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"Quien te ayude a calmar tus tormentas, merece estar ahí en los días de mucho sol." -
Paulo Cohelo
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Caminaba lentamente, rumbo al altar, con su fino vestido blanco entallado al cuerpo, bordado con piedras brillantes y su largo cabello dorado recogido. Lucía hermosa, radiante, como una princesa. Como la verdadera princesa que era. Él la esperaba ansioso, con un elegante smocking y camisa blancos.
Se sentía tan feliz con sólo verla a ella feliz. Observaba junto a las demás damas de honor, con un elegante vestido rojo. Después de dar el sí, se pusieron sus anillos y sellaron el compromiso con un beso de amor verdadero.
En ese momento, el cielo se puso negro y cargado. Un rayo cayó entre los recién casados y, en ese mismo lugar, la tierra se rajó dejándolos uno a cada lado. Segundos después, el sol se apagó por completo, dejándolos en completa oscuridad. Entonces, un remolino de viento, como un tornado, la envolvió a ella, levantándola por los aires. Él estiró sus brazos hacia ella, intentando agarrarla, al mismo tiempo que gritaba su nombre. Ella también estiró sus brazos, en un vano intento por tomar a su amado.
-Ustedes dos no debían unirse. - dijo una voz que ella no supo de dónde provino. Observó con horror como la grieta en el suelo se extendía más y más, creando un profundo precipicio. Al abrirse, hacia temblar los suelos como un eterno terremoto que iba destruyendo todo a su paso.
Él corrió tras su amada, pero cuanto más corría, ella más se alejaba. Intentó ir tras la pareja, pero el suelo se movió a sus pies, haciéndola caer de rodillas. Observó como el joven caía en la grieta que seguía extendiéndose por el suelo.
Con horror, tomó su rostro con ambas manos, la destrucción había alcanzado toda la ciudad...
-¡USAGI!
·٠•● Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ ●•٠
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-¡Nooo!- de un salto se sentó en su cama. Su corazón latía con fuerza. Gruesas gotas de sudor caían por su frente. Jadeaba asustada.
Otra vez ese sueño, otra vez el temor y el dolor. Se levantó, se dirigió al baño y lavó su rostro. Aún tenía un nudo en la garganta. Había perdido la cuenta de cuántas veces había tenido ese mismo sueño. No, sabía perfectamente que no era sólo un sueño. Sus sueños jamás eran sólo sueños. ¿Qué debía hacer? Tal vez había hecho mal en no hablarle a Minako sobre esos sueños. Pero ella ya tenía bastante con todo el peso del liderazgo sobre su espalda, con la responsabilidad de mantenerlas unidas y fuertes ¿para qué preocuparla más de lo que ya estaba?
Unos fuertes golpes en la puerta del baño la hicieron sobresaltarse. Aún estaba temblando.
-¡Reí! ¿Estás bien Reí? - se escuchó al otro lado de la puerta. Era la voz de Yuichiro y se oía alarmado. - ¡Abre la puerta Reí! - Cómo pudo, con las piernas temblorosas, se acercó para quitar el cerrojo. Él ingresó, se detuvo unos segundos en sus ojos, enseguida lo supo. La abrazó con fuerza. - ¿Estas bien? - preguntó, aun sin soltarla. Podía sentirla temblar mientras la tenía entre sus brazos. - ¿Has vuelto a soñar? - preguntó, mientras se separaba de ella.
-Estoy bien... sólo fue una pesadilla. - Yuichiro sonrió y luego corrió algunos mechones que caían sobre su rostro. Sabía que no había sido sólo una pesadilla, jamás lo era. Sabía que ella intentaba minimizar lo que le pasaba para no preocuparlo.
-Ven, te prepararé un té para que te tranquilices un poco. - dijo con dulzura. Hacía tiempo que había aprendido a respetar sus silencios y estar ahí para ella. Reí solía ser muy reservada, y él prefería no avasallarla con preguntas.

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Para Siempre
Fanfiction💖' *•.¸♥¸.•**REPUBLICADA**•.¸♥¸.•*'💖 . Usagi ha sufrido un grave accidente y no ha despertado desde entonces. El Cristal de Plata esta desaparecido. Sin él y sin su lider, las sailor deben enfrentarse a extraños acontecimientos que comienzan a oc...