🌕.14.🌕

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Yo sé lo que ha pasado, todos saben lo que ha pasado. No debería resultar raro, es un matrimonio y es lo normal, pero el caso es que a mi me incomoda saberlo.

Cuando al quinto día Lee Dongwook sale de la casa acompañado de Jackson y Park Jimin baja las escaleras del primer piso yo no puedo evitar mirarlo desde mi posición. Dejo de unir cables como me enseñó Seon para arreglar el enchufe del salón que está más cerca de la cristalera y lo observo. Lleva la cabeza gacha, un jersey demasiado abrigado para la época en la que nos encontramos y tiene ojeras.

Entra en la cocina y oigo la voz de Seokjin dirigiéndose al omega. Suspiro y miro hacia el jardín trasero, luego podaré los rosales.

Estos últimos días he sentido el ambiente de la casa sofocante y desagradable, y ni si quiera he entrado. La señorita Nari se quedó con Dani estos días en los que el jefe estaba en celo y la ausencia del omega y la cachorra por el jardín se me hizo triste y eterna.

Termino de arreglar el enchufe y salgo de la casa, guardo en el cobertizo unas herramientas y saco otras. Muy a mi pesar me pongo los guantes para podar, pues los puntos de papel ya se cayeron y mi herida está curando bien, pero aún hay un rastro y no quiero que se me infecte.

El rosal de flores amarillas está repleto y cuando he podado todos hay dos enormes ramos de rosas de todos los colores, pero sobretodo amarillas. Sé que a Nari le encantará y probablemente al omega también.

Soyeon sale al exterior con el cesto de la ropa recién lavada para tender al sol y me sonríe. Yo la saludo con la mano y tras cortar todas las espinas me acerco a ella.

— ¿La señorita Nari regresa hoy?

— Ajá, el señor Jimin irá con Namjoon a recogerla a la salida de la escuela. Para el almuerzo ya estará aquí.

Asiento con la cabeza, me paso las manos por el pantalón del mono de trabajo y regreso al lugar donde estaba. Soyeon sigue teniendo a un lado de la casa, tirando más hacia el jardín trasero y se vuelve para mirarme.

— A la pequeña le encantarán.— Me dice refiriéndose a las flores que he dividido en dos Ramos bastante grandes.

Vuelvo a asentir, esta vez con una sonrisa y viendo que no tengo mucho más que hacer me acerco a ella y la ayudo a tender. Me pasa el extremo de una sábana blanca y cada uno la estiramos la tendemos por un lado. Casi toda la colada son sábanas de cama matrimonial. Sigo tendiendo aunque noto algo de disgusto en mi interior.

— Te llevas muy bien con la niña. ¿Te gustaría tener hijos?

La pregunta me pilla desprevenido, así que me la quedo mirando con un par de calcetines blancos en la mano y pienso en una respuesta.

— No sé... Nunca lo he pensado.

Ella sonríe y sigue con su trabajo, el sol brilla contra su cabello negro recogido en un moño bajo. Huele a fresas y, ligeramente,  a menta. Es el aroma de Namjoon.

— Está bien, aún eres joven. Además, no todos los betas desean tener hijos.— Me mira un segundo y vuelve a sonreír. — En eso nos lleváis ventaja, para los omegas es... imprescindible llegados a un punto en nuestra vida. Una necesidad.

Sé a lo que se refiere aunque yo no llegue a sentir como ellos, lo he visto en mi hogar muchas veces, lo he oído de cerca por mi hermana Jessie. Me da tristeza pesar que para ellos sea como una obligación por parte de su lobo, o quizá de todo su ser, porque si no pueden tener cachorros su vida tiende a desmoronarse.

— Yo tendré unos cuantos.—Ríe un poco, esta vez sin mirarme.— Algún día.

Ya queda poca ropa dentro del cesto y ambos agarramos un puñado de prendas pequeñas para terminar con la labor. Por mi parte, dos pares más de calcetines, una toalla de manos y... ropa interior masculina. Termino de tender rápido, no quiero que mi mente trate de averiguar de quién es.

