XIV

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Aun no regresaba César, estaban más concentrados en buscar a más soldados infiltrados por ahí

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Aun no regresaba César, estaban más concentrados en buscar a más soldados infiltrados por ahí. Maurice los mandó llamar hacia las estancias privadas del Rey, ya que algo andaba mal. Luca adelantó a los demás, su compañera y sus hijos estaban ahí. Ni bien entró, sintió que sus fuerzas se volvieron nulas y se desplomó a llorar junto al cuerpo de la Regina. Su llanto se volvió un grito lastimero tan potente que su garganta se desgarró. Casi un momento tardó en darse cuenta de qué pasaba, la soltó para buscar a sus hijos. No veía a las niñas por ningún lado, Augusto estaba destrozado, Tulio, Servio... los niños tampoco estaban. Con sus puños golpeó el suelo y rugió con fuerza queriendo recuperarlos, anhelando venganza. Rocket lo frenó, mas recibió un golpe que lo derribó. Volvió a rugir y Maurice lo golpeó, sus puños chocaron, Luca rugió, así que Maurice también. Volvió a golpearlo y el orangután ya no intentó nada, necesitaba sacar la frustración y la ira de alguna forma. Cuando sus brazos se cansaron, se desplomó a llorar de nuevo, abrazado a la Regina para despedirse. Fue por Augusto para ponerlo en el nido que construyó con tanto amor y cariño para su familia, envuelto en uno de los velos de su madre para que sirviera de abrazo.

Réquiem [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora