11: Ambiguo

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Park Jimin siempre pensó que Seokjin era el chico perfecto, era esbelto con extremidades largas y una piel casi de porcelana, sus manos eran lindas y sus labios gruesos dibujaban una hermosa sonrisa con una risa escandalosa y divertida; tenía una mente brillante e  hilarante; y también un poco odiosa con un toqué de dramatismo. De cierta forma encajaba con lo que él buscaba en un chico, pero ese pensamiento siempre era reprimido por su  conciencia que le recordaba su realidad... Su amistad.

Se repitió un millón de veces que debía calmarse y detenerse; pero su inconsciente le decía que no había marcha atrás. Todo se había ido al carajo cuando Jimin cerró la puerta con seguro y volvió a los labios de su mejor amigo sintiéndose netamente eufórico por la anticipación del momento y el pensamiento de "si hubiera alguna una forma...  de que esto funcionará..." apareció; Jimin creyó que tenía el control, pero la verdad era que nunca fue así. Y allí, en la tenue claridad de su habitación lo comprobó.

Una prenda tras otra fue cayendo al piso, ambos ayudándose en complicidad a desnudarse hasta que quedaron en ropa interior, sin miedo o vergüenza alguna, se sentían sedientos por volver a experimentar lo que juntos habían descubierto, sus lenguas se enredaron en un vulgar beso sintiéndose entregados al deseo de explorar cada centímetro de sus bocas.

Jin sonrió en medio del beso, y se deslizó por su barbilla para besar su cuello suavemente creando un violento cosquilleo.

Quedaron al filo de la cama, Jin se alejo un poco y con una sonrisa traviesa se deslizó hasta quedar de rodillas y comenzó a bajar la única prenda que resguardaba la notoria erección de su amigo. El castaño comenzó a repartir pequeños besos en la pelvis de su amigo, mientras que con su mano comenzaba un suave Vaivén masturbándolo y con la otra se sujetaba firme de los muslos ajenos. Jimin por su parte miraba con fascinación cada movimiento, sintiendo cosquillas y escalofríos cada vez que Seokjin besaba y mordisqueaba su piel con malicia.

— Ahg~ — gimió excitado. Sintiendo toda su erección siendo succionada por la cálida boca del chico — Jin... — murmuró, sujetándolo de su cabello para alejarlo.

El mencionado alzó la mirada sin dejar su labor.

— ¿Uhm?

— Quiero estar dentro de tí — soltó, sintiéndose netamente hipnotizado por los ojos marrones que lo miraban fijamente.

Los hilos de saliva se rompieron cuando Jin alejo su boca liberando el falo con un movimiento suave, viéndose totalmente morboso y perfecto. Se levantó y se quitó su propia ropa interior. En ese momento no habían palabras, parecían entenderse con miradas; o simplemente estaban asustados de romper lo que sea con palabras innecesarias.

Volvieron a unir sus labios, degustando el sabor de sus salivas y reconociendo cada movimiento de sus lenguas.

— Estoy desesperándome un poco — confesó el castaño.

Jimin tragó saliva, tomó valor y deslizó sus manos por la cintura del castaño y lo hizo girar quedando de rodillas sobre la cama y apoyando su peso en sus antebrazos. Llevó dos de sus dedos a su boca para llenarlos completamente de saliva y los redireccionó a la entrada de Jin para prepararlo. Despacio, comenzó un suave Vaivén mientras introducía el primer digito.

— Relájate — pidió, introduciendo otro dedo y moviéndolo en forma de tijeras.

Jin mordió con fuerza su labio. Era extraño, abrumador, pero se sentía bien. Cerró sus ojos con fuerza y movió sus caderas buscando más profundidad en los dedos de su amigo.

— Tus dedos... Se siente tan bien~ — gimió desvergonzado —, incluso mejor de lo que imaginé.

Jimin sintió su cuerpo caliente por la lujuria que desbordaba sus poros, sus pensamientos estaban concentrados en la perfecta vista que tenía.

Entre Amigos (JinMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora