Londres.
22:00 horasDesconocido
La agonía humana era su plato favorito. Ver a los ojos a las personas en sus últimos segundos antes de morir, mientras suplicaban por sus vidas, para él era un entretenimiento.
El crepitar del fuego llenaba la habitación con una calidez que apenas rozaba su piel, como si incluso el calor fuera consciente de su inferioridad frente a él. Se encontraba sentado en una silla de cuero oscuro, con una copa de vino tinto en la mano. El líquido carmesí se mecía en el cristal, simulando la suavidad con la que la vida se escurría de aquellos que tenian la desgracia de cruzarse en su camino.
Observaba como las llamas danzaban, tan impredecibles y fugaces, como los humanos a quienes despreciaba, pero a la vez le eran tan entrenidos.
Bebió un sorbo, lento, pausado, permitiendo que el vino deslizara por su garganta con una refinada deliberación. ¿Cómo podían aquellos seres inferiores valorar tanto algo tan patético como la vida? Era una comedia grotesca, verlos suplicar por segundos, por minutos más, como si esos fragmentos insignificantes de tiempo tuvieran algún valor real.
Nada era más satisfactorio que observar cómo se quebraban, cómo sus ojos se llenaban de un terror que casi podía saborear más que la propia sangre que les arrebataba con tanto gusto.
Sonrió, un gesto apenas perceptible mientras inclinaba la cabeza ligeramente hacia el fuego. "Tantas generaciones", pensó, "tantos siglos, y todavía no aprenden. Se aferran con una ridiculez admirable a su mísera existencia, a ese efímero aliento que no les pertenece".
Para él, la muerte no era más que un entretenimiento, algo que podía brindar o negar según sus deseos. Ver a los humanos morir no era simplemente un placer, era un recordatorio constante de su incuestionable superioridad, de la simple diferencia entre lo que él era y lo que ellos jamás podrían ser.
El sonido de una puerta abriéndose de golpe interrumpió su tranquila meditación sobre la vida. Pero él no se inmutó un poco siquiera. Sabía quién era y porque llegaba de esa forma. Por eso no se molestó en apartar la mirada del fuego. ¿Qué importancia tenía lo que pudiera decirle esa figura que acababa de entrar? Era totalmente irrelevante.
—Has sido un estúpido —se oyó la voz, cargada de furia contenida —. Tus tonterías nos están exponiendo. Sabes las consecuencias que eso podría traer.
Él se giró levemente con la copa entre sus dedos, disfrutando del peso y el movimiento del vino. Solo entonces desvió los ojos hacia su acompañante, pero no para ofrecerle la atención que este esperaba, sino para observarlo con una especie de lástima, como si estuviera dirigiéndose a un niño insensato.
—¿Consecuencias? —inquirió con una voz grave—. Las únicas consecuencias aquí son para aquellos pobres diablos a los que les permito vivir lo suficiente como para que sientan la desesperación de su inminente final. ¿Acaso no lo comprendes aún? Nosotros no vivimos bajo las reglas de los mortales. Ellos existen para nuestro servicio, para nuestras necesidades. Son un rebaño, y nosotros... Más bien yo, soy el pastor que decide cuándo llega el sacrificio.
La figura que lo observaba apretó los puños, la frustración era evidente en cada línea de su cuerpo.
—No eres un dios. No puedes simplemente...
—¿No puedo? —su tono se volvió agudo, casi divertido, pero peligrosamente cercano a la burla—. ¿Quién va a detenerme? ¿Tú? ¿Ellos? —agitó la mano con desprecio—. ¿Cuando vas a entender que los humanos no son más que polvo bajo nuestros pies?. Una distracción pasajera.
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IMMORTAL¹ | ʜʏᴜɴʟɪx
مصاص دماء¿ᴇsᴛᴀs ʟɪsᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴄᴇᴅᴇʀ ᴀɴᴛᴇ ʟᴀ ᴛᴇɴᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ ᴇᴛᴇʀɴᴀ? . . . . ♰ Fanfic ♰ Misterio, fantasía, vampiros 🩸 ♰ Desarrollo lento