𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 13 || ¡𝑌𝑎 𝑒𝑠 ℎ𝑜𝑟𝑎!

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El sol ya comenzaba a ocultarse cuando Percival salió de la escuela, viendo cómo el día llegaba lentamente a su fin. Se apresuró hacia el auto donde Gelda y Zeldris lo esperaban. Subió rápidamente al asiento trasero, todavía con la euforia de su día, aunque con una leve inquietud latente en su pecho.

Desde la distancia, Nasiens lo observaba mientras Anne y Donny seguían enfrascados en una acalorada discusión sobre un proyecto escolar. Sin embargo, para Nasiens, aquello era un simple ruido de fondo. Su atención estaba fija en Percival, en cómo el joven subía al auto con su sonrisa característica y la energía que siempre lo acompañaba.

Cuando el coche comenzó a moverse, alejándose poco a poco, Nasiens apretó el collar amarillo que Percival le había regalado, un símbolo de su amistad, pero también de algo que no podía expresar en palabras. Sus pensamientos eran un remolino de emociones, y tomó una decisión firme en ese momento.

"Si no puedo decírselo cara a cara... entonces se lo diré en una carta", se dijo a sí mismo, mientras el auto de Percival desaparecía en la distancia.

Con el corazón palpitante, se despidió rápidamente de Anne y Donny, quienes apenas notaron su partida, y se dirigió apresuradamente hacia la papelería más cercana. Su mente ya estaba creando las palabras perfectas, aquellas que serían capaces de expresar lo que tanto había guardado dentro de sí. Entró en la tienda, sus ojos recorriendo con detenimiento cada rincón, buscando el papel más hermoso que pudiera encontrar. Tenía que ser algo especial, algo digno de las emociones que llevaba tanto tiempo ocultando.

Mientras tanto, dentro del coche, la atmósfera era completamente distinta. Zeldris conducía en silencio, pero la preocupación estaba presente en el ambiente. Se dirigían hacia el consultorio médico para otro chequeo rutinario de Percival. Aunque nadie lo había dicho en voz alta, tanto Zeldris como Gelda sabían que algo más estaba sucediendo.

Percival, sentado en el asiento trasero, jugaba distraídamente con su consola portátil, pero había algo en su rostro que indicaba que su mente estaba en otro lugar. Finalmente, rompió el silencio, levantando la vista de su juego.

"Mamá... papá...", empezó, con una mezcla de duda y timidez en su voz.

Gelda, siempre atenta, se giró ligeramente en su asiento, captando de inmediato el tono en la voz de su hijo. "¿Qué pasa, cariño?", preguntó, preocupada por lo que percibía como un cambio en su energía.

"Es que... siento algo raro en el pecho", continuó Percival, colocándose la mano sobre el corazón. Su tono era serio, lo que hizo que ambos padres se tensaran al instante.

Zeldris, que hasta entonces había estado concentrado en la carretera, aflojó el agarre en el volante, pero la preocupación aún era visible en su rostro. "¿Qué tipo de sensación, hijo? ¿Te duele?", preguntó con cautela.

"¡No, no! No es un dolor... es más bien como... no sé, como algo bonito", explicó Percival, claramente intentando poner en palabras lo que sentía. "Es algo que siento cuando estoy con Nasiens. Cuando me da su té, cuando me ayuda con mis trabajos, o cuando estamos juntos... siento algo cálido."

Ambos padres intercambiaron una mirada, y la tensión en el coche disminuyó notablemente. La preocupación que los había acompañado durante todo el viaje se desvaneció, reemplazada por una comprensión tranquila.

"Ah, ya veo", murmuró Zeldris, con una pequeña sonrisa en los labios. "Eso no es nada de qué preocuparse."

Gelda, quien entendió rápidamente lo que su hijo intentaba describir, sonrió con ternura. "Percival... lo que estás sintiendo... eso se llama estar enamorado."

Percival se quedó en silencio, procesando esas palabras. Su rostro se enrojeció al instante, una mezcla de sorpresa y timidez inundando su expresión. "¿Enamorado... de Nasiens?", repitió en voz baja, casi como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

Mᴇᴊᴏʀᴇs Aᴍɪɢᴏs - ᴾᵉʳᶜⁱᵛᵃˡˣᴺᵃˢⁱᵉⁿˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora