Capítulo IX
|LO RECOGIÓ|
PARTE IICale sostenía una bolsa que era el doble del tamaño de la bolsa de ayer mientras se dirigía de regreso a la cima de los barrios bajos. Los dos hermanos estaban allí para saludarlo una vez más.
Los niños mantuvieron la boca cerrada mientras miraban hacia Cale. Cale sonrió mientras sacaba dos bolsas pequeñas y las empujaba hacia los niños.
-Tómalo.
La joven se acercó lentamente a él. Cale frunció el ceño mientras veía a la chica de áspero cabello gris acercarse a él. Tenía una mano en el costado mientras cojeaba hacia él.
-Oye.
Cale empujó las dos bolsas hacia el niño.
-Ven aquí y tómalo.
El joven rápidamente se acercó y agarró las bolsas antes de volver corriendo. Comparado con el pelo rojo brillante de Cale, el chico tenía el pelo rojo oscuro áspero que temblaba mientras corría.
Cale luego se dio la vuelta y se dirigió hacia el árbol devorador de hombres.
-Guau.
-No es pan. Es carne y pastel.
Podía escuchar a los hermanos hablar sobre la comida, pero no le importaba. Continuó caminando hacia el territorio del árbol devorador de hombres.
Oooooooooooooong-
-... Da un poco de miedo.
El árbol negro sin hojas parecía estar moviendo sus ramas para dar la bienvenida a Cale. Este extraño sentimiento puso nervioso a Cale, pero aún así vertió el contenido de la bolsa en el agujero debajo del árbol.
El pan desapareció rápidamente.
Fue en ese momento.
-... Más, dame más.
'...Me esta volviendo loco'.
Apareció la respuesta sobre la que leyó en la novela. Era la voz de una niña débil. Sí, la persona que murió de hambre era una sacerdotisa que servía a un dios. Sin embargo, a diferencia de las actuales sacerdotisas de los templos o iglesias, las antiguas sacerdotisas eran chamanes. La mayoría de los chamanes antiguos podrían considerarse personas que tenían superpoderes o fuerzas naturales bajo su mando. Cale rápidamente agarró la bolsa y comenzó a moverse.
Cale, ven a mi estudio esta noche.
Eso era lo que su padre, Deruth, le había dicho a Cale cuando fue a buscar una mesada. Por eso tenía que irse de aquí antes de la noche como muy tarde.
Vino aquí con la intención de hacerse cargo de la mitad de la gula del árbol de hoy. Volvió colina abajo para conseguir más pan. Podía ver a los dos hermanos mirándolo con pastel en los labios.
-Tsk.
Cale frunció el ceño y chasqueó la lengua mientras pasaba junto a los dos hermanos.
Cale luego caminó hacia la calle donde había muchas panaderías. Ya había barrido las existencias de la panadería a la que fue ayer esta mañana, por lo que les tomaría algo de tiempo reabastecerse. Por eso necesitaba buscar otra panadería. Fue en ese momento.
-J, joven maestro.
La voz de una mujer hizo que Cale volviera la cabeza. Una mujer de mediana edad sonrió torpemente mientras señalaba su tienda. Le temblaba la mano y estaba llena de miedo, pero aún tenía algo de confianza.