Capítulo 12: El Bosque de los Deseos Prohibidos

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La búsqueda obsesiva de Hawks continuaba, y a medida que el tiempo pasaba, los límites entre la realidad y su deseo de traer a Hikari de vuelta se difuminaban más. No había descanso, no había pausa en su mente, solo un objetivo claro que consumía cada uno de sus pensamientos: encontrar el camino que lo llevaría a reunirse con ella, sin importar las consecuencias.

En una de las largas noches de lectura e investigación, mientras hojeaba uno de los volúmenes más antiguos y encriptados que había logrado obtener, encontró una mención que parecía ser el primer indicio real de algo que pudiera acercarlo a su objetivo: el Bosque Místico de Fuyumori. A lo largo de los años, se había hablado en susurros de ese lugar, un sitio rodeado de misterio y peligro, que solo era conocido por los más sabios o los más desesperados. Según los textos, el bosque tenía el poder de conceder deseos, pero solo a aquellos lo suficientemente audaces para atravesar sus peligros y enfrentar sus pruebas.

Hawks leyó con fascinación las descripciones. Este bosque no era como ningún otro lugar conocido. Estaba más allá de las leyes de la naturaleza y del tiempo, y se decía que dentro de sus confines los deseos más profundos podían hacerse realidad, pero a un precio incalculable. Muchos lo llamaban el Bosque de los Deseos Prohibidos, un lugar donde las almas perdidas iban en busca de lo imposible, pero que casi nunca regresaban. Solo unos pocos afortunados, o tal vez malditos, habían vuelto para contar sus historias, y cada una de ellas era una advertencia más que un relato de esperanza.

Hawks no era ingenuo. Sabía que lugares como ese siempre traían consigo riesgos, y los relatos que había leído hablaban de personas que habían perdido la cordura o, peor aún, sus vidas, al intentar buscar algo en ese bosque. Pero el eco de la promesa era tentador: "Donde el tiempo y la muerte se encuentran, los sueños pueden cruzar los límites del destino."

El nombre del bosque resonaba en su mente mientras estudiaba con más detenimiento las páginas. Según los textos, no era fácil encontrarlo. El Bosque Místico de Fuyumori no aparecía en los mapas modernos, y muchos creían que la entrada al bosque solo se revelaba a aquellos que estaban verdaderamente dispuestos a pagar el precio que exigía. Sin embargo, existían leyendas que hablaban de un grupo de guardianes que mantenían el acceso al bosque oculto, protegiéndolo de aquellos que no estaban listos para su poder.

A medida que avanzaba en su investigación, Hawks descubrió que la ubicación del bosque estaba oculta bajo capas de misterio. Los antiguos registros mencionaban varias ubicaciones posibles, pero todos los relatos coincidían en un punto: el bosque solo se revelaba a aquellos que estaban desesperados o lo suficientemente rotos para que el mismo bosque los aceptara. Hawks, con el corazón destrozado y el alma vacía, encajaba perfectamente en esa descripción.

Su corazón latía con fuerza mientras asimilaba la información. Esta era su oportunidad. Era la primera vez que sentía una chispa de esperanza desde la muerte de Hikari, y aunque era consciente del peligro, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario. Ya no le quedaba nada más que perder. Había tocado fondo, y ahora, esta era la única vía que veía para seguir adelante.

Las historias decían que el bosque era un lugar vivo, que sus árboles y sus caminos podían cambiar, y que aquellos que entraban sin una voluntad firme eran rápidamente devorados por las ilusiones del bosque. Pero Hawks no tenía dudas: él sabía lo que quería, y nada lo desviaría de su propósito.

Pasó días buscando más pistas sobre cómo encontrar el acceso a Fuyumori. Se contactó con viejos informantes, expertos en lo oculto, personas que antes había evitado como héroe, pero que ahora se convertían en sus únicas fuentes de esperanza. Con cada conversación, iba uniendo las piezas del rompecabezas. La información era escasa, y cada detalle era críptico, pero había una verdad que emergía de entre las líneas: el Bosque Místico estaba esperando por alguien como él.

Finalmente, una noche, mientras revisaba unos antiguos manuscritos que había logrado obtener, encontró un detalle crucial. Una coordenada perdida, apenas visible entre las líneas de un mapa antiguo, que parecía estar vinculada al bosque. Las ruinas de un viejo templo olvidado, enterrado en las montañas al norte de la ciudad, eran mencionadas como un posible punto de entrada. Allí, en el lugar donde la civilización había olvidado su existencia, el bosque podría revelar su acceso.

Hawks, con un renovado sentido de propósito, se preparó para su viaje. Sabía que lo que estaba a punto de hacer lo pondría en peligro. El bosque no era un lugar común, y sus poderes estaban más allá de lo que cualquiera pudiera imaginar. Pero para él, el riesgo valía la pena. Hikari lo era todo. Si había una posibilidad, por mínima que fuera, de traerla de vuelta, él la tomaría sin dudarlo.

El día de su partida, Hawks se vistió con su traje de héroe, una capa más de la máscara que había estado usando todo este tiempo para ocultar su dolor. Se miró al espejo por última vez antes de salir. Su rostro estaba marcado por la fatiga, las ojeras eran profundas, y la chispa en sus ojos que alguna vez fue sinónimo de vida y energía, ahora era un vacío insondable.

Con el mapa en mano y su mente enfocada en su objetivo, Hawks dejó la ciudad atrás, volando hacia las montañas donde esperaba encontrar el acceso al bosque. El viento frío golpeaba su rostro, pero su corazón estaba ardiendo con una determinación que no había sentido en mucho tiempo.

Sabía que este podría ser el punto sin retorno. Una vez que cruzara las puertas del Bosque Místico de Fuyumori, no habría garantías de que regresaría. Pero, en su mente, eso no importaba. Si no podía traer a Hikari de vuelta, entonces ¿qué sentido tenía seguir viviendo en un mundo sin ella?

Con un último vistazo a la ciudad que dejaba atrás, Hawks voló hacia el horizonte, hacia el lugar donde el destino y la desesperación se encontraban. El Bosque Místico lo esperaba, y estaba dispuesto a enfrentarlo.

Alas de Esperanza II 🪽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora