran ellas.

Y así, después de un par de meses juntas, ambas sellaron su amor finalmente, dejándose llevar y cegar por éste. Sol tomando lugar al lado de Luna, cuidando de esta como ella misma lo hacía, velando ambas desde aquella torre por el bienestar del mundo.

Pero la envidia y el deseo de muchos hombres opacaba el bello amor que se había formado, declarando la guerra a la bella Sol por dignarse a tomar a su reina Luna sin permiso del pueblo.
Conflicto que duro años sin cesar, quitandole las energías a ambas elegidas por el universo.

Pero, una mañana Sol despertó a Luna para poder hablar y decidir juntas que hacer mientras el resto de seres vivos dormían todavía. La de cabellos dorados le explicó finalmente que ella había llegado a la tierra por Luna y no para ser su nueva compañía, sino para que ella fuese la suya.
La pobre Luan desconcertada hizo mil y un preguntas al respecto, sintiéndose asustada por aquello.

Finalmente, Sol la convenció de irse a su lado y cuidar del mundo juntas desde el cielo, por esto en aquella madrugada ambas huyeron de su pueblo en busca de una nueva vida.

Siendo llamadas por el universo, obligadas a separarse en su labor ante el pedido de la multitud, misma que odiaba y envidiaba su bella relación, convenciendo al universo que no era algo bueno, éste se las llevo consigo al encontrarlas vagando, declarando que una velaria la tierra durante el día como una luz cálida y cegadora, mientras la otra iluminaria las frías noches llenas de estrellas, velando los sueños del mundo.

Y así fue durante años, mismos en los que la luz prominente de ambos seres estelares se apagaba ante su triste sentir, siendo obligadas a vivir separadas por la eternidad sólo porque así había sido pedido por la humanidad.

El universo compadeciendose de ambas, decidió darles una oportunidad de verse, creando finalmente dos momentos cruciales en los que Sol y Luna podrían encontrarse antes de que la otra hicera su labor, regresandole el brillo a ambas, dándole origuen al amanecer y atardecer, únicos momentos en los que ambas amantes podían amarse como lo habían deseado.

Gracias ello, una Luna agradecida le permitió a esa humanidad que la separo de su amada por años una oportunidad, dándoles el privilegio de tener un alma destinada por la eternidad, siendo esta declarada el Sol de la Luna. Pero, para castigarlos por lo que hicieron, decretó que el encontrar a aquella alma no sería tarea secilla, siendo imposible para muchos encontrarla durante muchas vidas después.

Después de conocer aquella historia, Daisy York había conservado aquellos relatos en su corazón, creyendo firmemente en la veracidad de aquel cuento, dándole una explicación lógica a sus sentimientos tan cegadores por Damian, siendo capaz incluso de engañar a su propio progenitor para mantenerlo a su lado.
Pues así como Luna y Sol, el mundo no vería con buenos ojos el que ellos se amasen.

Dejó ir un suspiró, cerrando el libro que sabía ya de memoria, sintiendose un poco triste ante la larga ausencia de su adorado Damian.

Eperando por que su plan funcionara, se encerró en su cuarto actuando con naturalidad, aferrándose a la promesa muda que Levi le hizo de encargarse de todo mientras ella se metía en su papel.

Durante el desayuno se lanzó miradas de falso odio con su hermano y al finalizar ni siquiera se dignó a mirarlo a los ojos, dejando atrás a su familia. Claramente escuchó la ovación que inundo el comedor porque Levi York había, finalmente, demostrado merecer el apellido y el ser una heredero de esa familia. Tan inocentes todos, ignorando que aquello era solo un retorcido plan maquinando por la mente de aquella joven relegada.

Un plan que estaba por rendir frutos.
La incógnita es si aquellos iban a ser a su favor.

Butterfly ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora