Kiyotaka se sentía cómodo y bastante alegre. Ir a conseguir un lindo perrito lo emocionaba bastante, y debía admitir que el que fuese un pequeño compañero para el "señor Nanami" lo hacía extrañamente feliz. Siempre veía a Nanami ir y venir con un semblante apagado, se sentía un aura de desasosiego y soledad a su alrededor; si bien Kiyotaka también iba y venía solo y con un semblante serio, él no se sentía solo ni mucho menos tenía la idea de que su vida no tenía un rumbo. Es verdad que, con los últimos acontecimientos en su salud, se había sentido asustado y algo perdido, sin embargo tenía muy claro que quería trabajar un tiempo más ayudando a la sociedad y luego quería llevar una vida tranquila, había pensado ser profesor de nuevos aspirantes a asistentes. A ellos les enseñaban principalmente cursos comunes y administrativos, siendo profesor de los de su línea laboral, ya no tendría que acompañar en misiones y tendría un horario más descansado. Por otro lado, el señor Nanami daba la impresión de que hacía todo por inercia, casi con la voluntad de terminar con todo de una vez por todas. Kiyotaka estaba seguro de que tener algo de compañía le ayudaría mucho a centrarse y quizás mejorar sus perspectivas y encontrar un rumbo en su vida. "Tal vez decide tener una academia de canes" se dijo, medio en broma.
Había árboles de cerezo a los costados de la vereda, estando en otoño las hojas de estos empezaban a caer. Esos colores medio secos y cálidos, otoñales, le daban ganas de correr y aventarse sobre un cúmulo de hojas secas y revolcarse hasta llenase el cabello de hojarasca. Eso solía hacer cuando era niño y vivía con su familia en el campo. "Pronto iré a visitarlas".
El refugio de animales no estaba muy concurrido, había unas cuantas familias con sus niños esperando su turno para adoptar algún animalito.
- Ijichi, ¿usted sabe algo sobre criar perros? - cuestionó Kento rascándose la frente. Había una camada de golden retrievers recién destetados que esperaban ser adoptados - Yo solo tuve conejo cuando era niño. - Kiyotaka lo observó ligeramente sonriente - Eran bastante fáciles de transportar cuando viajaba.
- ¿Usted viajaba mucho? - murmuró, a lo que Kento asintió - Bueno yo tuve varios perros cuando vivía en el campo, son animales muy dóciles y protectores. Y respondiendo a su pregunta, claro que sé cómo criar a un perro. - Dijo él, muy orgulloso de estar bien informado en ese tema - La clave es no mal educarlo.
Kento asintió y volvió su vista hacia los siete perritos que lo miraban alegres y moviendo sus colitas.
- Entonces me dirá después qué necesito para llevarme a uno de estos muchachos - Kiyotaka sonrió y asintió - ehh... entonces ¿cuál será? - examinó detenidamente a cada uno de los cachorros. Se veían muy similares y muy adorables. Había uno que estaba sentado muy derechito, moviendo sus orejitas y lamiéndose una pata. De pronto perdió el equilibrio y cayó de espaldas contra sus hermanitos, movió su naricita y chilló un poco. Kento le extendió la mano para tocar su cabecita y el perrito dejó de llorar y le lamió la mano.
Mientras tanto Kiyotaka observaba embelesado, jamás había visto tal comportamiento en Nanami, estaba sonriendo de oreja a oreja y parecía que aquella tristeza escondida en sus ojos, se apagaba por un momento. Kento era realmente una persona noble y "adorable". "¡¿Qué?!", se dijo y rápidamente sacudió su cabeza mientras veía cómo el cachorro mordisqueaba el reloj de Kento y este reía solo rascandole la panza al animalito. "Sí, es adorable".
- Este será...- dijo Kento entre risas - tiene sus momentos de bobalicón, pero no exagera - comentó - ¿qué le parece? - volteó a mirarlo con el perrito en brazos.
- Es...es... una excelente elección - su cerebro aun estaba algo adormecido por la ternura presenciada - ¿cómo lo nombrará?
- Ah... esa es una buena pregunta - dijo Kento, acariciando las orejas del cachorro - Para empezar, es una chica - dijo, la perrita ladró - Tiene una buena actitud así que su nombre debe tener personalidad - continuó - espereme un momento, iré a llenar los papeles para poder adoptar a la perrita y vendré para que me ayude con el nombre e iremos a escoger algunos accesorios que necesite.
ESTÁS LEYENDO
El Estoico y El Leal
FanfictionKento es un hombre recto, amable y testarudo, que se ha quedado estancado en los dolorosos recuerdos de un acontecimiento trágico. Aunque a ojos de los demás sea una persona poco expresiva y menos emotiva, en lo profundo de su ser, su alma llora por...