XVI

7 4 6
                                    

—¿A dónde se fueron los soldados? — inquirió Luca cuando los cuatro hubieron subido a la antigua torre de luz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿A dónde se fueron los soldados? — inquirió Luca cuando los cuatro hubieron subido a la antigua torre de luz.

—Winter dijo que se dirigían a una frontera.

—Sí, pero ¿hacia dónde es eso?

La niña entornaba la vista para alcanzar a verlos, estaban tan arriba que se le hacía borroso, ella se quedó abajo custodiando los caballos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La niña entornaba la vista para alcanzar a verlos, estaban tan arriba que se le hacía borroso, ella se quedó abajo custodiando los caballos. Alguien se acercaba con lentitud hacia el caballo blanco de Luca, hurgaba entre los bolsillos, sacó los binoculares y esperó a que la niña reaccionara, después vio una enorme pistola, lo que alertó a Luca. Este rugió alertando a la niña y al intruso. El intruso subió al caballo y huyó a todo galope. Los simios se apresuraron a bajar. César a la cabeza, seguido de Luca y Rocket en el mismo caballo. El intruso zigzagueaba con facilidad y César galopaba a toda prisa para darle alcance. Este disparó y los simios se agacharon. Atravesaron muchas estructuras hasta llegar a una residencia, los simios entraron con las armas en alto y Maurice permaneció afuera para proteger a la niña. Las huellas los llevaban a un escondite, los tres se acercaron lentamente con las armas en alto. César cargó el arma y sus amigos lo imitaron,el intruso lanzó lo robado y salió con las manos en alto en señal de rendición.Se sorprendieron al descubrirlo.

Se sorprendieron al descubrirlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Simio Malo. Simio Malo.

—¿Quién eres?

—¿Qué haces aquí? Creo que no entiende— Luca volteó con César.

No lo reconozco, no es uno de nosotros.

—¿Estás sólo aquí? — el otro simio asintió, todos voltearon al costado, Maurice y la niña habían bajado. El residente se agachó para sacarse los guantes y Rocket le volvió a apuntar.

—¿Frío? — se quitó la chamarra y apuntó a la niña— Frío— entonces encendieron la fogata para ayudarlos a entrar en calor. Luca tomó de su caballo las cosas que guardó, ahora sí la pequeña podía llevar todos los recuerdos de la familia, ya que al correr por la larga distancia a la niña se le podrían caer. Esa chamarra, aparte de ser muy calientita, tenía cientos de bolsillos, ideales para cargar con la fotografía y los muchos velos—. Vi niña, creí que eran humanos, pero son simios, como yo— la niña se estiró para tomar algo—. No, deja eso.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?

—Mucho tiempo, mucho, mucho tiempo— y eso lo hizo recordar algo, ya que corrió hacia la guardia, le enseñó un peluche—. Hogar, viejo hogar.

ZOOLÓGICO

SIERRA

—¿Hay más como tú? Más simios del zoológico.

—Muertos, todos muertos. Hace mucho, los humanos enfermaron, simios volverse más listos, luego humanos matar simios, pero no a mí. Hui.

—Aprendiste a hablar...

—Escuché a humanos— puso rostro duro y usando el dedo acusador, los imitó—. SIMIO MALO— luego se señaló—. Simio Malo— ahora era su nombre—. No— volvió a frenar a la niña—, no lo toques— Maurice se exaltó cuando vio que le arrebató ese objeto a la niña, Simio fue a justificarse con César—. Es mío— volvió a correr para buscar algo.

Increíble... siempre pensé que éramos los únicos. ¿Habrá más en el mundo? Más simios como nosotros.

—Coman, nuevos amigos— les entregó varios paquetes—. Día especial.

SITIO DE CUARENTENA

FRONTERA DE CALIFORNIA

—¿De dónde lo sacaste?

—Lugar malo— dijo después de tragar—. Encontré hace mucho. Luego de zoológico, busqué comida. Encontré zoológico de humanos, para los enfermos.

Los campos de concentración— dijo Luca.

—Los morideros— recordó César las palabras de su madre.

—Zoológico— Simio puntualizó, parecía que no entendía de lo que hablaban y César pensó lo mismo—. Muros grandes, humanos enfermos trepan, humanos malos matan. Luego todos enferman, todos muertos desde hace mucho. Mucho tiempo.

—¿Humanos malos? ¿Soldados? — inquirió César.

—Soldados.

Un campamento militar abandonado— terció Rocket—, en la frontera.

Quizá el coronel y las tropas van hacia allá— Luca también participó de la conversación.

—¿Está lejos? ¿Nos puedes llevar?

—¿A zoológico humano? No, no, no volver allá. Todos muertos, vine aquí, muy seguro aquí. Jamás volver allá.

—¡Por favor, llévanos!

—¡No! No puedo llevar, ¡no! — se sobresaltó, Rocket y Luca también se pusieron de pie, César alzó la mano para frenarlos—. Miren allá, más nieve. No poder ir, quedarnos. Coman, descansen, quédense conmigo— le entregó el objeto a la niña para intentar convencerlos—. Toma, para ti, para ella.

NOVA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Réquiem [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora