capitulo 10: las luces del destino

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Narrador: Desde que el amuleto se fusionó con Lucía, dos luces la acompañaban constantemente: una clara y una oscura. Estas luces parecían tener vida propia, flotando a su alrededor y reaccionando a sus emociones.

—Diego, estas luces… no sé qué significan —dijo Lucía, observando las luces con curiosidad y un poco de miedo.

—Tal vez son una manifestación del poder del amuleto —respondió Diego—. Debemos tener cuidado y aprender a controlarlas.

Narrador: Mientras caminaban por un antiguo sendero en busca de respuestas, una figura espeluznante apareció frente a Diego. Era una criatura hecha de sombras, con ojos rojos brillantes y una presencia aterradora.

—¡Lucía! —gritó Diego, retrocediendo—. ¡Esa cosa está aquí!

—Tranquilo, Diego —dijo Lucía, levantando una mano—. Puedo controlarla.

Narrador: Lucía cerró los ojos y se concentró. Las luces a su alrededor comenzaron a brillar intensamente, y la criatura se calmó, acercándose a ella con sumisión.

—Te llamaré Sombra —dijo Lucía, acariciando suavemente a la criatura—. Y ahora, Diego, tú también podrás controlarla.

—¿Cómo? —preguntó Diego, aún asombrado.

—Solo confía en mí —respondió Lucía, tomando la mano de Diego y guiándola hacia Sombra—. Ahora, Sombra te obedecerá también.

Narrador: Diego sintió una conexión con la criatura y, para su sorpresa, Sombra respondió a sus órdenes. Juntos, continuaron su búsqueda, sabiendo que ahora tenían un poderoso aliado.

—Esto es increíble, Lucía —dijo Diego, sonriendo—. Con Sombra a nuestro lado, podemos enfrentar cualquier cosa.

—Sí, pero debemos seguir adelante —respondió Lucía—. Hay mucho más que descubrir.

Narrador: Después de una larga caminata, Lucía comenzó a sentirse débil. El esfuerzo de controlar las luces y a Sombra estaba cobrando su precio.

—Diego, no me siento bien —dijo Lucía, tambaleándose.

—¿Qué pasa, Lucía? —preguntó Diego, preocupado.

—Creo que… necesito descansar —dijo Lucía, antes de desmayarse en los brazos de Diego.

Narrador: Diego la llevó de vuelta al pequeño refugio que habían encontrado. Lucía cayó en un sueño profundo, y Diego no pudo despertarla. Pasaron las horas, y su preocupación creció.

—Tengo que protegerla —dijo Diego, decidido—. Sombra, quédate aquí y cuida de Lucía.

Narrador: Encerró a Lucía en una habitación segura junto con Sombra, quien adoptó la forma de un león feroz para protegerla. Diego sabía que debía encontrar respuestas rápidamente.

—Voy a resolver esto, Lucía —dijo Diego, besando su frente—. No dejaré que te pase nada.

Narrador: Mientras exploraba el refugio, Diego encontró una antigua biblioteca llena de libros polvorientos. Uno de ellos llamó su atención. Era un diario escrito por un antiguo guardián del amuleto.

—Esto podría tener las respuestas que necesitamos —dijo Diego, abriendo el diario.

Narrador: A medida que leía, descubrió algo impresionante. El amuleto no solo tenía el poder de proteger y destruir, sino que también podía sanar y otorgar habilidades extraordinarias a su portador.

—Esto es increíble —dijo Diego, con los ojos brillando de emoción—. Si puedo entender cómo funciona, podré ayudar a Lucía.

Narrador: Con el corazón lleno de esperanza y determinación, Diego sabía que estaba más cerca de descubrir la verdad. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba listo para enfrentarlo, sabiendo que Lucía y Sombra lo esperaban.

—Voy a salvarte, Lucía —dijo Diego, con firmeza—. Y juntos, resolveremos todos los misterios de este amuleto.

Cuándo El Amor se acaba: Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora