IMMORTAL¹ | ʜʏᴜɴʟɪx

† (6) ʀ ᴇ ᴀ ʟ ɪ ᴅ ᴀ ᴅ †

Cautivante.

Esa era la palabra perfecta para que Félix pudiese describir a aquel hombre. Pero el problema radicaba en que no era un simple mortal millonario en ese mundo, no, él parecía ser algo más, algo mucho más oscuro y realmente tenebroso.

Él parecía ocultar un secreto, un misterio que Félix había podido ver, algo que lo perseguiría por siempre, por toda la eternidad.

Hwang Hyunjin representaba un peligro, negarse a la realidad no lo haría escapar de él.

—Félix ¿Estas bien? —preguntó Irene al notarlo tan afectado.

—Pareces un papel, creo que deberíamos llevarte a la enfermería —propuso Jackson. Quien estaba también algo impresionado por lo que habían visto, pero al menos lo había sabido ocultar mejor.

—Yo... —Félix trató de reaccionar —Estoy bien. Pero me siento algo cansado, será mejor que me vaya a casa.

Con un par de tropiezos torpes, Félix tomó su mochila y se levantó de la mesa. No se despidió, fue algo grosero con esa actitud, pero la verdad era que estaba muy perdido con todo ese asunto. En muy poco tiempo había recibido demasiadas impresiones, su pequeño ser no podía aguantar tanto.

Durante unos minutos sᴏlo caminó sin rumbo fijo y apresuradamente a donde fuese, buscaba la salida, pero en ese momento se le olvido por completo. Los estudiantes que pasaban a su lado se veían muy lejanos. Era una sensación extraña, él no sabia exactamente porque era su miedo, pero sentía como si se esparciera en su cuerpo al igual que un veneno mortal.

Félix logró salir de la Universidad sin reparar mucho en nadie, sabia que lo único que debía hacer bien era llegar a su casa. Aunque ahí tampoco le pareció seguro.

En su apuro por salir a la calle y llegar a la parada de autobuses, no se dio cuenta que había alguien más en la mitad del camino, una persona que claramente no pretendía moverse por su paso.

Así que él chocó con esa persona y lo sintió como si hubiera llegado con demasiada fuerza contra una dura roca.

—Lo siento, no me fije... —sus disculpas se vieron totalmente apagadas cuando se encontró con unos ojos oscuros y penetrantes observandolo.

La expresión de dolor que seguramente mostró Félix, no fue posible de describir, de alguna manera, ver a aquel chico frente a él fue como un choque de realidad, como si todo el sufrimiento del mundo se hubiera visto reflejado en sus ojos. Y eso fue aún más impactante. Tanto, que estuvo a punto de caer al suelo, pero por suerte lo lograron sostener.

—Félix por favor. ¡Estas loco! —lo regañó Jackson, quien había llegado corriendo.

Pero Félix no podía dejar de ver a ese chico que tenía enfrente, solo que él, una vez vio a Jackson, solamente se alejó de ellos sin decir absolutamente nada.

—¿Quien era ese? —preguntó Félix ignorando por completo la cara de preocupación de Jackson.

Su amigo se quedó observando como el otro chico cruzó la calle y desapareció entre las personas que andaban por ahí.

—Ah. Ese era Niki. Es un tipo raro, siempre anda solo por ahí, y parece que es alergico a las personas y a las sonrisas.

—¿Niki? —repitió Félix mientras veía el camino por donde él se había ido, perdiendo totalmente el hilo de la verdadera situación.

—Si Félix, Niki, creo que su nombre es Nicolás, pero todo el mundo le dice así. La verdad no sé y no me importa. Igual hay que llevarte a casa —dijo Jackson sosteniendolo por los hombros.