Entre Amigos (JinMin)

3: Trato y Reglas

Jimin sintió el viento golpear sus mejillas, sus ojos se abrieron con pereza y miró las ramas del árbol moverse con suavidad a la voluntad del viento.

Se incorporó con lentitud y dejó salir un bajo bostezo. Miró a lo lejos a Seokjin aproximándose a él con una caja de donas.

No era la primera vez que se saltaban algunas clases tediosas para tomarse un tiempo en un parque que no estaba demasiado lejos de la escuela. De hecho, lo habían vuelto una costumbre, todos los viernes se saltaban la clase de literatura, iban a una pequeña panadería y compraban una caja con donas y se sentaban debajo de un hermoso roble que daba una sombra perfecta para mantener una buena conversación o simplemente disfrutar de la tranquilidad de los alrededores.

Pero ese viernes sería diferente.

— Bien, muéstrame lo que has hecho — le dijo el castaño, sentándose a su lado y frunciendo el entrecejo al no encontrar el libro de matemáticas.

Jimin abulto sus labios en un bufido inconforme.

— No me mires así.

— Te recuerdo que tú me pediste que te enseñara cálculo, porque Choi te está haciendo la vida imposible.

— Y lo hace, te lo juro — alegó —, pero no entiendo nada de lo que hay en ese libro, no todos somos unos nerds como tú — musitó con énfasis las últimas palabras.

— ¿Soy un nerd? — se apuntó a si mismo.

Jimin ladeó su cabeza, escaneando a su amigo sin ningún tipo de disimuló.

— No, no luces como un nerd — admitió —. Eres muy inteligente, pero tambien eres sexy y tu manera de vestir es genial, por lo que no, no luces como uno — concluyó su análisis.

Jimin agarró una dona con chispas de chocolate y le dió una gran mordida antes de hablar.

— ¡Es injusto! — gruñó —. Me quemé la cabeza desvelándome por noches seguidas para poder aprobar el examen, ¿Y solo consigo un seis? Injusticia. Eso es.

— La vida es tan injusta — se burló Jin.

Jimin cruzó los brazos y entrecerró los ojos.

— Te odio, Jin.

— Eso no lo decías cuando prácticamente me estabas comiendo la boca — atacó, burlón.

— Tú también lo hacías — contraatacó el rubio. Sintiendo un calor abrazando sus mejillas.

Seokjin mantuvo su mirada fija en algún punto del verde pasto.

Tres días; tres días habían pasado desde que se besaron el la biblioteca, después de eso nada más había pasado. Su rutina continuo con normalidad como si aquello no hubiera significado gran cosa para los amigos. Pero entonces, Jin recordó la lengua del rubio tomar la iniciativa y una pregunta surgió..