VI

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Ya había pasado casi un mes desde que la Regina estuvo en cama con dolores

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Ya había pasado casi un mes desde que la Regina estuvo en cama con dolores. Adeline se despertó y se paseó por todo el lugar, recibiendo los buenos días de todos los habitantes. Cornelia y la Regina pasaron la mañana juntas en compañía de Cornelius, el Rey les avisó que Ojos Azules y Rocket salieron en un viaje de reconocimiento y podrían tardar un par de días en volver. Luca y Maurice fueron a hacer la primera ronda de vigilancia en compañía de los gorilas de Luca. César y Ady planeaban la estrategia de traslado con diferentes posibilidades. Madre e hijo subieron a sus caballos en busca de señales de los humanos. Al igual que los viajeros, ellos volvieron por la mañana y reunieron al Consejo.

—Lake— Ojos Azules y la susodicha juntaron sus cabezas cuando se reencontraron.

—Bienvenidos— Ady abrazó a los recién llegados.

—¿Qué vieron?

—Encontramos el nacimiento de la cascada, nuestro ruido se camuflagea con el sonido de la caída.

—¿Y podría albergar a todos?

—Es lo suficientemente grande y tenemos una zona central para nuestras reuniones.

—Tenemos que ponerle algunos detalles...

—Es lo de menos.

—¿Cuándo nos vamos, padre?

—¿Mi Regina?

—En dos días, mientras borramos nuestro rastro.

—Está decidido— sentenció César—. Sólo lo necesario, descansen lo suficiente porque el viaje será largo.

—Debería preparar una cena sustanciosa junto a las demás simias para que recuperen fuerzas.

—Guardas la demás comida.

—Sí, hijo— le acarició ambas mejillas y él le besó la frente.

Luca cargó a Ady para llevarla a sus estancias privadas, debía descansar para ponerse manos a la obra por la tarde. Se dieron un par de besos antes de ella dormir. Luca sostuvo su mano el par de horas que durmió para que ella se sintiera a salvo, en paz, en compañía. Se sobresaltó un momento cuando él la soltó y se apresuró a acostarla de nuevo. Ella relajó el semblante cuando entornó la vista y lo vio mejor. Lo atrajo para que se acostara a su lado. Él apoyó el codo para verla mejor mientras pasaba la otra mano sobre su estómago y la atraía hacia sí, ella hacía círculos en su pecho sin dejar de verlo. Ady se estiró para besarlo y Luca la abrazó, acostándose por completo y ella quedando sobre sí.

—¿Estás segura?

—Sé delicado, hasta que te pida lo contrario.

Adeline lo volvió a besar y él la apretaba más contra sí. Casi de un movimiento, retiraron los velos negros de la Regina. Ella se acomodó a horcajadas y puso las manos de él en sus glúteos, dándole permiso para apretarlos si sentía la necesidad. Luca no había nada sin consentimiento de la mujer, incluso ahí la trataba con mucho cuidado, era siempre delicado. Luca tomó su miembro y lo pasó por la entrada de Ady para que se prepara, no sabía si le iba a doler después del accidente. Ella lo metió con cuidado y apoyó sus manos en su compañero para comenzar con el lento vaivén. Ella jadeaba entre los brazos del gorila. Él también se movía y gemía al ritmo de la mujer. Adeline se puso de espaldas a Luca, apoyaba sus manos en él mientras el gorila le apretaba los senos, sentirlo caliente dentro de ella la hizo llegar al clímax. Sin poder evitarlo, cayó de lleno sobre él. Luca la abrazó y le acariciaba el cabello con la otra mano.

—¿Estás bien?

—¿Te lastimé?

—Tranquila, está bien.

—Eso fue...

—Sí...— si alguno de la colonia los escuchaba, pareciera nada, para ellos era un gran avance a los primeros días que ella gritaba cuando alguien la tocaba siquiera. Luca se sentó, salió de ella y continuó abrazándola, se sonreían mientras trataban de recuperar el aliento. Él la acunó.

—Gracias— él se iba a parar, pero ella lo impidió—. Si me quedo acostada, es más probable que me quede encinta.

—Ady...

—No me quites esto.

—Yo también lo deseo, pero no estás curada del todo.

—No me voy a lastimar en el parto.

—Eso no lo sabes.

—Luca, prometo que, si el parto se complica, no lo volveremos a buscar— el gorila no estaba muy convencido, ya que había prometido un ejército, en otra ocasión sólo un hijo, en otro no parar hasta encontrar la niña... su salud había menguado y no podía jugar así.

Salieron de las estancias y Luca fue con el resto de machos para planear la salida, cómo distribuirían los grupos para el traslado, las guardias y más. Adeline se reunió con las simias para ordenar y preparar la cena para toda la colonia. Lake le sonreía y charlaban de tanto en tanto. A la abuela le encantaba esa simia para el joven príncipe, nadie mejor que ella para Ojos Azules. Adeline le mencionó que celebraría su casamiento cuando llegaran al nuevo hogar. Lake se ruborizó ante ello, para la cena, la Regina se sentó entre el Rey y su compañero, Lake se apresuró al príncipe, Cornelia agradeció los manjares y daba a su hijo. El Consejo alrededor de ellos y el pueblo degustando debajo de la roca. Pareciera un solsticio, porque, al terminar, tocaron un par de instrumentos para amenizar la noche el tiempo que el Rey dispusiera para la diversión. Ojos Azules y Lake recorrieron a todos para que dejaran un espacio para bailar. Rocket y Ady bailaban a ritmo y la joven pareja intentaba seguirlos, Cornelia llevaba al bebé y César reía junto a Maurice. Luca pidió una pieza con la Regina. El resto de su gente acompañaban al Consejo. César se unió ya hacia el final de la velada y bailó junto a su madre. Las risas no se hicieron esperar, ya que Adeline no se imaginaba teniendo ese tipo de interacciones con ellos, era muy raro que hicieran eso. Al terminar, todos vitorearon emocionados.

—Deben ir a descansar, los gorilas les dirán en qué grupo van y recuerden cuidarse unos a otros...

—Nos vamos al alba— habló la Regina de la mano de su hijo.

—No lo olviden: simios juntos fuertes.


Uno o dos capítulos más y retomamos la película

Espero que les guste, estamos en la calma antes de la tormenta

Gracias por leer, comentar, votar y disfrutar 🥰

Réquiem [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora