Capítulo 20: La Traición al Filo de la Guerra

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Parte 1: La Tempestad en Salviorum

La bruma gris que cubría Salviorum esa mañana era una señal ominosa de lo que estaba por venir. Zalvion había convocado a todos los nobles importantes de su reino al Salón del Consejo, donde el aire estaba cargado de sospechas y tensión. El rey sabía que varios de los presentes habían sido seducidos por los Valkar, pero aún no tenía pruebas claras para desenmascararlos. La Dama de las Serpientes, siempre calculadora, había insistido en que necesitaban ver cómo los traidores se desenmascaraban a sí mismos bajo presión.

El Salón del Consejo, normalmente un lugar de debate político, estaba más lleno de lo habitual. Los murmullos eran apenas perceptibles, y las miradas se cruzaban nerviosas entre los nobles. Nadie sabía quién era verdaderamente leal a Zalvion, ni quién podía estar conspirando en las sombras.

Lord Verrian, uno de los señores más influyentes de la corte, había mantenido una calma calculada durante la sesión. Sabía que la situación en el reino era peligrosa, pero también sabía que debía jugar sus cartas con cuidado. Su relación con los emisarios de los Valkar le había asegurado un lugar privilegiado si el reino caía, pero aún no podía ser tan evidente en su traición.

Sir Haldric estaba sentado al lado de Zalvion, siempre alerta, sus ojos escaneaban la sala buscando cualquier indicio de deslealtad. Tenía en su poder una lista de posibles traidores, pero el rey aún no estaba dispuesto a actuar sin pruebas más sólidas.

Zalvion rompió el silencio, su voz resonando por el salón.

—He convocado a este consejo para discutir el futuro de nuestro reino —comenzó—. Las amenazas que enfrentamos no solo provienen del sur, sino también desde adentro. La lealtad de este reino ha sido puesta a prueba, y aquellos que permanezcan fieles a su rey serán recompensados. Pero aquellos que traicionen mi confianza... no tendrán misericordia.

La mirada del rey recorrió la sala, deteniéndose brevemente en Lord Verrian y Lord Berold, a quienes ahora miraba con una sospecha velada. Ambos mantuvieron sus rostros imperturbables, pero el ambiente en la sala se volvió más tenso.

La Dama de las Serpientes observaba desde un rincón, sus ojos fijos en los nobles, buscando cualquier señal de inquietud. Sabía que, si jugaba bien sus cartas, podría desmantelar esta red de traición antes de que destruyera al reino.

—Los tiempos difíciles exigen sacrificios —continuó Zalvion—. Pero aquellos que permanezcan leales serán recordados como los salvadores de Tenebra. Estoy preparado para ofrecer tierras y títulos a aquellos que demuestren su lealtad ahora. Pero aquellos que duden... serán desterrados del reino antes de que puedan traicionarnos.

Los nobles intercambiaron miradas nerviosas, y algunos comenzaron a inclinarse en señal de lealtad, mientras que otros permanecieron en silencio. Era un momento crítico, y Zalvion sabía que, en ese mismo instante, se estaban trazando nuevas alianzas y traiciones.

Parte 2: El Susurro de los Gremios

Mientras la tensión en la corte aumentaba, en el sur, los gremios seguían jugando su propio juego. Lorthas, el líder de los gremios, había viajado al castillo de Velorn para reunirse con Serik y discutir el siguiente movimiento de la rebelión. Sabía que el equilibrio de poder entre los gremios y los Valkar estaba comenzando a tambalearse, y debía asegurarse de que sus intereses no quedaran eclipsados por los ambiciosos planes de Serik.

El castillo de Velorn, con sus altos muros de piedra y sus imponentes torres, se erigía como un símbolo de la fuerza de los Valkar, pero Lorthas sabía que incluso los castillos más imponentes podían caer si no se sostenían con recursos. Y en ese momento, los recursos de los gremios eran esenciales para la guerra.

Las Llamas del Poder: El Reino del ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora