Capitulo 9: la revelación del espíritu

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Narrador: Lucía y Diego se encontraban en la habitación del hospital, tratando de procesar todo lo que había sucedido. La tensión en el aire era palpable, y ambos sabían que algo grande estaba por ocurrir.

—Diego, no puedo dejar de pensar en lo que vi anoche —dijo Lucía, con la voz temblorosa—. Esa figura… era tan real.

—Lo sé, Lucía —respondió Diego, tratando de calmarla—. Pero ahora estamos a salvo. El amuleto nos protegerá.

Narrador: De repente, la temperatura en la habitación bajó drásticamente. Lucía sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y, al levantar la vista, vio al espíritu misterioso flotando frente a ella.

—¡Diego! —gritó Lucía, señalando al espíritu—. ¡Está aquí!

—¿Qué? —preguntó Diego, mirando a su alrededor—. No veo nada, Lucía. ¿Qué estás viendo?

Narrador: El espíritu se acercó a Lucía y susurró en su oído, su voz era un eco distante y aterrador.

—Tu destino está sellado, Lucía. El amuleto te ha elegido, y su poder será tanto tu salvación como tu perdición.

—¿Qué significa eso? —preguntó Lucía, con lágrimas en los ojos—. ¿Qué me va a pasar?

Narrador: Diego intentó calmarla, pero Lucía estaba llena de ansiedad y su cuerpo temblaba incontrolablemente.

—Lucía, por favor, cálmate —dijo Diego, abrazándola—. Estoy aquí contigo. No dejaré que nada te haga daño.

Narrador: En ese momento, el amuleto comenzó a brillar con una luz cegadora. La luz se intensificó hasta que llenó toda la habitación, obligando a Diego a retroceder.

—¡Lucía! —gritó Diego, tratando de alcanzarla.

Narrador: La luz del amuleto se concentró en el pecho de Lucía, creando un agujero luminoso. Antes de que Diego pudiera reaccionar, el amuleto se introdujo dentro de ella, fusionándose con su cuerpo.

—¡No! —gritó Diego, paralizado por lo que veía.

Narrador: Justo en ese momento, el hombre misterioso apareció en la habitación, con una expresión de furia en su rostro.

—¡Detente! —gritó el hombre misterioso, lanzándose hacia Lucía.

Narrador: Pero antes de que pudiera alcanzarla, una explosión de energía lo arrojó contra la pared, dejándolo herido y aturdido.

—¡Lucía! —gritó Diego, corriendo hacia ella.

Narrador: Lucía cayó al suelo, inconsciente pero viva. Diego la tomó en sus brazos, su corazón latiendo con fuerza por la preocupación.

—Voy a sacarte de aquí —dijo Diego, con lágrimas en los ojos—. No dejaré que te pase nada.

Narrador: El médico entró rápidamente en la habitación y comenzó a atender a Lucía y al hombre misterioso, quien yacía herido en el suelo.

Estarán bien —dijo el médico, con una voz tranquilizadora—. Solo necesitan descansar y recuperarse.

Narrador: Mientras descansaban, Diego no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. El amuleto había demostrado ser más poderoso y peligroso de lo que imaginaban, y ahora estaba dentro de Lucía.

—Vamos a resolver este misterio, Lucía —dijo Diego, tomando su mano—. Y te prometo que no dejaré que nada te haga daño.

—Lo sé, Diego —respondió Lucía, con una sonrisa débil—. Juntos, podemos enfrentar cualquier cosa.

Narrador: Con el corazón lleno de preguntas y el miedo acechando en cada sombra, Lucía y Diego sabían que su aventura estaba lejos de terminar. El amuleto había revelado un nuevo misterio, y estaban decididos a descubrir la verdad, sin importar el costo.

Cuándo El Amor se acaba: Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora