⭐Capitulo 14⭐

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En el territorio ducal de Navarret, el aire de otoño trae consigo más que la brisa fría y las hojas doradas cayendo lentamente de los árboles

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En el territorio ducal de Navarret, el aire de otoño trae consigo más que la brisa fría y las hojas doradas cayendo lentamente de los árboles. Una noticia que ha viajado a través de comerciantes y mensajeros llega a nuestros oídos en la cena familiar: en el territorio del vizconde se ha lanzado un nuevo producto.

—Dicen que es algo completamente diferente a lo que hemos probado antes —dice mi padre, el Duque Navarret, mientras toma un sorbo de su vino tinto—. Un bocadillo ligero, hecho a partir de un tipo especial de maíz. Se llama "palomitas de maíz".

—¡Palomitas de maíz! —exclama Julián, mi hermano pequeño, casi saltando de su asiento—. Quiero probarlas. ¡Suena delicioso!

Yo mantengo la calma, pero una sonrisa se dibuja en mis labios. Conozco bien a quien está detrás de ese nuevo producto. Arlyn, mi amiga, siempre ha sido creativa y con una mente curiosa. No me sorprende que haya encontrado la manera de convertir algo tan sencillo como el maíz en una novedad que todos quieren probar.

—Es algo que viene del territorio del vizconde —dice mi madre, Laura, con su tono siempre elegante—. Su hija es bastante ingeniosa, ¿no es así, Lucían?

Asiento con la cabeza, intentando no mostrar demasiada emoción.

—Sí, Arlyn siempre ha tenido buenas ideas —respondo, mirando de reojo a Julián, quien sigue impaciente—. Quizás podamos invitarla a traer algunas para nosotros.

Julián me mira con ojos brillantes, casi suplicantes.

—¡Sí! ¡Escríbele una carta! Quiero probar esas palomitas cuanto antes.

Mi madre sonríe ligeramente, pero su mirada se posa en mí con un aire de curiosidad. Ella sabe que Arlyn y yo nos llevamos bien, pero siempre ha habido una cierta... expectativa entre nuestras familias, especialmente por parte de mi madre.

Después de la cena, me dirijo a mi habitación, donde las ventanas abiertas dejan entrar la brisa fresca del atardecer. Me siento en el escritorio y, tras unos momentos de pensar en cómo formular mis palabras, comienzo a escribirle una carta a Arlyn. La pluma se desliza suavemente sobre el papel, y cada palabra que escribo me trae recuerdos de nuestras visitas, de nuestras conversaciones en el jardín, y del pequeño leopardo de las nieves, Sion, que siempre la acompaña.

 La pluma se desliza suavemente sobre el papel, y cada palabra que escribo me trae recuerdos de nuestras visitas, de nuestras conversaciones en el jardín, y del pequeño leopardo de las nieves, Sion, que siempre la acompaña

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La Archi-maga del norte y sus tres EspososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora