† (3) ᴍ ɪ s ᴛ ᴇ ʀ ɪ ᴏ †

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El clima de la ciudad era perfecto para las búsquedas.

Las lluvias no cesaban durante esa época de año, complicando absolutamente todo, incluso el ir a una biblioteca una tarde cualquiera.

Félix y Jackson llegaron a su punto de partida hasta con la conciencia empapada por el agua, pero eso no los iba a detener. Si en algo ellos dos se asemejaban, era en lo curiosos que eran por cosas tan triviales cómo lo que podría haber sido un filtro fotográfico en una imagen tomada a la ligera.

El sonido de sus pasos resonaba en los largos pasillos de la biblioteca, rompiendo el silencio. Además del eco que producían las gotas de lluvia chocandose con el techo, no había más ruido. Eso era ciertamente perturbador.

Los dos amigos habían decidido ir ahí, porque
aunque en el campus de universidad habían varias bibliotecas para estudiar el supuesto misterio, ninguna era esa en particular. Ya que la biblioteca central de Londres, era la más antigua, con estanterías que parecían llevar décadas en el mismo lugar y libros cuyo olor a papel viejo impregnaba el aire.

Un aire arcaico que para muchos en ese lugar, podría ser perfectamente el que podía haber desprendido la mítica biblioteca de Alejandría.

Además, ahí habían ocurrido los hechos.

Jackson caminaba unos pasos por delante, con su mochila un poco mojada colgada de un hombro y un gesto decidido en el rostro. Félix por su parte, seguía con una mezcla de ansiedad y curiosidad. Aunque la imagen del hombre extraño lo inquietaba, había algo en esa fotografía que lo hacia ver como un encuentro fascinante con verdades más oscuras.

—¿Seguro que fue aquí? —preguntó Jackson, deteniéndose frente a una estantería.

—Sí —afirmó Félix, mirando alrededor—. Era exactamente en esta sección. Estaba buscando un ángulo interesante para las fotos cuando lo vi parado justo aquí, entre estos estantes.

Jackson se giró lentamente, observando con detenimiento el lugar mientras se sacudía un poco el agua. Las estanterías estaban llenas de libros que parecían no haber sido tocados en años. Algunas de las etiquetas en los lomos estaban descoloridas, y el polvo en las repisas sugería que pocos estudiantes se aventuraban por esa parte de la biblioteca.

—¿Dices que estaba como... distorsionado? —preguntó Jackson mientras se agachaba para inspeccionar el suelo—. ¿Y luego desapareció?

Félix asintió. Recordó claramente cómo el hombre había estado ahí un segundo, con sus ojos inexpresivos clavados en él, y al siguiente, simplemente se había desvanecido, como si nunca hubiera existido.

—Sí, fue extraño. Me sentí observado, y cuando lo miré más de cerca, era como si no perteneciera aquí... como si no fuera real. Es difícil de explicar.

—Bueno, al menos sabemos que no fue tu cámara —respondió Jackson, dándole una palmada en la espalda—. Si lo viste antes de tomar la foto, entonces algo raro está pasando. Pero todavía no entiendo qué podría ser. Me suena a algo irreal.

Ambos se quedaron en silencio un momento, observando cada centímetro del lugar. El aire en esa parte de la biblioteca se sentía más denso, casi pesado, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado.

Félix había escuchado rumores sobre esa sección. Algunos decían que estaba encantada, que en las noches los libros a veces caían solos de las estanterías, pero nunca les había prestado atención. Hasta ese momento. Ya que todo normalmente parecía ser una leyenda urbana por la antigüedad del edificio.

IMMORTAL¹ | ʜʏᴜɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora