Capítulo 17: El Precio de un Milagro

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El claro donde Hawks se encontraba se sentía como un mundo aparte, una dimensión donde el tiempo no tenía sentido y la realidad misma parecía distorsionarse. El viento soplaba suavemente, susurrando secretos oscuros a través de los árboles torcidos que lo rodeaban. Hawks, de rodillas, aún sentía la ausencia de Hikari como una herida abierta en su pecho. El eco de su voz resonaba en su mente, mezclándose con los susurros del bosque.

La presencia que había sentido al final del capítulo anterior seguía observándolo desde las sombras. No era solo el bosque lo que lo rodeaba, sino algo más antiguo, más oscuro. Una entidad poderosa, algo que no pertenecía a este mundo, pero que parecía gobernar este lugar prohibido.

—Keigo Takami —susurró una voz, profunda y resonante—. Has venido hasta aquí buscando lo imposible.

Hawks alzó la vista, intentando ubicar el origen de la voz, pero no podía ver nada más allá de las sombras danzantes. La entidad no tenía una forma clara, solo una presencia palpable que parecía envolverlo. Cada palabra que pronunciaba vibraba en el aire, cargada de poder.

—Sabes lo que buscas, y sabes el precio que estás dispuesto a pagar. —La voz sonaba suave, pero contenía una amenaza subyacente—. La vida no vuelve sin un sacrificio.

Hawks apretó los puños, levantándose lentamente. Su corazón latía con fuerza, pero su mente estaba resuelta. Sabía lo que quería. Hikari. Traerla de vuelta a este mundo, aunque el precio fuera alto.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó Hawks, su voz entrecortada por la tensión y la desesperación.

Las sombras se agitaron, y la entidad pareció materializarse ligeramente frente a él, una figura vaga y fluctuante que no era ni completamente humana ni bestial. Ojos rojos brillaban en la oscuridad, fijos en él.

—Un alma por otra, —respondió la entidad, sus palabras flotando en el aire como un juramento sellado en sangre—. Esa es la ley inquebrantable. Si deseas traer de vuelta a la que has perdido, deberás entregar una vida a cambio. Solo así se puede mantener el equilibrio.

Hawks sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Había considerado muchas cosas en su búsqueda desesperada, pero sacrificar una vida a cambio de Hikari nunca había sido una opción. No podría vivir con algo así, no si eso significaba condenar a otra persona para salvar su propio dolor.

—No puedo hacer eso, —murmuró Hawks, con la voz rota pero firme—. No puedo sacrificar a alguien más. No sería lo que ella querría.

La entidad rió, una risa profunda y resonante que parecía sacudir el aire a su alrededor. Las sombras se extendieron aún más, como si intentaran envolver a Hawks por completo.

—La moralidad es un lujo que los mortales se conceden a sí mismos, —replicó la entidad con desdén—. Aquí, en este lugar, solo las reglas del intercambio importan. Todo poder tiene un precio, y todo deseo tiene una consecuencia. Si realmente amas a Hikari, estarías dispuesto a hacer cualquier cosa para traerla de vuelta.

Hawks sintió un nudo en su garganta. La entidad estaba jugando con su mente, tentándolo con lo que más deseaba. Sus pensamientos se arremolinaban, la lógica luchando contra la emoción. Sabía que Hikari jamás habría querido que él tomara un camino tan oscuro, pero la tentación era casi insoportable.

La figura de Hikari volvió a aparecer en la distancia, etérea, como una ilusión creada por el bosque. Hawks sintió su corazón detenerse por un momento al verla nuevamente, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Parecía real, casi tangible, pero sabía que era solo una proyección del bosque, un truco para tentar su voluntad.

—Hikari, —susurró, su voz llena de dolor—, lo haría todo por ti, pero no puedo hacer esto. No puedo sacrificar a nadie.

La entidad permaneció en silencio por un momento, como si estuviera evaluando la sinceridad de sus palabras. El viento en el claro se intensificó, y las sombras alrededor de Hawks comenzaron a moverse más rápido, retorciéndose y entrelazándose como serpientes. Sentía la presión en el aire, como si el mismo bosque estuviera probando su resolución.

—Entonces, tal vez no estás tan desesperado como dices, —dijo la entidad, con una frialdad que lo hizo estremecerse—. ¿Cuánto tiempo más puedes soportar vivir sin ella? ¿Cuánto tiempo antes de que tu cordura se desmorone por completo?

Hawks cerró los ojos, apretando los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Sabía que la entidad tenía razón en cierto sentido. Estaba al borde del abismo, y cada día sin Hikari lo empujaba más cerca del borde. Pero incluso así, no podía cruzar esa línea. No podía convertirse en lo que el bosque quería que fuera.

—No me importa lo que cueste, —dijo Hawks, abriendo los ojos con determinación—. No sacrificaré a nadie más. Si hay otra manera, la encontraré. Pero no voy a matar para revivirla.

El aire en el claro pareció vibrar, y la entidad se quedó en silencio por un largo momento. Finalmente, habló de nuevo, pero esta vez su voz era más baja, casi como un susurro.

—Te estás engañando a ti mismo, Keigo. Crees que puedes jugar con las reglas del destino y salir ileso. Pero no puedes tenerlo todo sin pagar el precio completo.

Las sombras alrededor de Hawks comenzaron a retroceder, como si la entidad se estuviera retirando, pero no sin dejar una advertencia final.

—Recuerda esto: cada deseo tiene un costo. Si alguna vez cambias de opinión, estaré esperando. Pero cuando lo hagas, el precio será aún mayor.

Y con eso, el claro comenzó a oscurecerse aún más, hasta que las sombras consumieron por completo la visión de Hikari y la entidad. El viento se calmó, y Hawks se quedó solo, con solo su respiración agitada para llenar el silencio aplastante que siguió.

Se dejó caer al suelo, agotado, tanto física como mentalmente. Las palabras de la entidad resonaban en su mente. Sabía que había hecho lo correcto, pero eso no hacía que el vacío en su corazón fuera menos doloroso. El bosque no le había ofrecido una solución, solo una tentación oscura que habría condenado su alma.

A pesar de todo, Hawks se levantó, decidido a seguir adelante. No sabía qué haría a continuación, pero una cosa estaba clara: el bosque no le daría a Hikari sin exigir algo a cambio, y él no estaba dispuesto a pagar ese precio.

Con pasos pesados, Hawks salió del claro y comenzó a caminar de regreso por el sendero por el que había venido. El bosque seguía siendo oscuro y lleno de peligros, pero ahora lo veía con otros ojos. Sabía que había algo mucho más siniestro acechando en esas sombras, algo que no había terminado con él.

Y aunque había rechazado la oferta esta vez, una parte de él sabía que el bosque seguiría llamándolo.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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