⭐Capitulo 17⭐

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El sol apenas ha comenzado a iluminar la mansión cuando Margarita, mi sirvienta, llega corriendo a mi habitación con una expresión emocionada

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El sol apenas ha comenzado a iluminar la mansión cuando Margarita, mi sirvienta, llega corriendo a mi habitación con una expresión emocionada.

¡Señorita Arlyn! Ha llegado un mensajero de la torre mágica. ¡Trae un pergamino importante! —exclama mientras me ayuda a vestirme apresuradamente.

Siento cómo mi corazón se acelera. Este es el primer paso para cumplir mi sueño de estudiar magia de forma seria. Sion, que aún está medio dormido, me observa desde su rincón con un bostezo perezoso.

Vamos, Sion, es un día importante —le digo mientras acaricio su cabeza. Él se levanta y me sigue con pasos tranquilos hasta la oficina de mi padre, el vizconde.

El ambiente en la oficina es solemne. Las grandes ventanas dejan entrar la luz matutina, iluminando los muebles de madera oscura. Mi padre sostiene el pergamino en sus manos, con la expresión seria de siempre, pero sus ojos brillan de orgullo.

Léelo tú misma, Arlyn —dice, extendiéndome el pergamino sellado con el emblema de la torre mágica.

Mis dedos tiemblan ligeramente mientras rompo el sello y desenrollo el pergamino. La caligrafía es elegante y precisa. Leo en voz alta:

"Primera prueba: Teórica, basada en la comprensión de la teoría mágica. Segunda prueba: Práctica, lanzamiento exitoso de un hechizo básico. Tercera prueba: Medición de paciencia y concentración del aprendiz."

Levanto la vista hacia mi padre, que me observa con una leve sonrisa.

—No parece algo sencillo, pero confío en que lo lograrás —dice con voz firme.

Haré mi mejor esfuerzo —respondo con firmeza, aunque un ligero nerviosismo se agita en mi interior.

Siento una mezcla de nervios y emoción. Este desafío es justo lo que esperaba, pero sé que tendré que dar lo mejor de mí para superarlo.

 Este desafío es justo lo que esperaba, pero sé que tendré que dar lo mejor de mí para superarlo

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La primera semana la dedico por completo a la teoría mágica. Me encierro en la biblioteca de la mansión, rodeada de libros antiguos. Estudio los principios de la alquimia, las leyes del flujo de maná y las propiedades de los elementos básicos: luz, agua, tierra, aire y fuego, rayo y oscuridad Apunto cada detalle importante en mi cuaderno, repasando una y otra vez los conceptos hasta que se convierten en un mantra en mi mente.

Sion, mi leopardo de las nieves, se acurruca junto a mí mientras estudio, observando con ojos curiosos cómo paso las páginas una y otra vez.

Margarita me trae té y galletas sin que yo se lo pida, siempre preocupada porque no me olvide de comer.

—No quiero que te desmayes el día de las pruebas, señorita —dice con una sonrisa.

La segunda semana, cambio los libros por la práctica. Me ubico en el jardín trasero, donde el aire fresco de otoño me mantiene alerta. Alzo mis manos, canalizando energía hacia un hechizo básico de agua. Con concentración, formo una esfera de agua que flota en el aire frente a mí. Sin embargo, a veces mi control fluctúa, y la esfera se desploma sobre la hierba, empapando mis zapatos.

—¿Otra vez? —gruño, frustrada, pero rápidamente me enderezo y vuelvo a intentarlo.

Día tras día, voy mejorando. Aprendo a moldear el viento en pequeñas ráfagas, a endurecer la tierra bajo mis pies y a mezclar estos elementos en combinaciones precisas. Sion me observa con curiosidad, meneando la cola cada vez que logro un hechizo con éxito.

En las noches, antes de dormir, practico la meditación para fortalecer mi concentración. Me siento en la cama con las piernas cruzadas y cierro los ojos, enfocando mi mente en el flujo de energía dentro de mí. A veces, el silencio se siente abrumador, pero también encuentro en él un refugio.

Entro la última semana de preparación, combino teoría, práctica y meditación en mi rutina diaria. Cada día hago un poco de todo, buscando un equilibrio que me permita estar lista para cualquier desafío. Cuando llega el final de la semana, siento que estoy lo más preparada posible.

Un día antes del examen

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Un día antes del examen...

Me siento preparada, aunque el miedo al fracaso nunca se desvanece por completo. Pero incluso en esos momentos, las palabras de Lucían resuenan en mi mente: "Confía en ti. Siempre tendrás un lugar aquí."

Al terminar mi rutina de estudio, me siento frente al espejo de mi habitación, observando mi reflejo. La determinación brilla en mis ojos.

—Estoy lista, Sion —le digo al pequeño leopardo, que me observa con atención desde su rincón preferido.

Después entro en la cama y me abrigo, Sion se sube en la cama conmigo, bosteza y me mira soñolienta de cansancio.

De pronto toca la puerta...

—¡¡Adelante!!, menciono en voz alta

Mi padre entra la habitación y se sienta en el borde de la cama.

—Independientemente del resultado, lo importante es que des lo mejor de ti —me dice—. Estoy orgulloso de lo mucho que te has esforzado.

Le sonrío, sintiendo cómo el peso del nerviosismo se aligera un poco con sus palabras.

—Gracias, padre. Prometo dar todo de mí.

Esa noche, me acuesto con la certeza de que no estoy sola en este viaje. 

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La Archi-maga del norte y sus tres EspososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora