.Jimin.
Jeon Jungkook estaba completamente irreconocible, salvo por sus manos, que aunque tenían algunas heridas no cabía duda que eran las de él.
Mi pecho estaba apretado, como si me estuvieran pensando todo el tórax, respiraba de forma superficial y mi lobo gimoteaba.
Me dijeron que estaba en coma, uno inducido, era lo mejor para el dolor de tantas heridas, huesos rotos y lesiones internas. Yo seguí mirando solo sus manos, preguntándome porqué a pesar de que se defendió, no atacó de vuelta. Los videos lo mostraban, sus manos lo delataban.
El pitido de las máquinas a las que estaba conectado y la respiración artificial que le proporcionaba la mascarilla de oxígeno me producían un frío interno que poco tenía que ver con la temperatura cálida de la habitación.
Había oído que los pacientes en estado de coma podían llegar a oír, algunos recordaban, otros no. A pesar de que Fae, Taemin y las enfermeras me habían dejado a solas no fui capaz de articular palabra. ¿Cómo podía hacerlo si yo era quien tuvo la culpa de la ira de Dongwook?
Mi lobo seguía llorando, mis manos temblaban, quería tocar una de las suyas, lo único reconocible sobre esa cama de hospital. Lo poco que me atreví a mirar me aterró, no por el hecho de que su rostro parecía desfigurado por los golpes y de color poco humano, si no por la certeza de que aún no estaba a salvo.
La respiración se me alteró en cuanto en aquel silencio ruidoso que siempre hay en una hospital comencé a comprender todo lo que sentía. Era tanto que no me cabía en el cuerpo.
Cuando al fin dejé las lágrimas, que insistían en salir, libres, cerré los ojos, me tapé la boca y lo asumí. Sentía muchas cosas, todo estaba enredado y pesaba, pero con la vida de Jungkook pendiendo de un hilo la realidad me golpeó con fuerza.
En el pasado amé con tanta intensidad que pensé que ese fenómeno jamás me volvería a suceder, mi amor por mi alfa fue diluyéndose poco a poco y solo me quedaba la intensidad de lo que sentía por mi cachorra. Juraba que no había nada más. Los resquicios de un amor estropeado que aún albergaba en mi interior cuando llegó Jeon Jungkook a la casa comenzaron a difuminarse. Me dije que era deseo, algo incontrolable que no dejé pasar porque mi cuerpo y alma necesitaban de esa intensidad con la que el beta me observaba.
Estaba dañado, era reemplazable y sufría rechazo silencioso casi cada maldito día de mi vida. Pero de pronto, ese chico de cabello negro me miraba como si nada importase, incluso el hecho de que era un omega marcado.
Nuestros encuentros, aunque no siempre terminaban en algo carnal, eran ardientes y placenteros, a veces destilaban una ternura que yo solo había conocido leyendo libros.
Las manos de Jeon Jungkook eran balsámicas para mi cuerpo y sus palabras para mi alma.No lo pensé, no me permití hacerlo, pero ahora era evidente. Lo quería, había ido atesorando en mi mente cada palabra suya, la forma aniñada en la que sonreía, lo grandes que parecían sus ojos cuando miraba el cielo, su aliento sobre mi piel, las yemas de sus dedos acariciando suavemente los míos. En silencio, escondido por mi propia cordura, había comenzado a amar a Jungkook, y eso ahora solo me dejaba una opción.
Mi realidad era la que era, así que debía dejarlo libre para que así sobreviviera.
🌕
— Te vi en las noticias, Jimin.
— No sé de qué hablas.
— Te reconozco de cualquier manera, podrás engañar a quien quieras, pero no a mi. Fuiste a verlo.
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🌕HOWLING🌕-omegaverse-(kookmin)
FanfictionSus palabras estaban grabadas en mi mente a fuego, como si fueran mis mandamientos resonaban en mi... "No pondrás tus ojos en alguien con pareja. Jamás codiciarás a un omega marcado." ...Nunca fue mi intención desobedecer aquello que me habían enseñ...