🌕HOWLING🌕-omegaverse-(kookmin)

🌕.39.🌕

.Namjoon.

Me detuve y apagué el motor, pero devolví la mano al volante y con las dos apreté el cuero negro. Quería que nos fuéramos, que aprovechásemos el día libre de ambos, pues rara vez pasaba y para mi éstos días eran como beber agua fresca después de correr por un desierto.

— Dame una buena razón para perder el tiempo con esto.

Noté que Soyeon me miró y no abrió la boca, la conozco y sé que quiere que la mire de vuelta, odia cuando le rehuyo la mirada. Lo hago cuando creo que puedo ceder fácilmente. Como ahora. De todas formas giro la cabeza y la miro, entonces ella habla:

— Porque es lo correcto.

— ¿Para quién, Soyeon?

Y aunque nos estamos viendo a los ojos esta vez no responde, probablemente porque no tiene una contestación exacta, solamente siente que es lo correcto. Aún cuando es peligroso, existiendo la posibilidad de que si Lee lo descubre acabemos sin trabajo, incluso si quizá ésta mínima visita logra que las cosas se enreden aún más.

— Si quieres puedes quedarte en el coche, no tardaré.

Abre la puerta del copiloto, con la bolsa de tela en la mano y baja del coche. Dejo caer mi cabeza hacia atrás solatando un suspiro y en nada imito su acción, ni si quiera me mira cuando la alcanzo. Creo que nuestra cita de después no va a ser romántica.

— Dale solo la ropa, Soyeon.

Ella se detiene, me mira muy seria y yo trato de lanzarle feromonas relajantes, porque no quiero discutir, lo último que deseo es pelear con ella por algo que realmente no nos incumbe.

— Es un buen chico, Namjoon, merece saber que al menos Nari se acuerda de él.

— Todos nos acordamos de él.— Sé a lo que se refiere, pero necesito desviar la conversación del matiz que ella le está dando.

— Pero estamos fingiendo que no.

Agacho la cabeza y me rasco la frente, no tiene caso seguir intentando persuadirla, lo único que voy a lograr es enfadarla o decepcionarla. Y lo segundo ya lo he experimentado y no quiero que vuelva a ocurrir.

Soyeon parece entender que ha ganado y reanuda la marcha. El restaurante de comida rápida tiene colores chillones, huele fuerte a aceite usado y el hilo musical me parece horrible, pero solo camino tras Soyeon yo digo nada.

— ¿Está Jeon Jungkook?

— Está en su tiempo de descanso, probablemente en el patio trasero.— La omega que masca chicle y tiene el cabello quemado de tanta decoloración mira la bolsa que Soyeon ha puesto sobre el mostrador.— ¿Quieres que le dé algo o lo aviso?

— Preferiría poder dárselo en persona.

— Okey. Retiraos de la fila y en cuanto atienda lo aviso.

Nos retiramos y dejamos a una familia de cuatro que hagan sus pedidos y la omega los anote en la pantalla táctil y les cobre. En cuanto le da el ticket a un adolescente de cabello largo se da media vuelta y se marcha por una puerta abatible.
Mientras esperamos me acerco más a Soyeon, aspiro de forma disimulada su aroma, manzanilla y champú de menta. Está distraída leyendo la carta en las pantallas altas y noto que lleva una leve sombra de ojos clara delineando el párpado inferior que emite destellos dorados.

— Hola.

Jeon Jungkook me saca de mi ensimismamiento, lleva un polo negro con el nombre del sitio bordado en un lateral del pecho y un delantal rojo atado a la cintura, en la mano una gorra del mismo color con letras azules. Me resulta extraño vestido así,  aunque supongo que es por haberme acostumbrado al mono de jardinería y a sus camisetas básicas y pantalones de chándal.