"Cale se echó el pelo mojado hacia atrás y respondió tranquilamente a la pregunta de Hans".
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El pensamiento de la huida lo invadió fugazmente.
Sin embargo, las pupilas de aquella Ballena le miraban con una determinación palpable al tiempo en que ejercía presión en sus manos. Cale pudo notar como sus dedos se clavaban en la arena y, pese a estar en el umbral de la muerte, su fuerza seguía siendo considerable.
Acto seguido, una pregunta se instauro en su mente.
"¿Un miembro de la Tribu Ballena ha sido herido por veneno de sirena?"
Y, al instante, la respuesta se le desvelo.
Un mestizo.
Era la única respuesta posible.
De inmediato Cale recordó el contenido de "El Nacimiento de un Héroe". En la Tribu Ballena no existía personaje alguno fuese mestizo, su existencia en la tribu era nula, al igual que con los Dragones.
Sin embargo, hubo uno; murió.
La preocupación inundo a Cale, haciéndole fruncir el ceño.
Ugh.
En ese punto, la Ballena había ya dejado de moverse y su cuerpo estaba a merced de los espasmos. En ese momento, Cale escuchó la voz del Dragón Negro en su cabeza.
―Humano, ¿no vas a ayudar?―
Inquirió de forma dubitativa el Dragón Negro. Cale no respondió a la pregunta, en cambio se puso de pie. Odiaba el sentimentalismo y cosas inútiles como tenderle una mano a alguien cuando no había razón para hacerlo. Sin embargo...
―Oye.
Cale caminó hasta la Ballena mestiza, donde se detuvo y se agachó. El humano Ballena que temblaba en el suelo alzó lentamente la cabeza.
Era una hombre de larga cabellera. En definitiva hacia honor a todas aquellas historias que les describían como criaturas hermosas, de belleza tal, que a su lado los elfos parecían calamares. Un hombre así estaba mirando a Cale.
― ...Salva―
Cale respondió, su voz desprovista de emoción alguna.
―Si. Te salvaré.
Un humano ballena mestizo. Cale sabía que podría ser más doloroso para la Ballena estar viva que morir en los próximos momentos. Estaba seguro de que la Ballena sabía que esto también era cierto.
