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La situación no podía ser más incómoda, por un lado, estaban los demonios de la familia Phoenix que lo miraban como si fuera la escoria más grande del mundo, si bien sus sentimientos eran acertados, no había razón para hacérselos saber, por su lado estaba un ejecutor de la santa iglesia, que se encontraba extrañamente divertido con la situación, las formas que la niña en frente suyo temblaba cada vez que lo miraba hizo que su corazón saltara de diversión.

Mientras sus miradas se encontraban cada vez que ella lo miraba, Rias se encontró extrañamente molesta mirándolo en su dirección, talvez hizo algo que la molestara, pero no le importaba, por otro lado, Sona que parecía la más sensata y tranquila llamo su atención, a diferencia de todos los demonios con los que estuvo en contacto, Sona parecía haberlos esperado.

-Buenas noches Lord y Lady Phoenix, puedo preguntar la razón por el cual se encuentra en el territorio del clan Sitri- Sona con una pose tranquila y cruzando los pies se encontró tomando una taza de té servido por Tsubaki quien vestía el uniforme de sirvienta similar a la que usaba Akeno.

Con una sonrisa divertida Shiro miro a los patriarcas del clan Phoenix, quienes intercambiaban una mirada molesta entre ellos dirigidos a Rias quien, mientras el padre lo fulminaba con la mirada, la mujer que supuso que era su esposa tomo el control de la conversación –buenas noches Sona Sitri, agradezco el tiempo que nos regala, pero no estamos aquí para hacerle perder el tiempo, la razón de nuestra visita es debido a un inesperado problema-

Con manos apretados en puño, el Lord del clan Phoenix tomo una gran respiración y miro a Shiro a los ojos –hace un mes y medio, mi hijo e hija vinieron al mundo humano con varios miembros de nuestro clan, desconocemos la razón por la cual decidieron venir en primer lugar, pero el problema erradica que ese mismo día que ellos pisaron el mundo humano fueron atacados por el exorcista aquí presente- con un dedo señalo a Shiro quien sonrió feliz.

-oh eso es lo que se dice, creí que esto había estado claro desde un principio lo que ocurrió ese día- con su divertido tono de voz, miro ahora a la esposa del demonio en frente, encontrándose con la mirada fría y furiosa de una madre, pero a Shiro poco le importo comenzando un juego de miradas –debo decir que sus palabras son realmente una mentira, tenemos los hechos declarados por el clan Phoenix y el exorcista aquí presente, se acordó un alto al fuego debido a un contrato pre establecido- Sona con una ceja levantada comenzó su negociación de forma que la señalaba como la heredera del clan.

Ambos señores Phoenix desviaron la mirada molestos, pensando que su pequeño truco de ataque imprevisto funcionaria, cosa que no ocurrió –ese contrato acaso es el de matrimonio- tragando saliva Rias desvió la mirada sabiendo a que todos los problemas ocurridos con el clan Phoenix fue culpa suya.

-esas acusaciones no me gustan demonio, se claro y directo en tus palabras, no estoy aquí para tus juegos mentales, además que- lamiéndose los labios, Shiro saco una llave negra de su bolsillo apuntando a la cabeza del clan Phoenix –este territorio está bajo mi protección, que tus mocosos desobedientes hayan venido aquí como si el mundo les perteneciera es su puto problema, así que no trates de sacar algún beneficio, ya que ni estas dos herederas impedirán que convierta sus cuerpos en alfileteros-

La voz profunda de Shiro confundió y asusto a todos los demonios que escuchaban a escondidas, pensando que una batalla era inevitable con las palabras agresivas y poco corteses de Shiro –quieres que sea directo, bien- parándose firme y con un aura llameante que congelo a los demonios cercanos comenzó –tu maldito bastardo hijo de puta, que le hiciste a mi hijo, su cuerpo está en una agonía continua, no hemos podido curarlo adecuadamente, todo este tiempo ha estado sufriendo porque las heridas que le provocaste no están curando, no sé qué tipo de magia usaste para dañarlo, pero te ordeno que cures a mi hijo bastardo-

Fauces del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora