—Arlyn —llamó el maestro finalmente.
Me levanté de la silla con determinación y avancé hacia una de las mesas con nivel intermedio, sintiendo las miradas de los otros aspirantes sobre mí. Las piezas geométricas estaban dispersas como un rompecabezas roto, esperando ser resuelto. Me senté y dejé que mis dedos exploraran las formas, sintiendo su textura fría y suave.
Respiré profundamente para calmar mi mente y comencé a ordenar las piezas por tamaño y forma. Mi mente regresó a los días en los que disfrutaba viendo esos videos relajantes en internet, donde cada movimiento calculado encajaba a la perfección. Esa tranquilidad me invadió mientras comenzaba con el primer cubo.
Un click satisfactorio confirmó la unión de las piezas iniciales, y con cada conexión, mi confianza crecía. Sin embargo, al llegar al segundo cubo, las piezas parecían desafiarme, como si se negaran a encajar. Sentí un leve cosquilleo de frustración en la nuca, pero respiré hondo. La clave era no apresurarse.
Recordé las palabras de mi padre: "La paciencia es el mayor virtud". Apliqué esa filosofía aquí, dedicando mi tiempo a observar cada ángulo y medir las combinaciones posibles antes de unirlas. Las piezas empezaron a responder, como si mis manos hubieran encontrado el ritmo adecuado.
Llegué al tercer y último cubo. Las piezas eran más pequeñas y complejas, y el tiempo comenzaba a presionar. Miré a mi alrededor y vi a otros aspirantes con expresiones de desesperación, algunos incluso abandonando la prueba sin terminar. Sentí cómo Sion, quien aguardaba con mis hermanos en la sala de espera, se colaba en mis pensamientos, dándome una sensación de calma. Debía terminar, sin importar qué tan difícil fuera.
Coloqué las primeras piezas del tercer cubo, cada una encajando con precisión. Cuando finalmente puse la última, un sonido nítido resonó en la habitación: el cubo estaba completo. Me permití un suspiro de alivio y una pequeña sonrisa de satisfacción. Lo había logrado.
El maestro se acercó y examinó los tres cubos con atención. Asintió levemente, como si reconociera el esfuerzo que había puesto en cada uno.
—Bien hecho, Arlyn —dijo en voz baja—. Has demostrado paciencia y concentración. Puedes retirarte.
Me levanté de la mesa, con el corazón más ligero. Al salir de la sala, mis hermanos y Sion me esperaban. Dionel me dio una palmada en el hombro y Lionel me dedicó una sonrisa aprobatoria.
—¡Sabía que lo harías bien! —dijo Dionel, mientras Sion se acercaba para frotar su cabeza contra mi pierna, como felicitándome a su manera.Me arrodillé para acariciar su pelaje suave y, por un momento, sentí que todo el esfuerzo había valido la pena. Había superado las tres pruebas, y la torre mágica estaba al alcance de mi mano.
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La Archi-maga del norte y sus tres Esposos
FantasíaArlyn la archimaga que dominio todo los elementos y viajo alrededor del continente, era una hermosa mujer que era deseada como aliada para los imperios y reinos. Una noche fue invitada a una fiesta de mascara de la familia imperial, donde ten...