— Ya está.

— Muchas gracias, Jeon. Ahora mismo traigo dos jarrones para las rosas.

La veo desaparecer con el cesto vacío en el interior de la casa, después de sacudirse las bambas que usa para trabajar en una alfombrilla.
No tarda mucho en regresar y los dos preparamos las flores con su respectiva agua limpia. Soyeon alza uno de los jarrones, el que tiene más rosas blancas y me pregunta.

— ¿Dónde pongo éste?

Quisiera decir que en la habitación individual del señor Jimin, pero siento que puede resultar raro a la omega, así que me quedo en silencio mientras ella acerca la nariz a las flores cerrando los ojos para aspirar su aroma.

— Quizá...

— Las pondré en la habitación del señor Jimin. Le alegrarán. —Me interrumpe.

Yo asiento y luego suspiro bajo.

"Le alegrarán..."

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— Hey, estás en otro mundo.— Jackson le da un codazo en el brazo al otro alfa.

Namjoon niega con la cabeza y sigue dándole vueltas a su café con la cucharilla. El rubio sorbe y se lo queda mirando, luego suspira con una sonrisa ladeada y lo vuelve a codear.

— ¿Por qué no te centras en recuperar el tiempo perdido con Soyeon y dejas de preocuparte por el jefecito? Está bien.

El moreno lo mira y niega con la cabeza, por fin bebe de su taza y yo sigo fingiendo que estoy concentrado resolviendo una sopa de letras de la última página del periódico de la semana pasada.

— ¿Y por qué no dejas de meterte donde no te llaman?— Su tono es juguetón.

— Podría decirte lo mismo.

— Tú no lo entiendes.— Esta vez su tono de voz es serio y saca la cucharilla de la taza y la deja sobre una servilleta.

La televisión con los deportes suena por debajo de sus voces, ya ninguno de los dos le presta atención y yo he terminado mi sopa de letras pero no me muevo.

— Joder, Namjoon, no hay nada que entender. Son un matrimonio, uno está en celo y su pareja cumple. Ya está.

Namjoon lo mira mal y se levanta, no estoy seguro de si se ha terminado el café de la taza marrón que deja sobre la mesa con un golpe seco.

— No está bien, esa situación no está bien. Eso es lo que no entiendes.

— ¡Están casados!

El moreno recoge su chaqueta del perchero y parece dispuesto a irse, el rubio también se ha puesto en pie, pero no parece tener intención de detener al contrario.

— Tiene a otra persona.

Ambos me miran, Namjoon con su mano en el picaporte, pero sin abrir, Jackson con una ceja alzada. Yo dejo caer el bolígrafo sobre el periódico en mis piernas y los miro.

— Lee, puede pasar su celo con esa otra persona.

Jackson se ríe levantando la cabeza, como mirando hacia el techo, sus hombros caídos. El otro alfa lo mira aún serio.

— ¿Tú también te unes a la defensa del jefecito? Todos sabemos que Lee tiene un amante, Jeon, pero Park es su esposo, debe cumplir como tal.

Inmediatamente después de oír esa respuesta mi estómago se revuelve, se que a Namjoon también le ha parecido horrible, pero él simplemente se ha marchado dando un portazo porque no vive aquí.

— Oye... Genial.— Deja caer sus brazos en los costados y niega con la cabeza.— No sé porqué os lo tomáis así. Que Park ande luego silencioso y serio no significa que le desagrade complacer a su alfa. Estoy seguro de que más bien es vergüenza porque todos los oímos en la casa y ya.

Hace un gesto con la mano y desaparece dentro de su habitación. Cuando dejo de mirar por dónde se ha ido es cuando noto que mis manos se han cerrado en puños sobre las esquinas del periódico y sus hojas están hechas un desastre.

🌕HOWLING🌕-omegaverse-(kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora